Del Caribe a Los Andes: Colombia y Perú (Parte 2)

Viene de Del Caribe a Los Andes: Colombia y Perú (Parte 1)

- Fecha: Del Martes 31 de Julio al Viernes 31 de Agosto de 2018 (32 DIAS)
- Paises: Colombia y Perú.
- Ciudades Visitadas: Medellín, Peñol, Guatapé, Santa Fe, Jardín, Jericó, Pereira, Salento, Cartagena, Islas Rosario, Taganga, Santa Marta, Bogotá, Zipaquira, Lima, Cuzca, Oyantaitambo, Aguas Calientes, Puno, Islas Uros, Arequipa, Maca, Chivay, Nazca, Ica, Paracas.
- Medio de Transporte: Avión, Autobús, Metro, Tren, Telecabina, Barca y Coche (Daewoo Matiz)
Acompañantes: Antonio, Francis, y Antonio.
- Sonaba en la radio: No es justoVaina Loca & Te boté.
- Presupuesto aproximado: 2500€

Mapa de la ruta

DIA 9

One Day Hostel no estaba mal, pero nos había tocado un dormitorio en el que apenas cabíamos los cuatro.

Desayuno One Day Hostel - Cartagena
Eso si, los desayunos estaban a la altura de los otros hoteles por los que habíamos pasado. Nos echamos a la calle temprano.


Getsemaní - Cartagena
El día había amanecido completamente despejado, por lo que nos quedaba una jornada bajo un sol de justicia.

Getsemaní - Cartagena
Nos dirigíamos de nuevo a la Ciudad Amurallada, donde nos habíamos apuntado a un tour guiado por internet.

Free Tour - Cartagena
Nos reunimos en el Baluarte de San Francisco Javier, en la parte situada más al oeste del centro amurallado.

Plaza San Pedro Claver - Cartagena
De ahí fuimos a la plaza contigua, dedicada a Pedro Claver, que fue convertido en santo por su labor con los esclavos provenientes de Africa.

San Pedro Claver - Cartagena
Desde allí nos fueron llevando por distintos puntos del casco histórico, que están considerado Patrimonio Histórico por la UNESCO.

Centro Amurallado - Cartagena
Durante la dominación española, Cartagena tuvo una función crucial como centro comercial y puerto de embarque de los tesoros de la Corona.

Catedral de Santa Catalina de Alejandría - Cartagena
Otro de los puntos a visitar es la Catedral de Santa Catalina de Alejandría, situada en la Plaza de la Proclamación.

Catedral de Santa Catalina de Alejandría - Cartagena
En la cercana Plaza de Santo Domingo, el visitante debe acercarse hasta la Estatua de Gertrudis, a la que hay que tocarle los senos para asegurar largas relaciones amorosas.

Gertrudis - Cartagena
Es una donación de Botero, como no podía ser de otra forma, y se encuentra allí tan solo desde el año 2000.

Calle de Don Sancho - Cartagena
Continuamos el tour bajando por la céntrica Calle de Don Sancho hasta que dimos con el Teatro Heredia, oficialmente Teatro Adolfo Mejía, de estilo caribeño-italiano.

Teatro Adolfo Mejía - Cartagena
Nuestro Tour había llegado a su fin, y nos metieron en La Presentación, una casa museo que alberga el busto de Gabriel García Marquez, para despedirnos.

La Presentación - Cartagena
Le dimos a Jayro, nuestro guía, su pago y cuando salimos subimos al Baluarte de la Merced para ver la costa desde dentro de la Ciudad Amurallada.

Baluarte de La Merced - Cartagena
Luego nos dedicamos a pasear, buscando un lugar donde poder enviar unas postales que Antonio tenía pendientes.

Calle De la Iglesia - Cartagena
Y como nos habíamos echado el bañador en las mochilas, optamos por acercarnos a algunas de las playas urbanas de la ciudad.

Boquetillo Plaza Aduana - Cartagena
Salimos por El Boquetillo, una de las puertas que accedían al Muelle de los Pegasos desde la Plaza de La Aduana.

Taxi - Cartagena
Allí localizamos un taxi que nos llevó al Barrio de Bocagrande, una península que crecía al sur de Getsemaní.

Barrio Bocagrande - Cartagena
El paisaje cambió radicalmente, pues de repente podríamos encontrarnos perfectamente en cualquier zona costera de Miami.

Barrio Bocagrande - Cartagena
Era hora de almorzar, y el taxista nos había dejado justo en la puerta del Centro Comercial Bocagrande.

Centro Comercial Bocagrande - Cartagena
Allí subimos hasta la última planta, donde había un food court. Yo me decanté por Sushi Caribe, un oriental.

Sushi Caribe - Cartagena
Y tras tomarnos un café, nos fuimos a disfrutar de una de las calas de Bocagrande situadas justo en la puerta del Centro Comercial.

Playa Bocagrande - Cartagena
Alquilamos una sombrilla y unas sillas, todo muy barato, y nos quedamos allí tirados buena parte de la tarde. No paraban de llegar vendedores de dulces, refrescos y cervezas.

Playa Bocagrande - Cartagena
Hasta que a eso de las 6, vino un policía en bicicleta y comenzó a echar a la gente de la playa con un silbato.

Fin del baño - Playa de Bocagrande - Cartagena
Son medidas de seguridad adoptadas para proteger al turista, una pena, porque era cuando mejor se estaba.

Parque de la Maria Mulata - Cartagena
Decidimos volvernos andando hasta Getsemaní, porque el paseo marítimo parecía bastante seguro y el atardecer era una maravilla.

Espigón - Cartagena
Atravesamos el Parque de La María Mulata, y desde el Monumento Unión de los océanos entramos por un espigón.

Puesta de sol - Cartagena
Desde la punta pudimos ver finalmente ponerse el sol antes de regresar a Getsemaní por el Muelle de los Pegasos.

Muelle de los Pegasos - Cartagena
En unos 15 minutos volvíamos a estar en nuestro barrio, donde hicimos una parada en One Day Hostel  para descansar y ducharnos.

One Day Hostel - Cartagena
Antes de salir, contratamos un Tour por las Islas Rosario, que nos costó 55€, para la mañana siguiente. Se habían acabado los chollos.

Las Indias - Cartagena
Pero aun así, teníamos ganas de darnos un buen homenaje para la cena, pues habíamos estado muchos dias comiendo en sitios de comida rápida.

Las Indias - Cartagena
Por eso, tras consultar en Google Maps, localizamos Las Indias, un restaurante boutique de Getsemaní que ofrecía comida criolla.

Las Indias - Cartagena
Los platos fueron espectaculares, pero la música en directo interpretada por un par de camareros, le dieron un plus a la cena.

Las Indias - Cartagena
Pagamos los 25€ por cabeza muy a gusto, y posteriormente nos fuimos pronto a dormir, porque nuestro tour salía a las 6:30 a la mañana siguiente.


DIA 10

El despertador sonó a las 5:45 y, por supuesto, a esa hora aun no estaban sirviendo el desayuno en el hostal.

Getsemaní - Cartagena
Getsemaní, que a cualquier hora del día era un hervidero de actividad, estaba aun dormido aunque era de dia.

Plaza de la Trindad - Cartagena
Era lo único bueno de haber madrugado tanto, teníamos el segundo barrio más emblemático de la ciudad casi para nosotros solos.

Plaza de la Trindad - Cartagena
Las palomas recogiendo los restos de la noche anterior eran las dueñas de la plaza donde esperábamos a nuestro microbús.

Plaza de la Trindad - Cartagena
Poco después de las 6:30 apareció para recogernos, éramos los últimos y salimos directos de la ciudad en vez de hacer la ruta de hoteles para recoger a más clientes.

De Cartagena a Playa Blanca - Colombia
Por suerte, el conductor hizo una parada en un área de servicio de camino a Playa Blanca para poder desayunar a la altura de Ararca, ya que estábamos muertos de hambre.

Desayuno - Ararca
Una hora después de haber salido, estábamos en el parking de Playa Blanca, situada al sur de Cartagena.

Playa Blanca - Colombia
Si las playas de Bocagrande nos habían parecido El Caribe, esta era un auténtico paraíso de aguas cristalinas.

Playa Blanca - Colombia
Playa Blanca hace honor a su nombre con arena fina de ese color, que contrasta con el turquesa del mar.

Playa Blanca - Colombia
Es una zona que se ha respetado en cuanto a construcciones, pues todo los hostales que pueblan la costa, casi sin carreteras, son de madera.

Playa Blanca - Colombia
Estuvimos sentados un rato allí, y pronto apareció una de las barcazas que nos llevaría a navegar por la zona.

Playa Blanca - Colombia
Nos subimos y nos acercaron a los alrededores de la Isla de Baru, donde hay varias islas más pequeñas privadas.

Islas Pivadas - Isla de Baru - Colombia
Personalidades del mundo del artisteo colombiano como Juanes o Carlos Vives tienen residencia en esos exclusivos lugares.

Islas Pivadas - Isla de Baru - Colombia
Terminamos la vuelta dejándonos caer por Isla Pirata, donde sobresale del mar la famosa Estatua de la Sirena.

Estatua de La Sirena - Isla Pirata - Colombia
A continuación, nos llevaron un poco más mar adentro hacia la Bahía de Polonia donde hicimos un rato de snorkeling.

Snorkeling - Isla de Baru - Colombia
No soy especialmente fan de este tipo de actividades, aunque admito que la experiencia en la barrera de coral estuvo bastante bien.

Playa Coralito - Isla de Baru - Colombia
La siguiente parte del tour fue bastante más relajada, nos llevaron Playa Coralito, una pequeña bahía llena de palafitos con vendedores ambulantes en tablas de surf.

Playa Coralito - Isla de Baru - Colombia
Nos tomamos unos cócteles servidos en coco y todo fue bien hasta que llegaron barcos privados con música a tope, lo que estropeo el ambiente de relax.

Playa Coralito - Isla de Baru - Colombia
Tras eso, volvimos al barco y nos dejaron en Playa Grande, similar a Playa Blanca, aunque mucho menos explotada.

Playa Grande - Islas de Baru - Colombia
Allí nos dieron un cóctel de marisco y nos dejaron cerca de una hora libres para que disfrutáramos del lugar.

Playa Grande - Islas de Baru - Colombia
El sol no pegaba muy fuerte, por eso se estaba bastante a gusto sentado entre los árboles que crecían prácticamente de la orilla.

Playa Grande - Islas de Baru - Colombia
Poco después, estábamos de vuelta en el barco para regresar a Playa Blanca, se había terminado la navegación por un rato.

Playa Blanca - Colombia
Allí teníamos reservada una mesa en el Estadero Fosforito, una terraza de madera en primera linea de playa.

Estadero Fosforito - Playa Blanca
La comida no fue de lo más abundante, pero el pescado que nos pusieron estaba muy fresco, y en un lugar como ese sabía mucho mejor.

Estadero Fosforito - Playa Blanca
Pasamos el resto del tiempo libre sentados en la terraza y dándonos remojones en las cristalinas aguas.

Playa Blanca - Colombia
Y hasta le habíamos cogido el gusto a eso de tomar unos cocteles en coco, por lo que no tuvimos más remedio que pedir otro.

Playa Blanca - Colombia
Cuando fuimos a montarnos en el barco fue cuando me di cuenta de que alguien me había robado las chanclas.

De Playa Blanca a Cartagena - Colombia
Nos dejaron en la zona de Playa Blanca donde habíamos llegado y volví al autobús descalzo, por suerte ocurrió cuando no quedaba mucha excursión.

Iglesia de la Trinidad - Cartagena
Nos dejaron en la Plaza de la Trinidad, y el ir sin zapatos no me impidió pasar por la Iglesia de la Trinidad antes de llegar al hostal.

Getsemaní - Cartagena
Tras una ducha, nos dimos una vuelta por los alrededores de Getsemaní, que tenía un ambiente bastante festivo.

Getsemaní - Cartagena
La gente abarrotaba las callejuelas y se estaba celebrando una misa nocturna en la Iglesia de San Salvador.

Iglesia de la Trinidad - Cartagena
Precisamente en la misma Plaza de La Trinidad era donde se concentraba el mayor número de gente viendo actuaciones y tomando cerveza.

Plaza de la Trinidad - Cartagena
Además, había varios puestos ambulantes donde vendían carne a la brasa, pinchos y sandwiches de todo tipo.

Plaza de la Trinidad - Cartagena
No obstante, no nos apetecía cenar en todo el barullo, y buscamos un sitio más tranquilo por las calles aledañas.

Sabor Mulato - Cartagena
No tuvimos que andar mucho, porque en la Carrera 10, la que salía frente a la Plaza de La Trinidad encontramos un buen restaurante.

Sabor Mulato - Cartagena
Sabor Mulato parecía más la casa de una vecina de Getsemaní que un bar, por eso pedimos el menú del día.

Sabor Mulato - Cartagena
De primera nos sacaron una sopa de verduras que me sentó muy bien, y de segundo un pescado a la plancha con ensalada, arroz y tortilla.

Sabor Mulato - Cartagena
El sitio estaba bien camuflado, pues no tenía ni cartel que indicara que allí había un restaurante, por eso quizá nos costó cenar al mismo precio que en Medellín o Salento.

Sabor Mulato - Cartagena
Para terminar la noche, compramos unas cervezas y nos sentamos entre el gentío de la Plaza de la Trinidad hasta que nos recogimos.

DIA 11

Sería nuestro último día en Cartagena de Indias, pero aun tendríamos toda la mañana para aprovechar la ciudad.

Desayuno One Day Hostel - Cartagena
Tras desayunar, salimos del centro de Getsemaní, que tenía unas estatuas de lo más originales, a una de las calles que la rodeaban.

Getsemaní - Cartagena
Allí pudimos parar un taxi que nos llevó al barrio Pie de Cerro, situado al otro lado del Baluarte de Santa Teresa.

Puente Calle 30 - Cartagena
Allí se encuentra el Cerro de San Lázaro, y en su parte más alta está ubicado el Castillo de San Felipe de Barajas.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Teníamos la intención de entrar a dar una vuelta por nuestra cuenta, pero por apenas 3€ más cada uno tendríamos un guía para los cuatro.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
No lo dudamos, pues estábamos seguros que con las explicaciones íbamos a aprovechar la visita mucho más.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
La construcción del castillo dio comienzo en 1536 dirigido por militares españoles con esclavos africanos como mano de obra.

Vistas Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Fue erigido con materiales propios de la época, como el ladrillo y la roca, y su ubicación geográfica respondía a una estrategia militar.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Gracias a su considerable altura, se divisaba cualquier movimiento del enemigo y se maximizaba el tiempo de reacción ante cualquier invasión.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Me estaba sorprendiendo, y no solo por las palabras del guía si no también por la actitud de la población en general, el aprecio que le tenían a los españoles.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Tras la visita, lo entendí mejor. A pesar de las aberraciones cometidas, los españoles defendieron a los indigenas de la llegada de colonizadores más sanguinarios como ingleses u holandeses.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Esto sumado a que en lugar de querer eliminar todo rastro de los nativos interactuaran con ellos, hizo que la imagen del español del siglo XVI pasara a la historia con una visión distinta en el pais.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Muchos se sintieron protegidos gracias a figuras como la de Blas de Leto, el conocido como medio hombre, ya que le faltaba una pierna, un ojo y un brazo.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Fue de los militares que participó más activamente en la lucha contra los Ingleses, especialmente contra Drake.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Cuentan que el pirata ya había diseñado una moneda conmemorativa de la conquista de Cartagena cuando su flota de 186 buques fue derrotada por la de Blas de Lezo, con solo 6 navíos, en 1741.

Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena
Por ello, su estatua se erige en la Plaza del Castillo de San Felipe, como pudimos comprobar a la salida de la fortaleza.

Blas de Lezo - Cartagena
Aun nos quedaban algunas horas libres antes de que llegara nuestro microbús hasta Taganga, por lo que cogimos un taxi.

Plaza de los Coches - Cartagena
Este nos llevó al Centro Amurallado, y atravesamo la Puerta De la Torre del Reloj para aparecer en la Plaza de los Coches.

Centro Amurallado - Cartagena
Aunque era la ciudad más turística que nos habíamos encontrado hasta la fecha, Cartagena nos había gustado bastante.

Centro Amurallado - Cartagena
La gente, que tenía un acento completamente distinto al antioqueño, estaba acostumbrada a tratar con el visitante extranjero.

Getsemaní - Cartagena
Pero no por ello disminuía su nivel de cercanía y simpatía, y las ganas de ayudar si te veían perdido en algún momento.

Getsemaní - Cartagena
Pero había llegado la hora de cambiar de escenario, compramos unos bocadillos para el viaje y esperamos en el hostal.

Almuerzo - Cartagena
Habíamos contratado una furgoneta a Taganga en recepción, pero como tardaba, decidimos almorzar allí mismo.

Cartagena a Taganga - Colombia
A eso de las 14:30 nos pusimos en camino, el viaje, según decían, iba a tener una duración de unas 5 o 6 horas.

Cartagena a Taganga - Colombia
En lenguaje colombiano, eso significaba que nos diéramos por satisfechos si llegábamos antes de las 7 horas.

De Cartagena a Taganga - Colombia
Nos acomodamos como pudimos y fuimos viendo pasar pacientemente las localidades de Barranquilla y Ciénaga

Cartagena a Taganga - Colombia
Hasta que tras hacer una parada para estirar las piernas, llegamos a Santa Marta, y poco después a Taganga.

Taganga - Colombia
Habíamos elegido ese pequeño pueblecito costero porque estaba pegado al Parque Nacional del Tayrona.

Taganga - Colombia
La impresión de primeras fue que habíamos regresado al pasado, con una gran parte de calles sin asfaltar ni alumbrado público.

Taganga - Colombia
La siguiente, que quizá nos habíamos metido en Tel Aviv o algo similar, porque muchos de los carteles estaban en hebreo.

Taganga - Colombia
Al hacer el check in en el Hostal La Provinciana, la chica de recepción nos contó que Taganga era destino de Israelitas que han terminado el servicio militar.

Taganga - Colombia
Y que tuviéramos cuidado, pues aunque estábamos en habitaciones compartidas, tenían la costumbre de cerrar la puerta a su antojo, como si fueran privadas.

Taganga - Colombia
En fin, otra sorpresa más. Dejamos las cosas en la habitación, charlamos con algunos de ellos y  la verdad es que, al menos sobrios, parecían bastante simpáticos.

Club Colombia - Taganga
Estábamos muertos de hambre, por lo que bajamos la cuesta de arena que nos llevaba a la Bahía de Taganga.

Salchipapa - Taganga
No nos complicamos mucho la vida y en el primer puesto de comida callejera nos sentamos a tomar una de las famosas salchipapas.

Love Restaurant Bar - Taganga
Luego, de entre los varios locales que había para tomarnos algo, nos acercamos al Love Restaurant Bar, con música en directo.

Love Restaurant Bar - Taganga
Ni rastro de esos israelitas desfasados de los que nos habían hablado, por lo menos a esa hora de la noche, solo algunos turistas bailando salsa en la playa.

Love Restaurant Bar - Taganga
Después de un par de mojitos, volvimos al hotel donde, a pesar de ser de noche, la temperatura invitaba a darse un baño.

La Provinciana - Taganga
A esa hora, los vecinos judios estaban empezando a hacer botellón junto a la piscina, no les importó mucho ver como nos metíamos en nuestras literas a dormir.

DIA 12

El problema fue cuando volvieron de fiesta, porque montaron un jaleo impresionante y nos despertaron a todos.

Taganga - Colombia
Eran los riesgos de ahorrarnos unas perras por dormir en sitios compartidos. Ese día íbamos a ir al Tayrona en transporte público.

Taxi - Taganga
El bus nos costaba 4€ por cabeza, pero entonces apareció Mauricio, un taxista que nos ofreció llevarnos por 7€.

Entrada Parque Tayrona - Colombia
En el camino de unos 20 minutos entre Taganga y el parque, nos explicó que parte de su familia vivía en Venezuela.

Gato del Tayrona - Colombia
La frontera se encontraba de allí a menos de una hora en coche, y Colombia siempre había sido la hermana pobre del pais vecino.

Entrada del Tayrona - Colombia
Pero a raiz del éxodo de la población por el Gobierno de Maduro, la cosa había cambiado y ahora los que mendigaban eran los Venezolanos.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Nos contó como estaba viviendo la situación viviendo en una localidad fronteriza hasta que nos dejó en la taquilla del parque.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Al otro lado, cogimos una furgoneta que nos ahorró un trecho de carretera asfaltada bastante feo hasta el comienzo de la ruta senderista que íbamos a seguir.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
La fauna y vegetación del parque se distribuye en regiones con diferentes pisos térmicos, que van desde el nivel del mar a los 900 metros.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Por ello, la primera parte de nuestra ruta estaba bastante cuesta arriba, y pronto empezamos a ver el mar.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
La sensación de estar en la selva era menor que en el Valle del Cocora, pero la mezcla de mar con jungla era una pasada.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
La primera de las zonas de costa que encontramos fue Playa Arrecife, y era bastante salvaje, de arena fina.

Playa Arrecife - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Pero además de que estaba prohibido el baño, el cielo se estaba encapotando y no apetecía nada darse un chapuzón.

Playa Arrecife - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
El sendero no discurría por la arena, si no que rodeaba por detrás del follaje hasta que se terminaba la playa.

Playa Arrecife - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
El camino iba a seguir ese patrón durante los siguientes kilómetros, era impresionante como podían sobrevivir tantas plantas tan cerca del mar.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Ibamos todo el camino los cuatro solos, pero en cierto punto, encontramos una aglomeración de senderistas.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Estaban intentando obtener la mejor instantánea de los monos que trepaban por los árboles de alrededor del sendero.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Poco tiempo después, ya con bastante hambre, llegamos a la Panadería Vere, famosa por sus bollos rellenos de chocolate, jamón o jamón y queso.

Panaderia Vere - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Nos zampamos uno y continuamos nuestro camino encontrando una especie de laguna natural entre las dunas.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Esta se extendía hacia el interior, convirtiéndose en una charca de agua salada que se metía en la selva.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Había vuelto a salir el sol, y estaba apretando de lo lindo. Por suerte, en breve llegamos a la Playa de las Arenillas.

Playa de Las Arenillas - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Una inmensa playa de arena fina en la que aprovechamos un espacio entre rocas para dejar las mochilas mientras nos bañábamos.

Playa de Las Arenillas - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Nos secamos al sol tirados en la toalla, y continuamos por la arena hasta la siguiente de las playas de la ruta.

Playa de La Piscina - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Si la Playa de las Arenillas se caracterizaba por su anchura y su oleaje, La Playa de la Piscina venía siendo todo lo contrario.

Playa de La Piscina - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Esta era un remanso de paz en el que tumbarse al sol y darse un remojón de vez en cuando en sus aguas transparentes.

Playa de La Piscina - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Era mucho más tranquila que la anterior, una pena que el día estuviera volviendo a ponerse feo, porque nos hubiéramos quedado bastante más tiempo.

Playa de La Piscina - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Desde uno de los extremos de la playa, podíamos ver el fin de la ruta en forma de montaña: El Cabo San Juan.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Por eso, el resto del camino tenía algo de desnivel, y pasaba por trechos entre rocas por los que no sabíamos como podían entrar los caballos con jinetes que nos estábamos cruzando.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Finalmente, llegamos a Playa San Juan donde terminaba el sendero. Era la más solicitada por turistas en todo el parque.

Cabo San Juan - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Subimos las escaleras que rodeaban el cabo para llegar a un camping que estaba situado en el punto más alto.

Cabo San Juan - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Desde allí las vistas del la playa eran de las mejores que habíamos visto a lo largo de nuestra ruta por el Tayrona.

Cabo San Juan - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Cuando volvimos a la playa, teníamos dos opciones para volver hasta Taganga. Una era deshacer el camino andando.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Aunque el sendero había sido relativamente corto, aun nos esperarían un par de horas de caminata mínimo.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Además, ya eran las cuatro y media de la tarde, y seguramente se nos iba a hacer de noche antes de llegar a la entrada del parque.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
La otra pasaba por pagar 60000 pesos colombianos, el equivalente a unos 15€ y hacer una hora y media de trayecto.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Pero en lugar de ir caminando, lo haríamos en una lancha bordeando el Parque del Tayrona por el Mar Caribe.

Cabo San Juan - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Obviamente, sin pensarlo mucho, optamos por esta última, así que compramos el ticket y nos pusimos en una cola.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Intuíamos que nos íbamos a quedar en tierra porque era larguísima, aunque nos aseguraban que teniendo ticket no habría problema.

Playa Cristal - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Y así fue, nos montamos en la última de las lanchas y al principio todo iba bastante tranquilo, y hasta cómodo.

Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia
Pero conforme salimos a mar abierto, el piloto le dio gas al motor, y la lancha empezó a dar unos pantocazos bestiales.

Playa Grande - Taganga
A la media hora, no había forma de sentarse de forma que el culo no sufriera, por suerte hicimos una parada para dejar y recoger gente en Playa Cristal.

Bahía de Taganga - Taganga
La última hora hasta Playa Taganga fue más de lo mismo, vistas espectaculares e incomodidad máxima hasta que vimos la bahía.

Taco Beach Bar - Taganga
Cuando bajamos de la lancha ya estaba atardeciendo, y nos dirigimos directamente a la terraza del Taco Beach Bar a tomar una Club Colombia helada.

Taco Beach Bar - Taganga
El Tayrona había sido impresonante, pero después de pasar por el Cocora, los paisajes, de no ser por la cercanía del mar, hubieran sabido a poco.

Taco Beach Bar - Taganga
Estuvimos en la terraza hasta que finalmente cayó el sol, lo que no hizo que la playa se vaciara, más bien al contrario.

Taco Beach Bar - Taganga
Cuando ya nos dió un poco de frio, nos dirigimos a la habitación para darnos una ducha y salir a buscar donde cenar.

U Parrilla - Taganga
Dando vueltas por el pueblo sin llegar a la costa, encontramos U Parrilla, un restaurante de una pareja argentina que ponía una carne de vicio.

U Parrilla - Taganga
Nos quedamos bastante satisfechos, y fuimos a la playa a tomarnos un mojito para despedirnos de Taganga.

Taganga Beach - Taganga
El pueblo había sido bastante soprendente, pues solo esperábamos encontrar un lugar donde dormir cercano al Tayrona, y resultó ser más popular que Santa Marta.

DIA 13

Otra noche de jarana israelita, pero eso no era lo peor, si no que amanecí lleno de picaduras, que intuía eran de chinches.

La Provinciana - Taganga
Tampoco le dí mayor importancia, ese día dejábamos el Caribe y la experiencia allí había sido muy positiva.

Bus a Santa Marta - Taganga
Por eso queríamos dedicar la mañana que aun nos quedaba a explorar Santa Marta, la capital más cercana al Tayrona.

Centro Histórico - Santa Marta
Cogimos el autobus urbano, que en unos treinta minutos nos estaba dejando en una avenida paralela al paseo marítimo de la ciudad.

Playa de la Bahía - Santa Marta
La cosa estaba bastante parada por allí, especialmente porque era domingo y todavía demasiado temprano.

Centro Histórico - Casablanca
Al ser un pais muy católico, la mayor aglomeración de gente a esa hora se encontraba en la Catedral de Sagrario.

Catedral del Sagrario y San Miguel - Santa Marta
Además de ser la primera iglesia católica en America del Sur, albergó el cuerpo de Simón Bovilar durante 12 años.

Catedral del Sagrario y San Miguel - Santa Marta
La misa era muy parecida a cualquiera que se pueda encontrar en España, pero bastante más animada en cuanto a cánticos.

Centro Histórico - Santa Marta
El Centro Histórico no era nada del otro mundo comparado con los que habíamos estado visitando hasta entonces.

Centro Histórico - Santa Marta
Era bastante moderno y con pocos rastros coloniales, aunque algunas de las fachadas estaban decoradas con graffitis originales.

Centro Histórico - Santa Marta
Durante el principio del Siglo XX había sido una región bastante rica gracias a la producción de cacao y banano.

Centro Histórico - Santa Marta
Esto hizo que se desatara una ola migratoria, haciendo que rivalizara con Cartagena de Indias como capital del Caribe Colombiano.

Centro Histórico - Santa Marta
A pesar de haber sido un atractivo para el viajero durante muchos años, en los 70 comenzaron a aparecer los primeros cultivos de marihuana.

Centro Histórico - Santa Marta
Consecuentemente, debido a su explotación, la zona quedó en manos de grupos mafiosos muy violentos, lo que tuvo consecuencias nefastas para el turismo.

Mercado de Artesanías - Santa Marta
No obstante, el caribe colombiano se había librado en gran medida de la época más oscura del narcotráfico del pais.

Mercado de Artesanías - Santa Marta
Por eso, sin ser el sitio más visitado de la región, el turismo significa a dia de hoy un ingreso importante para Santa Marta.

Mercado de Artesanías - Santa Marta
Por eso, existen lugares como el Mercado de Artesanías, donde encontrar souvenirs de todo tipo a un precio muy competitivo.

Mercado de Artesanías - Santa Marta
Cuando terminamos de comprar varios de ellos, volvimos a la calle para buscar el autobús de vuelta al hostal.

Mercado de Artesanías - Santa Marta
Lo localizamos sin problema y en menos de media hora estábamos bajándonos en la Playa de Taganga.

Kiosko 6 a la Vista - Santa Marta
A esa hora ya estaban todos los restaurantes funcionando, por lo que nos metimos en el Kiosko 6 a la Vista.

Kiosko 6 a la Vista - Santa Marta
Nos pedimos unos bocadillos, y al poco tiempo llegó un grupo a tocar música caribeña mientras comíamos frente al mar.

Kiosko 6 a la Vista - Santa Marta
Fue la mejor forma de despedirnos de Taganga, un sitio paradisiaco si no fuera por los israelitas fiesteros.

Taganga - Colombia
Tras recoger el equipaje de La Provinciana apareció Mauricio, nuestro taxista del día anterior que nos llevó al aeropuerto.

Aeropuerto Internacional Simón Bolivar - Santa Marta
Se encontraba ubicado en plena costa, justo encima de la playa, con unas vistas impresionantes desde la terminal.

Aeropuerto Internacional Simón Bolivar - Santa Marta
Pasamos los controles y pronto estábamos haciendo cola para embarcar hacia Bogotá. Esta vez no nos habíamos equivocado con la fecha de nuestro vuelo.

Aeropuerto Internacional Simón Bolivar - Santa Marta
Aunque se nos antojaba bastante lejana, la capital estaba a poco más de una hora de vuelo desde el Caribe.

Aeropuerto Internacional El Dorado - Bogotá
Tuvimos que facturar, por lo que tras recoger las maletas de la cinta, nos pusimos en la gigantesca cola que había para coger un taxi.

Aeropuerto Internacional Simón Bolivar - Santa Marta
Entre medias se acercaron varios a ofrecernos un "taxi alternativo", que según lo que pagamos al llegar, no hubiera distado mucho del precio que en teoría ofrecían.

Carrera 10 - Bogotá
Pero estábamos en la capital, por lo que no nos la quisimos jugar y aguantamos la espera. En veinte minutos de trayecto estábamos en La Candelaria.

La Candelaria - Bogotá
Allí se encontraba Cranky Croc Hostel, el lugar donde nos alojaríamos durante nuestra estancia en Bogotá, ciudad en la que hacía un frio de muerte.

The Cranky Croc Hostel - Bogotá
Durante el check in nos dijeron que quizá deambular por La Candelaria un domingo noche a esa hora no era lo más apropiado.

The Cranky Croc Hostel - Bogotá
Tampoco es que nos muriéramos de ganas por salir, y además, ofrecían cena en el mismo hostal, donde pedí una sopa de lentejas con aguacate, que estaba riquísima.

The Cranky Croc Hostel - Bogotá
Tras la cena, nos quedamos echando una cerveza y echando unas partidas de ping pong antes de irnos a dormir, ya tendríamos tiempo de explorar al día siguiente.

DIA 14

La noche en el Cranky Croc fue una maravilla después del desastre de hostal en el que nos habíamos alojado en Taganga.

La Candelaria - Bogotá
Además, dormir tapados con un nórdico con ese frio era una delicia, ya estaba empezando a cansar tanto calor tropical.

Avenida Jimenez - Bogotá
Salimos del hostal para buscar algún lugar para desayunar, y nos tomamos un café y unos dulces en Café Ciudad.

Café Ciudad - Bogotá
Estábamos en la Avenida Jimenez, el límite norte del barrio de La Candelaria, donde nos estábamos alojando.

Walkin Tour - Bogotá
Tras dar una vuelta por lo que parecía el distrito financiero, regresamos al hostal para unirnos al tour guiado por el Casco Histórico.

La Candelaria - Bogotá
Nuestra guia nos iba a llevar a recorrer la zona más antigua de Bogotá, donde fue fundada la ciudad en 1538.

Callejón del Embudo - Bogotá
Comenzamos la ruta pasando por el Callejón del Embudo, uno de los sitios emblemáticos por la concentración de bares en apenas 50 metros.

Callejón del Embudo - Bogotá
También por sus coloridos murales y grafitis en cada una de sus paredes, que le dan un toque bohemio.

Callejón del Embudo - Bogotá
Allí nos llevaron al restaurante El Chorro, un pequeño local donde nos iban a dar a probar Chicha, típica de Colombia.

El Chorro - Bogotá
Una bebida alcohólica muy suave a base de maíz fermentado que tenía que beberse en grupo sorbiendo en un bol.

Chicha - Bogotá
No tuvo especial éxito, pero si estuvo curioso que nos la sirvieran de la manera que se suele beber cuando se va con amigos a esos bares.

Callejón del Embudo - Bogotá
A continuación, volvimos al Callejón del embudo y seguimos la ruta cuesta arriba hasta una plaza emblemática.

Callejón del Embudo - Bogotá
El Chorro de Quevedo es lugar de reunión de universitarios y gente joven en general para tomar unas cervezas después de las clases.

Chorro de Quevedo - Bogotá
Nos habíamos hecho a la idea de que el Centro Histórico de Bogotá iba a ser tan colorido como esa zona.

Centro Histórico - Bogotá
Pero en el momento en que dejamos atrás el Chorro de Quevedo, las calles se volvieron bastante más sobrias.

Centro Histórico - Bogotá
Muchas estaban recién asfaltadas y otras con con suelos empedrados y aceras nuevas, lo que le daba un aspecto muy cuidado y limpio.

Centro Histórico - Bogotá
A pesar del intento de darle un punto alegre con las fachadas coloridas, no tenía el punto colonial de otras ciudades.

Café Unión - Bogotá
La guia nos llevó entonces al Café Unión. uno de los lugares de La Candelaria especializados en dicho producto.

Café Unión - Bogotá
Allí nos explicaron por qué el café que habíamos estado probando no era de lo mejorcito a pesar de la fama del café de Colombia.

Café Unión - Bogotá
Y es que, al igual que ocurre en otros países en vías de desarrollo, lo mejor del producto nacional se exporta a otros países.

Café Unión - Bogotá
Tras ello, dejamos atrás las calles más estrechas y nos metimos en una parte del barrio antiguo de la que adolecían los de Medellín o Cartagena.

Calle 10 - Bogotá
A lo largo de la calle 10, el escenario cambiaba y se convertía en el de una ciudad mucho más señorial.

Museo Militar de Colombia - Bogotá
Dejamos a mano derecha el Museo Militar de Colombia, con una gran exposición en el patio, y nos adentramos en la Plaza Simón Bolivar.

Plaza de Bolivar - Bogotá
En ese gran espacio abierto se concentran varios de los edificios más importantes de la capital colombiana.

Plaza de Bolivar - Bogotá
El Capitolio Nacional, El Palacio de Justicia, el Palacio Liévano, la Catedral Primada, la Capilla del Sagrario y el Palacio Arzobispal.

Plaza de Bolivar - Bogotá
Desde allí salimos a la Carrera 7, donde ya se habían olvidado de mantener cualquier parecido estético con un casco antiguo.

Carrera 7 - Bogotá
Alli nos paramos en el Sep7mazo, una cafetería donde nos dieron a probar buñuelos y empanadillas típicas.

El Sept7mazo - Bogotá
También en una frutería cercana, compré un poco de Pitaya, la fruta del dragón, que a diferencia de la rosada de Asia, aquí se vendía en amarillo.

Pitaya - Bogotá
En el cruce de la Carrera 7 con la Calle 7, llegamos al lugar donde asesinaron a Jorge Gaitán, defensor de los derechos de los trabajadores y del pueblo.

Jorge Gaitán - Bogotá
Su muerte dio lugar a protestas por todo el pais que dieron lugar al periodo sangriento colombiano conocido como "La Violencia".

Jorge Gaitán - Bogotá
Desde allí nos encaminamos hacia la Avenida Jimenez, donde habíamos estado desayunando unas horas antes.

Avenida Jimenez - Bogotá
Y subiéndola hacia el este, en breve estábamos llegando al Parque de los Periodistas Gabriel García Márquez.

Parque de los Periodistas - Bogotá
Allí, además de decenas de mendigos a los que la guía hizo referencia, se encontraba la Estatua de Simón Bolivar y varias cafeterías muy coloridas.

La Magola Buendia - Bogotá
Nos llevaron a La Magola Buendia, que a primera vista parecía pequeño, pero una vez dentro se extendía hasta un patio interior.

La Magola Buendia - Bogotá
Nos invitaron a comprar varias cervezas locales y a continuación nos invitaron a jugar a algo llamado Tejo.

Tejo - La Magola Buendía - Bogotá
Era un juego clásico consistente en hacer explotar pequeños sacos de pólvora situados a distancia en un plano inclinado.

Tejo - La Magola Buendía - Bogotá
Fue bastante divertido. Tras ello, nos despedimos, hicimos nuestra aportación económica y salimos a la calle.

Parque de los Periodistas - Bogotá
Había sido todo un acierto apuntarnos al tour, pues estéticamente Bogotá no era muy bonita, y al menos nos llevábamos la parte cultural.

Cerro Monserrate - Bogotá
Dimos un paseo subiendo por la Carrera 1 hasta que nos encontramos a los pies del Cerro Monserrate.

Teleférico Monserrate - Bogotá
Allí pagamos el ticket de ida y vuelta por 5€ y nos metimos en la cola para subir a lo alto en el teleférico.

Teleférico Monserrate - Bogotá
Las vistas ya prometían desde la cabina, donde estuvimos poco más de cuatro minutos para cubrir los 820 metros de cable.

Cerro Monserrate - Bogotá
Una vez en lo alto del cerro, nos encontrábamos a 3152 metros sobre el nivel del mar, unos 600 metros por encima de Bogotá.

Cerro Monserrate - Bogotá
Con eso nos podíamos hacer una idea de la magnitud de la capital que alberga siete millones y medio de habitantes.

Cerro Monserrate - Bogotá
Sin duda era una de las mejores vistas que nos habíamos encontrado a lo largo de nuestros 14 días en Colombia.

Cerro Monserrate - Bogotá
El teleférico creó en los 50 para facilitar la subida de los peregrinos a la Iglesia de Monserrate, que antes solo subían andando o en funicular.

Iglesia de Monserrate - Bogotá
Es muy moderna, pues tuvo que ser reconstruida tras un terremoto en 1917, por lo que estéticamente no llama nada la atención.

Iglesia de Monserrate - Bogotá
En teoría tiene una virgen negra como ocurre con su homónima en Barcelona, pero no logramos localizarla por ninguna parte.

Iglesia de Monserrate - Bogotá
A continuación, recorrimos el Mercado de Artesanías, que discurría por unas calles cercanas a la iglesia.

Mercado de Artesanias - Bogotá
Además de souvenirs, se encontraba repleto de lugares para comer, donde optamos por pedir una especie de cocido que estaba bastante bueno.

Mercado de Artesanias - Bogotá
Luego, nos dirigimos al mirador al norte, donde las vistas se limitaban exclusivamente a naturaleza al otro lado de la ciudad.

Mirador del Norte - Bogotá
Ahí nos encontramos por primera vez las famosas bebidas a base de hoja de coca, aunque Bogotá se encuentra "solo" a 2600 metros de altura.

Mercado de Artesanías - Bogotá
Y nos encaminamos a coger el teleférico de vuelta, estaba cayendo el sol y hacía un frio que pelaba en lo alto.

Teleférico de Moserrate - Bogotá
Salimos de nuevo, tras una caminata, al Parque de los Periodistas, que no tenía ni mendigos a esa hora de la tarde.

Parque de los Periodistas - Bogotá
Nos dirigimos directamente a la Carrera 7, intentando encontrar algo de ropa de abrigo, pues nos iba a hacer falta.

Transmilenio - Bogotá
Allí había varias tiendas a punto de cerrar donde pudimos comprobar que los precios no eran muy asequibles.

Carrera 7 - Bogotá
No vimos nada que nos convenciera, y estuvimos dando un rato una vuelta viendo jugar al ajedrez a los locales.

Ajedrez - Bogotá
Luego volvimos a la Candelaria a dejar en el hostal algunos de los souvenirs que habíamos comprado antes de salir a cenar.

Candelaria - Bogotá
De noche, seguramente porque era un lunes, el Callejón del Embudo y alrededores estaba bastante desierto, aunque los bares si estaban abiertos.

La Candelaria - Bogotá
Nos decantamos por El Gato Gris, uno con música en directo muy cercano a la plazuela del Chorro de Quevedo.

El Gato Gris - Bogotá
Había pocas mesas ocupadas, pero a pesar de eso, la música en directo animaba el cotarro durante la cena.

El Gato Gris - Bogotá
Pedimos un par de platos para compartir, y aunque no fueron especialmente baratos, cenamos bastante bien.

El Gato Gris - Bogotá
A la salida estaba comenzando a llover, y los alrededores del hostal se encontraban bastante solitarios, así que optamos por quedarnos allí echando un ping pong y unas cartas antes de acostarnos.

La Candelaria - Bogotá
De alguna manera, el comentario de la recepcionista de la noche anterior sobre no estar dando vueltas de noche por la candelaria nos había condicionado, y veíamos Bogotá como una ciudad más insegura.

DIA 15

Ya que habíamos disfrutado de Bogotá y su centro histórico el día anterior, habíamos decidido probar suerte con una de las atracciones a las afueras.

Desayuno - Cranky Croc Hostel - Bogotá
Tras un desayuno super energético en el Cranky Croc, salimos a la calle a buscar la mejor forma de llegar a la estación de autobuses.

La Candelaria - Bogotá

Teníamos que llegar a la Terminal Salitre, que estaba situada en el oeste de la ciudad, pero bastante lejos.

Taxi - Bogotá
Por eso, desechamos el transmilenio y acabamos cogiendo un taxi que, entre tráfico y distancia, tardó casi media hora.

Terminal Salitre - Bogotá
En la terminal, nos abordó un chico venezolano con un taco de bolívares en la mano, que no valían casi nada, pidiendo que se le compráramos uno como souvenir.

1000 Bolivares - Bogotá
Le di el equivalente a tres euros por uno de ellos antes de localizar el bus de la compañía Alianza hacia Zipaquira.

Alianza - Bogotá
Antes de salir, pasé por el servicio y, escribiendo esto ahora, me doy cuenta de que quizá los Colombianos ya habían previsto el asunto del dichoso Coronavirus COVID-19.

Como lavarse las manos - Bogotá
El camino se me hizo más ameno sentado al lado de Antonio, un señor de Zipaquira de 80 años que me contó su vida como militar en Colombia.

Plaza del Minero - Zipaquira
Llegamos al centro del pueblo, y acto seguido, subimos por el Parque de la Sal, que nos llevó hasta la Plaza del Minero.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Allí se encontraban las taquillas para sacar las entradas y audioguias para acceder a la Catedral de la Sal.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Este templo es un recinto construido en el interior de las Minas de Sal de la localidad situada a hora y media de Bogotá.

Catedral de la Sal - Zipaquira
En 1932, Luis Angel Arango, directivo del Banco de la República tuvo la idea de construir una capilla subterránea.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Su motivación era la devoción que los obreros manifestaban antes de iniciar su jornada laboral, adornando los socavones con imágenes de santos.

Catedral de la Sal - Zipaquira
La construcción comenzó en 1950, siendo terminada en 1954 situada en el segundo nivel de los cuatro de explotación que tenía la mina.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Al fondo tenía una cruz de madera iluminada desde abajo, que proyectaba una sombra que representaba a Cristo con los brazos abiertos.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Por entonces, el juego de luces era muy importante para crear la ilusión de símbolos proyectados en las paredes.

Catedral de la Sal - Zipaquira
La antigua Catedral pronto se convirtió en una atracción turística hasta que fue cerrada al público en 1992 por fallos en la estructura.

Catedral de la Sal - Zipaquira
La nueva, en la que estábamos, fue construida en entre 1991 y 1995, pero esta vez 60 metros por debajo de la original.

Catedral de la Sal - Zipaquira
La visita se divide en tres partes, siendo la primera de ellas El Viacrucis, situado en un túnel a lo largo del cual se encuentran las diferentes estaciones.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Estas están representadas con pequeños altares tallados en rocas de sal, que acaban conduciendo a la segunda parte, que es la Cúpula.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Poco después se accede a la rampa de descenso y los balcones, con vistas directas a la inmensa cruz tallada.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Acto seguido, se llega a las naves de la catedral, que se encuentran intercomunicadas por una grieta que simboliza el nacimiento y la muerte de Cristo.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Personalmente, no creía que hubiera valido la pena llegar hasta allí solamente para visitar la Catedral de la Sal.

Catedral de la Sal - Zipaquira
Aunque estaba considerada la Primera Maravilla de Colombia, elegida en el 2007, no me había convencido del todo.

Mina de Sal - Zipaquira
Sobre todo porque el estrambótico juego de luces recordaba más a un club de carretera que a un templo sagrado.

Mina de Sal - Zipaquira
Y porque tenían puesto el Ave María repitiéndose de fondo a un volumen extremadamente alto continuamente, lo que estropeaba el ambiente.

Mina de Sal - Zipaquira
Sin embargo, si la razón de la visita es la mina, la cosa es bastante más interesante desde el punto de vista estético.

Mina de Sal - Zipaquira
Tras el tour completo, dejamos las audioguias, salimos a la superficie y nos dispusimos a dar una vuelta por el pueblo.

Centro - Zipaquira
Se veía bastante limpio y ordenado, sin ser especialmente bonito, hasta que llegamos al Parque Principal, que si valía la pena.

Parque Principal - Zipaquira
Después nos dedicamos a buscar un sitio donde almorzar, y de casualidad dimos con La Komilona de Andrés.

La Comilona de Andrés - Zipaquira
Pedimos un menú del día a base de palta, arroz, sopa y solomillo con salsa de queso que resultó ser de lo mejor que habíamos comido en varios días.

La Comilona de Andrés - Zipaquira
Para bajar la comida, dimos una última vuelta pasando por la Plaza de la Independencia, que hacía las veces de plaza de armas.

Plaza de la Independencia - Zipaquira
Y tras eso, nos acercamos a la parada donde habíamos llegado para coger el autobús de regreso a Bogotá.

Centro - Zipaquira

Tuvimos que hacer una pequeña escala, que aun no acabo de entender, consistente en que nos dejaran en un apeadero en mitad de la autovía hasta que viniera otro autobús.

De Zipaquira a Bogotá - Colombia
Después del trayecto de hora y media, nos apeamos en la terminal salitre, y decidimos probar suerte con el Transmilenio.

Transmilenio - Bogotá
Este medio de transporte era un autobus larguísimo que iba por un carril específico a lo largo de las principales avenidas de Bogotá.

Transmilenio - Bogotá
Las puertas están construidas más altas, para poder acceder a través de unos andenes situados cada kilómetro aproximadamente.

Transmilenio - Bogotá
Como pudimos comprobar, mucha gente accedía a dicho arcén directamente desde la carretera sin pasar por taquilla.

Transmilenio - Bogotá
Conforme nos acercábamos a la parada de Museo del Oro, la más cercana a nuestro hostal, los barrios que se sucedían iban teniendo peor pinta.

Transmilenio - Bogotá
De hecho, cuando nos acercamos a la puerta porque quedaban tres paradas, una chica nos dijo que no se nos ocurriera bajar en la siguiente porque seguro que nos atracaban.

Transmilenio - Bogotá
Sin duda, Bogotá era una ciudad bastante distinta en la que no nos acabábamos de sentir a gusto. Nos bajamos en el Museo del Oro.

Museo del Oro - Bogotá
Era hora de cenar, así que nos metimos por La Candelaria y dimos con La Vie en Rose, un restaurante  con estética retro.

La Vie en Rose - Bogotá
Tras cenar, nos dimos una última vuelta por el casco antiguo de la ciudad, pasando por la Plaza Bolivar.

Plaza Bolivar - Bogotá
Y poco después nos volvimos al hotel a preparar las maletas para el día siguiente, porque volveríamos a volar.

Cranky Croc Hostel - Bogotá
Luego, bajamos a recepción a estrenar el dominó que Antonio se había comprado en Cartagena de Indias mientras tomábamos unas cervezas antes de irnos a dormir.


Continua en Del Caribe a Los Andes: Colombia y Perú (Parte 3)


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