India y Nepal (1)


- Fecha: Del Martes 28 de Julio al Jueves 20 de Agosto de 2009 (24 DIAS)
- Paises: Inglaterra, India y Nepal.
- Ciudades Visitadas: Londres, Calcuta, Darjeeling, Kakarvitta, Katmandú, Pokhara, Sonauli, Varanassi, Agra, New Delhi, Bombay y Goa
- Medio de Transporte: Tren, Autobús, Barca, Taxi, Rickshaw, Coche, Moto y Avión.
- Acompañantes: Alberto, Jose, Ikeya y Licu.
- Sonaba en la radio: When love takes overI gotta feeling & Magnificient
- Presupuesto aproximado: 1400€


El Itinerario

Mapa de la Ruta

En el largo camino en coche entre Ceuta y Galicia, Josete y yo hablamos de muchas cosas, entre ellas, de planes a largo plazo. Una idea que tenia en mente de cara a uno o dos años era viajar a la India a realizar un documental, y me preguntó si quería apuntarme al proyecto. Por aquella epoca, me parecía totalmente impensable plantarme en ese pais asiatico, al que nunca le habia prestado mayor atencion, a pesar de que mis vecinos puerta con puerta de toda la vida son indús, por lo que le dije que no lo veia muy claro.

No obstante, a lo largo de ese curso 2008/2009, Jose continuo trabajando y reuniendo dinero para conseguir la cantidad suficiente para acabar realizando el proyecto. A la altura de Enero, había conseguido que le aceptaran en una ONG de Calcuta para grabar la labor de los medicos voluntarios en un hospital de la macro ciudad, por lo que se lanzó, junto con Alberto e Ikeya a comprar los billetes y a ponerse las vacunas dentro de las fechas establecidas.

Los Viajeros
Viendo todo el panorama, a la altura de Mayo me acabé picando, y a pesar de que tenia ya planes para Julio, decidí apuntarme al viaje que tenía pensado hacer el grupo durante el mes de Agosto a través del subcontinente Indio. Angélica, amiga en común, tambien quería apuntarse a ese tour, así que decidimos comprar los billetes para plantarnos alli a principios de Agosto. Tras una pelea importante con mis padres, a los que no les sentó muy bien la noticia, por 500€ tenía en mi mano los billetes de Londres a Calcuta, y tenía el tiempo contado para ponerme las vacunas que me diera tiempo.

DIA 1

Después de amanecer con las consecuencias de la botella de absenta de la noche anterior, fuimos a tomar unas tapas por el realejo, ya que el vuelo a Londres no salía hasta las 7 de la tarde. Jose Miguel se ofreció a llevarme al aeropuerto, y a eso de las 5 de la tarde, estábamos recogiendo a Licu de lo jardines del triunfo, y poco antes de las 6 estábamos facturando en el aeropuerto de Granada.

Aeropuerto de Granada


El viaje transcurrió sin mayor incidencia, y tras recoger nuestras maletas y coger el bus de Standsted a Victoria, estábamos en el centro de Londres poco antes de las 12 de la noche. Nuestro vuelo a la India no salía hasta casi la noche del día siguiente, por lo que teníamos reservado un hostal en Russel Square, concretamente el Smart Russel Square, lo más parecido a un bunker en lo que he dormido en mi vida. Aun así, como era para una sola noche, tampono le echamos mas cuentas de lo debido, bajamos al sótano y dormimos en la habitación de 24 personas con literas triples que teníamos ya pagada. 

DIA 2

Tras dejar nuestras mochilas en consigna del hostal, nos lanzamos a explorar Londres. Licu no la conocía y decidimos echar el día de turismo. Comenzamos por Piccadilly Circus, paseando desde Russell Square. 

Piccadilly Circus
Continuamos con el clásico Buckingham Palace, para dar un paseo por St James Park.

St. James Park
Y de ahí desembocamos en el Big Ben y el Parlamento. El resto de la tarde lo pasamos tranquilamente tirados en Greenwich relajandonos antes del vuelo nocturno que nos esperaba.

Relaxing in Greenwich
Finalmente, a las 6 fuimos a por las maletas al hostal, y desde Russel Square cogimos la Piccadilly Line hasta la terminal de Heathrow desde el que salía nuestro vuelo dirección Calcuta a las 21:30 de la noche. Facturamos sin mayor problema y a las 20:30 estábamos embarcando.

Lo que más recuerdo del vuelo de Air India es el olor a especias que había en todo el avión, donde nos dieron de comer un par de veces.

Cena de Air India
También recuerdo que a pesar de ser un vuelo de 8 horas y media hasta Delhi, donde teníamos la primera escala, se me hizo bastante corto, pues a pesar de que no suelo quedarme dormido en los aviones, en este conseguí conciliar el sueño en un par de ocasiones.

DIA 3

Vuelo Delhi - Calcuta
Sin apenas darme cuenta, estábamos en Delhi, lugar donde debíamos hacer la primera escala. A pesar de estar un par de horas en el aeropuerto, no nos dio tiempo a sacar muchas impresiones del sitio en el que estábamos, porque una terminal no es un lugar muy indicativo del país en el que te encuentras. No obstante, si comentamos el aire a cutrecillo que tenía la sala de espera, y sobre todo, el olor, ese olor a especias que se te pega en la ropa y en la piel y que, como después descubriríamos, es tan característico de la India.

En poco tiempo estábamos de vuelta en otro avión de Air India, en este caso mas pequeño, ya que el vuelo era nacional, aunque cubriendo una distancia nada desdeñable, ya que seguía siendo un vuelo de más de tres horas.

Finalmente, tras volver al comer (un detalle de las aerolíneas asiáticas que las europeas deberían aplicarse) a eso de las 17:00 de la tarde hora local estábamos desembarcando en Calcuta, y ahora si, note esa sensación de humedad en el ambiente de la que tanto había oido hablar desde hacía meses. Era lo más parecido a estar bajo uno de esos difusores de agua que ponen en la terrazas de verano para refrescar el ambiente, pero con agua caliente y de manera ininterrumpida.

Desembarcando en Calcuta
La entrada en la terminal (si se puede llamar así) fue de lo más chocante, cientos de personas se agolpaban frente al mostrador, y sin ningún tipo de miramiento, sin distinguir entre hombre o mujer, se dedicaban a empujarse para poder pasar el control cuanto antes mejor. Cuando me vi envuelto en semejante follón, lo único que pude hacer fue unirme y arrimarme lo más posible al mostrador, donde me pusieron un termómetro para controlar que no tuviera gripe avial, que estaba en auge en esa época.

Tras pasar el control y sellar el pasaporte sin mayor problema, pasamos al otro lado, donde nos esperaban Alberto (que en el mes que llevaba allí había perdido varios kilos) e Ikeya, al que reconocí al momento por las fotos.

Aeropuerto de Calcuta
El ambiente caótico cotinuaba al otro lado de la terminal, con una mezcla de gente peleando por llevarse unas rupias por localizarte un transporte, cientos de taxis pitando, y por supuesto, el ambiente húmedo. Por suerte, los que nos recibían ya se las sabían todas, y tenían un taxi esperando en la puerta para transportarnos hasta el albergue de la ONG donde se alojaban.

Indian Taxi - Calcuta
El taxi era el típico coche de los años 50, con una bombona en el maletero, un espejo en el techo y por supuesto ninguna medida de seguridad, Ikeya se sentó delante, y junto con Alberto, nos iba explicando como les había ido durante su estancia en Calcuta. No parecían reparar en la manera de conducir del taxista, que no cumplía ninguna norma básica de circulación, y que a la vez, no paraba de tocar el claxon en ningún momento.

Tras casi una hora de viaje en la que nos anocheció, casi todo el tiempo entre chabolas y en muchas ocasiones, con gente tirada en las medianas y en las aceras, llegamos al barrio donde se habían alojado, ya que ese día debían abandonar el albergue. Allí nos esperaba Jose, que había estado haciendo las últimas entrevistas para su video.

Reencuentro en Calcuta
Luego nos dimos una vuelta por el barrio buscando algo para cenar. Siguiendo las instrucciones de los expertos, pillamos unos noodles con huevo que vendían en un puesto de la zona, y que costaban 20 rupias, (unos 0,25€) y que nos dejaron llenos. Más tarde nos acercamos al albergue, donde Alberto, Jose e Ikeya estaban terminando de hacer el equipaje.

Gold Club Road - Calcuta
Mientras esperábamos, nos dimos cuenta de la cantidad de cuervos que rondaban la zona, y la facilidad que tenían para convivir con los humanos, se ve que eran como las palomas de cualquier ciudad occidental, solo que bastante más tétricos.

Una hora después, estábamos listos para irnos, estos se estaban despidiendo de los compañeros con los que habían convivido durante su estancia, y se hicieron varias fotos para el recuerdo.

Despedida - Calcuta
Ahora tocaba buscar alojamiento para esa noche, pues eran más de las 9 y aun estábamos en la calle. Después de plantear varias opciones, llegámos a la conclusión de que lo mejor era descansar bien una noche, ya que Licu y yo teníamos el jet lag encima, y ellos no habían estado durmiendo muy bien los últimos días, por lo que pensamos en hacer una inversion. Por eso pusimos rumbo a Park St, la zona más pija de la ciudad.

Una vez nos bajamos de los taxis, nos dimos cuenta de que estábamos en una pequeña isla dentro de la ciudad de Calcuta, nada que ver con todo lo que se movía en kilometros a la redonda. Siguiendo a Jose, nos metimos en The Park Hotel, el que tenía pinta de más lujoso de toda la zona.

The Park Hotel Reception - Calcuta
Improvisando un poco, y con un par de guitarras en lo alto y una cámara en mano, se acercó a recepción y preguntó precios de habitaciones, que por supuesto, se escapaban de nuestro presupuesto por mucho. No obstante, la chica preguntó que de donde veníamos, y Jose le comentó que estábamos rodando un videoclip con un grupo estadounidense, pero que habíamos tenido un problema con las transferencias bancarias, y que estábamos prácticamente en la calle hasta que los productores dieran señales de vida.

En ese momento la chica preguntó que hasta cuanto podíamos pagar, ya que solo las suites estaban libres y eran muy caras. Tras negociar un rato, bajamos el precio de 550€ a 250€ por dos suites, precio que obviamente se nos iba de las manos (50€ por noche en la India es una aberración) pero que tras recapacitar un rato, decidimos aceptar de cara a lo que nos esperaba el resto del mes.

Suite @ The Park - Calcuta
Tras un rato de charla y una ducha caliente, acabamos cayendo rendidos, pensando en partir al día siguiente hacia el norte, dirección Darjeeling.

DIA 4

A las 9 nos despiertan para el desayuno, en la misma planta de nuestra habitación. Tras tomar el sweet lassi y un poco de naam, volvemos a la cama un rato más. Dejamos el hotel a eso de las 12 y nos echamos a la calle. 

Calcuta
Esa misma tarde queremos partir hacia el norte, la idea es llegar a Darjeeling. Para ello buscamos una agencia a la que dejamos encargados los billetes para el tren nocturno, que sale a las 22:00. Volveremos para recogerlos a las 19:30. Para almorzar nos acercamos al McDonalds de Park St, para escapar un poco del calor. Allí Alberto le regala una guitarra a un chico que estaba comiendo con los padres, ya llevamos una y conviene aligerar peso, pues Jose lleva una cámara de video y va cargado de cintas del reportaje que ha grabado.

Negociando los billetes de tren - Calcuta
Tras comer, hacemos el primer mocho para pagar taxis, hoteles, comidas etc, y discutimos cual puede ser el siguiente paso a Darjeeling, como venia diciendo el organizador, el plan es que no hay plan, vamos haciendolo sobre la marcha, solo tenemos un billete de vuelta a Londres desde Calcuta el día 18 de Agosto por la noche. Sopesando varias posibilidades, y viendo que aparentemente esta cerca, que no hace falta visado previo, y que nuestro visado a la India es de múltiples entradas, decidimos hacer una incursión en Nepal. 

El resto de la tarde lo pasamos haciendo un poco de turismo. Calcuta no es una ciudad especialmente atractiva, pero hay un par de monumentos que merece la pena ver. Uno de ellos es el Victoria Memorial.

Victoria Memorial - Calcuta
Es una zona de la ciudad que contrasta con el caos que reina alrededor, no es porque el edificio o los jardines sean especialmente bonitos, más bien porque como se dice, en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. No obstante es agradable echar la tarde tirados en el césped en un ambiente tan relajado.

Victoria Gardens - Calcuta
Cuando empieza a atardecer, Jose y yo nos acercamos a recoger los billetes, mientras el resto del grupo espera con el equipaje en una cafetería cercana. 

Ticket to Darjeeling
Cenamos algo y cogemos uno de los taxis suicidas que nos llevan a través de la ciudad a la estación de tren desde la que saldremos al norte. La ciudad se transforma de noche, pitos sonando de manera desquiciante, de nuevo gente tirada en las medianas y en las aceras poco o nada iluminadas, todo bastante angustioso. 

Noche en Calcuta
Por suerte el taxista se da arte y llegamos a media hora de que salga el tren, por lo que le damos 50 rupias de propina. Nos adentramos en los andenes y por alguna razón, nuestro tren no aparece, por lo que nos empezamos a agobiar un poco... y no sin motivo. Tras preguntar en una taquilla nos anuncian que nos hemos equivocado de estación, y la nuestra se encuentra a media hora de allí. Sin duda hemos pagado la novatada. 

Sin embargo no nos rendimos, buscamos un taxi y le explicamos la situación, le decimos que le daremos una buena propina si nos consigue llegar a tiempo y tenemos uno de esos trayectos que no se olvidan con facilidad.

Camino a la estación... por segunda vez.
De puro milagro llegamos a la estación correspondiente, y cuando por fin conseguimos localizar nuestro tren, nos damos cuenta de que esta empezando a andar, así que al mas puro estilo peliculero, corremos y nos empezamos a subir cada uno por una puerta antes de que coja velocidad.

Sentados en nuestro vagón, no nos creemos que hayamos sido capaces de llegar a tiempo, estamos un rato charlando y empezamos a investigar como funciona eso del vagón cama. A pesar de que es un vagón de segunda clase, es de lo más rudimentario, no tendremos sabanas ni nada parecido pero por lo menos los ventiladores darán un poco de tregua al calor. Otro dato, no hay cristales en las ventanas, solo rejas, si llueve veremos a ver que pasa. 

Por fin a bordo - Calcuta
En poco tiempo, los viajeros comienzan a apagar las luces, y nosotros hacemos lo propio, vamos a ver que tal se da la primera noche de viaje, ya que el trayecto va a durar poco más de 10 horas.

Noche en el tren - Calcuta - Darjeeling

DIA 5

La primera experiencia durmiendo en un tren indio fue bastante contundente. Por mucho que se quiera amortiguar el ruido con tapones, no valen para absolutamente nada. El hecho de que no haya cristales implica que cada vez que nos cruzabamos con un tren pareciera que el vagón se iba a derrumbar, por lo que conciliar el sueño es una misión prácticamente imposible. 

Apeadero - Darjeeling
Finalmente llegamos (o creímos llegar) a Darjeeling a las 8 de la mañana. Al bajar del tren, nos encontramos prácticamente con un apeadero, sin nada más a la vista que unas cuantas niñas pidiendo limosna. 

Tren a Darjeeling
A pesar de que el tren iba casi hasta los topes, todo el mundo desapareció en cuestión de minutos. Empezamos a preguntar a la poca gente que quedaba por la zona, y efectivamente, como suponíamos, eso no era Darjeeling, sino la última parada del tren. Desde allí debíamos coger un Jeep que nos llevaría tras tres horas más de trayecto tortuoso hasta la ciudad que se encuentra en lo alto de la montaña.

Negociando el Jeep
A las 12 de la mañana llegamos por fin a nuestro destino, que se encuentra a más de 2000 metros de altura, y desde donde se supone que se ve el Himalaya. Por desgracia, esta todo muy nublado, y a pesar de que las vistas son impresionantes, nos estamos perdiendo un gran espectáculo.
Darjeeling

La ciudad es una maravilla, absolutamente nada que ver con el caos del que venimos. Echamos el día paseando por las tranquilas calles, visitando un mercadillo que nos encontramos al paso. Nuestro hostal se encuentra en lo alto y es bastante acogedor y limpio, nada que ver con lo que había imaginado. 

Chillin' out in Darjeeling
Comemos en un restaurante de la zona, prácticamente el único que quedaba abierto, aunque la comida es bastante insípida, las condiciones higiénicas son aceptables.

Darjeeling
Tras echar un rato más explorando volvemos al hostal. Allí comentamos con los dueños la posibilidad de ir a Nepal desde allí, y nos facilitan un contacto que nos llevará al día siguiente hasta el puesto fronterizo en transporte privado.

Noche en Darjeeling
Cuando nos venimos a dar cuenta, ya ha anochecido, y apenas queda nadie por la calle, por lo que decidimos quedarnos en el hostal, que cuenta con bastantes zonas comunes e internet. Aprovechamos para contactar con los familiares, y de paso, comprar los billetes de Ryanair de Londres a Malaga para la vuelta, pues aun no los teníamos y no sabíamos las posibilidades que íbamos a tener de encontrar internet más adelante.

Cenamos en el mismo hostal, y antes de las 11 nos da el bajón de no haber descansado bien durante la noche anterior, por lo que nos retiramos a dormir.

DIA 6

Antes de las 8 estamos en pie. Desayunamos en el mismo hostal, y tras hacernos una foto de despedida con los dueños, nos espera en la puerta uno de esos Tata gigantes para llevarnos hasta el puesto fronterizo de Kakarvitta, al este de Nepal.

Hotel Staff
Volvemos a deshacer las 3 horas del día anterior, pero antes de llegar a la estación, nos desviamos y emprendemos otra subida de 1 hora hasta la frontera.

Camino a Kakarvitta
Los paisajes son de película, y a pesar de que se hace un poco repetitivo, no dejan de sorprender después de cada curva.

Camino a Kakarvitta
Finalmente llegamos a la primera parada en el camino. Los pueblos fronterizos están cortados por el mismo molde en todo el mundo, y Kakarvitta no iba a ser una excepción, con sus puestos de verdura, sus tiendas de cambio de divisa y como no, los buscavidas intentando sacarle a los turistas lo que puedan, a cambio de facilitar el visado, agilizar tramites etc...

Kakarvitta
Tras preguntar un par de veces, damos con la oficina donde conseguir el visado turístico. En teoría son unos 25€, pero como nos atienden por separado, resulta que anuos les han cobrado 20€, a otros 25€ e incluso 30€ por un visado de 15 días. El caso es que no vamos a estar mas de 7, por lo que nos acaba dando un poco igual. 

Kakarvitta Jam Sessions
Comemos en un restaurante regentado por rockeros nepalies y conseguimos los billetes del autobús que sale a las 7 de la tarde. No hay estación, solo un descampado con varios autobuses aparcados. Antes de que nos demos cuenta, arranca y estamos en camino.

Bus a Karmandú
Anochece muy pronto y a eso de las 9 paramos en mitad de ninguna parte en un restaurante donde nos dan de comer en plan bufete. No es que sea muy higiénico, pero con el hambre que hay, nos da un poco igual, y la comida no esta nada mala. Compramos varias bolsas de patatas para el camino. Pero resulta que son todas muy picantes y no hay quien se las coma. 
El autobus va realmente lento y no hay manera de saber por donde vamos. De vez en cuando parece que se mete en zanjas, pegando botes que hacen que casi te estrelles contra el techo. Me acabo poniendo los cascos e intento dormir algo, en algún momento me quedo dormido con la cabeza colgando hacia delante.

DIA 7


- ¿Que hago? ¿Lo despierto?
- Si
- Pero se va a mosquear
- No, tu despiertalo, que va a flipar.

Y escuchando eso en mitad de un sueño noto como me zarandean, abro los ojos y de repente ya es de día, aunque solo son las 5:30 de la mañana. Es Ikeya el que me está despertando para que vea lo que se ve a la izquierda. El autobús avanza por un desfiladero, una carretera por la que apenas caben dos coches. Al fondo un rio, bastante niebla... y lo que parece sacado de un reportaje del Amazonas.

Entre Kakarvitta y Katmandú
Las montañas se pierden entre la niebla, y la carretera parece no tener fin. Muy de vez en cuando nos cruzamos con otro vehículo, y nos empezamos a preguntar cuantas veces hemos estado a tan cerca del barranco a lo largo de la noche. Son las 6 y poco, y parece que ya nos vamos acercando al destino por lo que decido escuchar música un rato.

 Carretera a Katmandú
A eso de las 7 paramos a desayunar algo, nos tomamos un par de vasos de te, que sientan de maravilla.

Un lugar para desayunar
En poco tiempo nos ponemos en marcha de nuevo. Psicológicamente, parece que ya estamos llegando, pero cuando nos venimos a dar cuenta, llevamos viendo el mismo paisaje cerca de 6 horas (es normal quedarse traspuesto), son mas de las 12 de la mañana y la cuesta no cesa. 
Autobús Nepalí
Algunos lugareños nos comentan que demos gracias a que el autobús no se ha roto, como suele pasar. En ese caso hay que esperar que baje un camion a que lo remolque y la cosa se puede alargar varias horas más. Por fin, justo antes de la 1, comenzamos a ver los primeros signos de civilización, aparecen los primeros barrios de las afueras de Katmandú. Preguntándole a uno de los acompañantes del conductor que van a bordo, nos enteramos de que esa es la primera parada, ya que continua hasta la frontera con Irán.

Afueras de Katmandú
Bajamos por fin del bus, el viaje ha durado 19 horas, solo para hacer 500km. Comenzamos a buscar algún sitio donde alojarnos, y decidimos preguntar en un hotel que parece bastante más lujoso que el resto. En el Hotel Grand Prince nos ofrecen 2 habitaciones triples por 5€ cada uno, con desayuno incluido, esto es incluso más barato que la India.

Tras descansar un rato, cogemos las cosas y nos vamos en taxi al centro de Katmandú. Para mi sorpresa es una ciudad muy contaminada, las uñas se ponen negras al momento. El clima no esta mal, y está bastante enfocado al turista, aunque también nos ofrecen drogas y prostitutas, solo por ser occidentales.

Katmandú Centro
Todo es muy barato, y Jose decide comprar una Lonely Planet de Nepal, para ver que podemos hacer en el poco tiempo que tenemos en el país. 

Swayambhunath - Katmandú
Después de una primera impresión no tan buena, descubrimos una ciudad bastante colorida, y pasamos el resto de la tarde paseando por las distintas plazas. 

Katmandú
Los templos son impresionantes, y la gente resulta ser bastante amable. A lo que no acabo de acostumbrarme es a que anochezca tan pronto.

Plaza Basantapur Durba - Katmandú
Subimos a lo alto de una escalinata, desde donde se conseguían unas vistas de la zona centro impresionantes.
Hanuman Doka - Katmandú
Por desgracia, no toda la ciudad estaba iluminada por igual, y tras dar un par de paseos por calles de alrededor y descubrir que estaban bastante oscuras, optamos por volver a una calle con tráfico para coger un taxi de vuelta a casa. 
Aquí fuimos a parar con un taxista más enterado de la cuenta, que nos intentó estafar. Simuló que se perdía y no encontraba el hotel, para pedirnos más dinero para llevarnos a donde queríamos ir realmente. El caso es que tras discutir un rato, el tío se quitó de en medio, dejándonos en mitad de la nada. 

Como estábamos tan desorientados, tras un rato, optamos por pedir permiso para llamar al hotel desde una tienda que seguía abierta para pedir indicaciones. Increiblemente, en menos de 5 minutos, uno de los botones del hotel vino corriendo a por nosotros y nos llevó de vuelta al hotel. 

Una vez allí, nos tomamos unos noodles que habíamos comprado y cenamos en el hotel. Allí decidimos que al día siguiente iríamos a Pokhara, un famoso destino turístico nepalí que no estaba muy lejos y pillaba de camino a nuestro siguiente destino en India.

En breve, estábamos durmiendo, pues había sido un día bastante intenso y la noche anterior apenas habíamos pegado ojo.


Continua en India y Nepal (2)

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