Viene de Del Caribe a Los Andes: Colombia y Perú (Parte 1)
- Fecha: Del Martes 31 de Julio al Viernes 31 de Agosto de 2018 (32 DIAS)
- Fecha: Del Martes 31 de Julio al Viernes 31 de Agosto de 2018 (32 DIAS)
- Paises: Colombia y Perú.
- Ciudades Visitadas: Medellín, Peñol, Guatapé, Santa Fe, Jardín, Jericó, Pereira, Salento, Cartagena, Islas Rosario, Taganga, Santa Marta, Bogotá, Zipaquira, Lima, Cuzca, Oyantaitambo, Aguas Calientes, Puno, Islas Uros, Arequipa, Maca, Chivay, Nazca, Ica, Paracas.
- Medio de Transporte: Avión, Autobús, Metro, Tren, Telecabina, Barca y Coche (Daewoo Matiz)
- Acompañantes: Antonio, Francis, y Antonio.
- Presupuesto aproximado: 2500€- Acompañantes: Antonio, Francis, y Antonio.
Mapa de la ruta |
DIA 9
One Day Hostel no estaba mal, pero nos había tocado un dormitorio en el que apenas cabíamos los cuatro.
Eso si, los desayunos estaban a la altura de los otros hoteles por los que habíamos pasado. Nos echamos a la calle temprano.
Desayuno One Day Hostel - Cartagena |
Getsemaní - Cartagena |
Getsemaní - Cartagena |
Free Tour - Cartagena |
Plaza San Pedro Claver - Cartagena |
San Pedro Claver - Cartagena |
Centro Amurallado - Cartagena |
Catedral de Santa Catalina de Alejandría - Cartagena |
Catedral de Santa Catalina de Alejandría - Cartagena |
Gertrudis - Cartagena |
Calle de Don Sancho - Cartagena |
Teatro Adolfo Mejía - Cartagena |
La Presentación - Cartagena |
Baluarte de La Merced - Cartagena |
Calle De la Iglesia - Cartagena |
Boquetillo Plaza Aduana - Cartagena |
Taxi - Cartagena |
Barrio Bocagrande - Cartagena |
Barrio Bocagrande - Cartagena |
Centro Comercial Bocagrande - Cartagena |
Sushi Caribe - Cartagena |
Playa Bocagrande - Cartagena |
Playa Bocagrande - Cartagena |
Fin del baño - Playa de Bocagrande - Cartagena |
Parque de la Maria Mulata - Cartagena |
Espigón - Cartagena |
Puesta de sol - Cartagena |
Muelle de los Pegasos - Cartagena |
One Day Hostel - Cartagena |
Las Indias - Cartagena |
Las Indias - Cartagena |
Las Indias - Cartagena |
Las Indias - Cartagena |
DIA 10
El despertador sonó a las 5:45 y, por supuesto, a esa hora aun no estaban sirviendo el desayuno en el hostal.
Getsemaní - Cartagena |
Getsemaní, que a cualquier hora del día era un hervidero de actividad, estaba aun dormido aunque era de dia.
Era lo único bueno de haber madrugado tanto, teníamos el segundo barrio más emblemático de la ciudad casi para nosotros solos.
Las palomas recogiendo los restos de la noche anterior eran las dueñas de la plaza donde esperábamos a nuestro microbús.
Poco después de las 6:30 apareció para recogernos, éramos los últimos y salimos directos de la ciudad en vez de hacer la ruta de hoteles para recoger a más clientes.
Por suerte, el conductor hizo una parada en un área de servicio de camino a Playa Blanca para poder desayunar a la altura de Ararca, ya que estábamos muertos de hambre.
Una hora después de haber salido, estábamos en el parking de Playa Blanca, situada al sur de Cartagena.
Si las playas de Bocagrande nos habían parecido El Caribe, esta era un auténtico paraíso de aguas cristalinas.
Playa Blanca hace honor a su nombre con arena fina de ese color, que contrasta con el turquesa del mar.
Es una zona que se ha respetado en cuanto a construcciones, pues todo los hostales que pueblan la costa, casi sin carreteras, son de madera.
Estuvimos sentados un rato allí, y pronto apareció una de las barcazas que nos llevaría a navegar por la zona.
Nos subimos y nos acercaron a los alrededores de la Isla de Baru, donde hay varias islas más pequeñas privadas.
Personalidades del mundo del artisteo colombiano como Juanes o Carlos Vives tienen residencia en esos exclusivos lugares.
Terminamos la vuelta dejándonos caer por Isla Pirata, donde sobresale del mar la famosa Estatua de la Sirena.
A continuación, nos llevaron un poco más mar adentro hacia la Bahía de Polonia donde hicimos un rato de snorkeling.
No soy especialmente fan de este tipo de actividades, aunque admito que la experiencia en la barrera de coral estuvo bastante bien.
La siguiente parte del tour fue bastante más relajada, nos llevaron Playa Coralito, una pequeña bahía llena de palafitos con vendedores ambulantes en tablas de surf.
Nos tomamos unos cócteles servidos en coco y todo fue bien hasta que llegaron barcos privados con música a tope, lo que estropeo el ambiente de relax.
Tras eso, volvimos al barco y nos dejaron en Playa Grande, similar a Playa Blanca, aunque mucho menos explotada.
Allí nos dieron un cóctel de marisco y nos dejaron cerca de una hora libres para que disfrutáramos del lugar.
El sol no pegaba muy fuerte, por eso se estaba bastante a gusto sentado entre los árboles que crecían prácticamente de la orilla.
Poco después, estábamos de vuelta en el barco para regresar a Playa Blanca, se había terminado la navegación por un rato.
Allí teníamos reservada una mesa en el Estadero Fosforito, una terraza de madera en primera linea de playa.
La comida no fue de lo más abundante, pero el pescado que nos pusieron estaba muy fresco, y en un lugar como ese sabía mucho mejor.
Pasamos el resto del tiempo libre sentados en la terraza y dándonos remojones en las cristalinas aguas.
Y hasta le habíamos cogido el gusto a eso de tomar unos cocteles en coco, por lo que no tuvimos más remedio que pedir otro.
Cuando fuimos a montarnos en el barco fue cuando me di cuenta de que alguien me había robado las chanclas.
Nos dejaron en la zona de Playa Blanca donde habíamos llegado y volví al autobús descalzo, por suerte ocurrió cuando no quedaba mucha excursión.
Nos dejaron en la Plaza de la Trinidad, y el ir sin zapatos no me impidió pasar por la Iglesia de la Trinidad antes de llegar al hostal.
Tras una ducha, nos dimos una vuelta por los alrededores de Getsemaní, que tenía un ambiente bastante festivo.
La gente abarrotaba las callejuelas y se estaba celebrando una misa nocturna en la Iglesia de San Salvador.
Precisamente en la misma Plaza de La Trinidad era donde se concentraba el mayor número de gente viendo actuaciones y tomando cerveza.
Además, había varios puestos ambulantes donde vendían carne a la brasa, pinchos y sandwiches de todo tipo.
No obstante, no nos apetecía cenar en todo el barullo, y buscamos un sitio más tranquilo por las calles aledañas.
No tuvimos que andar mucho, porque en la Carrera 10, la que salía frente a la Plaza de La Trinidad encontramos un buen restaurante.
Sabor Mulato parecía más la casa de una vecina de Getsemaní que un bar, por eso pedimos el menú del día.
De primera nos sacaron una sopa de verduras que me sentó muy bien, y de segundo un pescado a la plancha con ensalada, arroz y tortilla.
El sitio estaba bien camuflado, pues no tenía ni cartel que indicara que allí había un restaurante, por eso quizá nos costó cenar al mismo precio que en Medellín o Salento.
Para terminar la noche, compramos unas cervezas y nos sentamos entre el gentío de la Plaza de la Trinidad hasta que nos recogimos.
Había vuelto a salir el sol, y estaba apretando de lo lindo. Por suerte, en breve llegamos a la Playa de las Arenillas.
Una inmensa playa de arena fina en la que aprovechamos un espacio entre rocas para dejar las mochilas mientras nos bañábamos.
Nos secamos al sol tirados en la toalla, y continuamos por la arena hasta la siguiente de las playas de la ruta.
Si la Playa de las Arenillas se caracterizaba por su anchura y su oleaje, La Playa de la Piscina venía siendo todo lo contrario.
Esta era un remanso de paz en el que tumbarse al sol y darse un remojón de vez en cuando en sus aguas transparentes.
Era mucho más tranquila que la anterior, una pena que el día estuviera volviendo a ponerse feo, porque nos hubiéramos quedado bastante más tiempo.
Desde uno de los extremos de la playa, podíamos ver el fin de la ruta en forma de montaña: El Cabo San Juan.
Además, ya eran las cuatro y media de la tarde, y seguramente se nos iba a hacer de noche antes de llegar a la entrada del parque.
La otra pasaba por pagar 60000 pesos colombianos, el equivalente a unos 15€ y hacer una hora y media de trayecto.
Pero en lugar de ir caminando, lo haríamos en una lancha bordeando el Parque del Tayrona por el Mar Caribe.
Obviamente, sin pensarlo mucho, optamos por esta última, así que compramos el ticket y nos pusimos en una cola.
Intuíamos que nos íbamos a quedar en tierra porque era larguísima, aunque nos aseguraban que teniendo ticket no habría problema.
Y así fue, nos montamos en la última de las lanchas y al principio todo iba bastante tranquilo, y hasta cómodo.
Pero conforme salimos a mar abierto, el piloto le dio gas al motor, y la lancha empezó a dar unos pantocazos bestiales.
A la media hora, no había forma de sentarse de forma que el culo no sufriera, por suerte hicimos una parada para dejar y recoger gente en Playa Cristal.
La última hora hasta Playa Taganga fue más de lo mismo, vistas espectaculares e incomodidad máxima hasta que vimos la bahía.
Cuando bajamos de la lancha ya estaba atardeciendo, y nos dirigimos directamente a la terraza del Taco Beach Bar a tomar una Club Colombia helada.
El Tayrona había sido impresonante, pero después de pasar por el Cocora, los paisajes, de no ser por la cercanía del mar, hubieran sabido a poco.
Estuvimos en la terraza hasta que finalmente cayó el sol, lo que no hizo que la playa se vaciara, más bien al contrario.
Cuando ya nos dió un poco de frio, nos dirigimos a la habitación para darnos una ducha y salir a buscar donde cenar.
Dando vueltas por el pueblo sin llegar a la costa, encontramos U Parrilla, un restaurante de una pareja argentina que ponía una carne de vicio.
Nos quedamos bastante satisfechos, y fuimos a la playa a tomarnos un mojito para despedirnos de Taganga.
El pueblo había sido bastante soprendente, pues solo esperábamos encontrar un lugar donde dormir cercano al Tayrona, y resultó ser más popular que Santa Marta.
Plaza de la Trindad - Cartagena |
Plaza de la Trindad - Cartagena |
Plaza de la Trindad - Cartagena |
De Cartagena a Playa Blanca - Colombia |
Desayuno - Ararca |
Playa Blanca - Colombia |
Playa Blanca - Colombia |
Playa Blanca - Colombia |
Playa Blanca - Colombia |
Playa Blanca - Colombia |
Islas Pivadas - Isla de Baru - Colombia |
Islas Pivadas - Isla de Baru - Colombia |
Estatua de La Sirena - Isla Pirata - Colombia |
Snorkeling - Isla de Baru - Colombia |
Playa Coralito - Isla de Baru - Colombia |
Playa Coralito - Isla de Baru - Colombia |
Playa Coralito - Isla de Baru - Colombia |
Playa Grande - Islas de Baru - Colombia |
Playa Grande - Islas de Baru - Colombia |
Playa Grande - Islas de Baru - Colombia |
Playa Blanca - Colombia |
Estadero Fosforito - Playa Blanca |
Estadero Fosforito - Playa Blanca |
Playa Blanca - Colombia |
Playa Blanca - Colombia |
De Playa Blanca a Cartagena - Colombia |
Iglesia de la Trinidad - Cartagena |
Getsemaní - Cartagena |
Getsemaní - Cartagena |
Iglesia de la Trinidad - Cartagena |
Plaza de la Trinidad - Cartagena |
Plaza de la Trinidad - Cartagena |
Sabor Mulato - Cartagena |
Sabor Mulato - Cartagena |
Sabor Mulato - Cartagena |
Sabor Mulato - Cartagena |
Sabor Mulato - Cartagena |
DIA 11
Sería nuestro último día en Cartagena de Indias, pero aun tendríamos toda la mañana para aprovechar la ciudad.
Tras desayunar, salimos del centro de Getsemaní, que tenía unas estatuas de lo más originales, a una de las calles que la rodeaban.
Allí pudimos parar un taxi que nos llevó al barrio Pie de Cerro, situado al otro lado del Baluarte de Santa Teresa.
Allí se encuentra el Cerro de San Lázaro, y en su parte más alta está ubicado el Castillo de San Felipe de Barajas.
Teníamos la intención de entrar a dar una vuelta por nuestra cuenta, pero por apenas 3€ más cada uno tendríamos un guía para los cuatro.
No lo dudamos, pues estábamos seguros que con las explicaciones íbamos a aprovechar la visita mucho más.
La construcción del castillo dio comienzo en 1536 dirigido por militares españoles con esclavos africanos como mano de obra.
Fue erigido con materiales propios de la época, como el ladrillo y la roca, y su ubicación geográfica respondía a una estrategia militar.
Gracias a su considerable altura, se divisaba cualquier movimiento del enemigo y se maximizaba el tiempo de reacción ante cualquier invasión.
Me estaba sorprendiendo, y no solo por las palabras del guía si no también por la actitud de la población en general, el aprecio que le tenían a los españoles.
Tras la visita, lo entendí mejor. A pesar de las aberraciones cometidas, los españoles defendieron a los indigenas de la llegada de colonizadores más sanguinarios como ingleses u holandeses.
Esto sumado a que en lugar de querer eliminar todo rastro de los nativos interactuaran con ellos, hizo que la imagen del español del siglo XVI pasara a la historia con una visión distinta en el pais.
Muchos se sintieron protegidos gracias a figuras como la de Blas de Leto, el conocido como medio hombre, ya que le faltaba una pierna, un ojo y un brazo.
Fue de los militares que participó más activamente en la lucha contra los Ingleses, especialmente contra Drake.
Cuentan que el pirata ya había diseñado una moneda conmemorativa de la conquista de Cartagena cuando su flota de 186 buques fue derrotada por la de Blas de Lezo, con solo 6 navíos, en 1741.
Por ello, su estatua se erige en la Plaza del Castillo de San Felipe, como pudimos comprobar a la salida de la fortaleza.
Aun nos quedaban algunas horas libres antes de que llegara nuestro microbús hasta Taganga, por lo que cogimos un taxi.
Este nos llevó al Centro Amurallado, y atravesamo la Puerta De la Torre del Reloj para aparecer en la Plaza de los Coches.
Aunque era la ciudad más turística que nos habíamos encontrado hasta la fecha, Cartagena nos había gustado bastante.
La gente, que tenía un acento completamente distinto al antioqueño, estaba acostumbrada a tratar con el visitante extranjero.
Pero no por ello disminuía su nivel de cercanía y simpatía, y las ganas de ayudar si te veían perdido en algún momento.
Pero había llegado la hora de cambiar de escenario, compramos unos bocadillos para el viaje y esperamos en el hostal.
Habíamos contratado una furgoneta a Taganga en recepción, pero como tardaba, decidimos almorzar allí mismo.
A eso de las 14:30 nos pusimos en camino, el viaje, según decían, iba a tener una duración de unas 5 o 6 horas.
En lenguaje colombiano, eso significaba que nos diéramos por satisfechos si llegábamos antes de las 7 horas.
Nos acomodamos como pudimos y fuimos viendo pasar pacientemente las localidades de Barranquilla y Ciénaga
Hasta que tras hacer una parada para estirar las piernas, llegamos a Santa Marta, y poco después a Taganga.
Habíamos elegido ese pequeño pueblecito costero porque estaba pegado al Parque Nacional del Tayrona.
La impresión de primeras fue que habíamos regresado al pasado, con una gran parte de calles sin asfaltar ni alumbrado público.
La siguiente, que quizá nos habíamos metido en Tel Aviv o algo similar, porque muchos de los carteles estaban en hebreo.
Al hacer el check in en el Hostal La Provinciana, la chica de recepción nos contó que Taganga era destino de Israelitas que han terminado el servicio militar.
Y que tuviéramos cuidado, pues aunque estábamos en habitaciones compartidas, tenían la costumbre de cerrar la puerta a su antojo, como si fueran privadas.
En fin, otra sorpresa más. Dejamos las cosas en la habitación, charlamos con algunos de ellos y la verdad es que, al menos sobrios, parecían bastante simpáticos.
Estábamos muertos de hambre, por lo que bajamos la cuesta de arena que nos llevaba a la Bahía de Taganga.
No nos complicamos mucho la vida y en el primer puesto de comida callejera nos sentamos a tomar una de las famosas salchipapas.
Luego, de entre los varios locales que había para tomarnos algo, nos acercamos al Love Restaurant Bar, con música en directo.
Ni rastro de esos israelitas desfasados de los que nos habían hablado, por lo menos a esa hora de la noche, solo algunos turistas bailando salsa en la playa.
Después de un par de mojitos, volvimos al hotel donde, a pesar de ser de noche, la temperatura invitaba a darse un baño.
A esa hora, los vecinos judios estaban empezando a hacer botellón junto a la piscina, no les importó mucho ver como nos metíamos en nuestras literas a dormir.
La fauna y vegetación del parque se distribuye en regiones con diferentes pisos térmicos, que van desde el nivel del mar a los 900 metros.
Por ello, la primera parte de nuestra ruta estaba bastante cuesta arriba, y pronto empezamos a ver el mar.
La sensación de estar en la selva era menor que en el Valle del Cocora, pero la mezcla de mar con jungla era una pasada.
La primera de las zonas de costa que encontramos fue Playa Arrecife, y era bastante salvaje, de arena fina.
Pero además de que estaba prohibido el baño, el cielo se estaba encapotando y no apetecía nada darse un chapuzón.
El sendero no discurría por la arena, si no que rodeaba por detrás del follaje hasta que se terminaba la playa.
El camino iba a seguir ese patrón durante los siguientes kilómetros, era impresionante como podían sobrevivir tantas plantas tan cerca del mar.
Ibamos todo el camino los cuatro solos, pero en cierto punto, encontramos una aglomeración de senderistas.
Estaban intentando obtener la mejor instantánea de los monos que trepaban por los árboles de alrededor del sendero.
Poco tiempo después, ya con bastante hambre, llegamos a la Panadería Vere, famosa por sus bollos rellenos de chocolate, jamón o jamón y queso.
Nos zampamos uno y continuamos nuestro camino encontrando una especie de laguna natural entre las dunas.
Esta se extendía hacia el interior, convirtiéndose en una charca de agua salada que se metía en la selva.
Desayuno One Day Hostel - Cartagena |
Getsemaní - Cartagena |
Puente Calle 30 - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Vistas Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Castillo de San Felipe de Barajas - Cartagena |
Blas de Lezo - Cartagena |
Plaza de los Coches - Cartagena |
Centro Amurallado - Cartagena |
Centro Amurallado - Cartagena |
Getsemaní - Cartagena |
Getsemaní - Cartagena |
Almuerzo - Cartagena |
Cartagena a Taganga - Colombia |
Cartagena a Taganga - Colombia |
De Cartagena a Taganga - Colombia |
Cartagena a Taganga - Colombia |
Taganga - Colombia |
Taganga - Colombia |
Taganga - Colombia |
Taganga - Colombia |
Taganga - Colombia |
Taganga - Colombia |
Club Colombia - Taganga |
Salchipapa - Taganga |
Love Restaurant Bar - Taganga |
Love Restaurant Bar - Taganga |
Love Restaurant Bar - Taganga |
La Provinciana - Taganga |
DIA 12
El problema fue cuando volvieron de fiesta, porque montaron un jaleo impresionante y nos despertaron a todos.
Eran los riesgos de ahorrarnos unas perras por dormir en sitios compartidos. Ese día íbamos a ir al Tayrona en transporte público.
El bus nos costaba 4€ por cabeza, pero entonces apareció Mauricio, un taxista que nos ofreció llevarnos por 7€.
En el camino de unos 20 minutos entre Taganga y el parque, nos explicó que parte de su familia vivía en Venezuela.
La frontera se encontraba de allí a menos de una hora en coche, y Colombia siempre había sido la hermana pobre del pais vecino.
Pero a raiz del éxodo de la población por el Gobierno de Maduro, la cosa había cambiado y ahora los que mendigaban eran los Venezolanos.
Nos contó como estaba viviendo la situación viviendo en una localidad fronteriza hasta que nos dejó en la taquilla del parque.
Al otro lado, cogimos una furgoneta que nos ahorró un trecho de carretera asfaltada bastante feo hasta el comienzo de la ruta senderista que íbamos a seguir.Taganga - Colombia |
Taxi - Taganga |
Entrada Parque Tayrona - Colombia |
Gato del Tayrona - Colombia |
Entrada del Tayrona - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa Arrecife - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa Arrecife - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa Arrecife - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Panaderia Vere - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa de Las Arenillas - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa de Las Arenillas - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa de La Piscina - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa de La Piscina - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa de La Piscina - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa de La Piscina - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Por eso, el resto del camino tenía algo de desnivel, y pasaba por trechos entre rocas por los que no sabíamos como podían entrar los caballos con jinetes que nos estábamos cruzando.
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Finalmente, llegamos a Playa San Juan donde terminaba el sendero. Era la más solicitada por turistas en todo el parque.
Cabo San Juan - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Subimos las escaleras que rodeaban el cabo para llegar a un camping que estaba situado en el punto más alto.
Cabo San Juan - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Desde allí las vistas del la playa eran de las mejores que habíamos visto a lo largo de nuestra ruta por el Tayrona.
Cabo San Juan - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Cuando volvimos a la playa, teníamos dos opciones para volver hasta Taganga. Una era deshacer el camino andando.
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Aunque el sendero había sido relativamente corto, aun nos esperarían un par de horas de caminata mínimo.
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Cabo San Juan - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa Cristal - Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Parque Nacional Natural "El Tayrona" - Colombia |
Playa Grande - Taganga |
Bahía de Taganga - Taganga |
Taco Beach Bar - Taganga |
Taco Beach Bar - Taganga |
Taco Beach Bar - Taganga |
Taco Beach Bar - Taganga |
U Parrilla - Taganga |
U Parrilla - Taganga |
Taganga Beach - Taganga |
DIA 13
Otra noche de jarana israelita, pero eso no era lo peor, si no que amanecí lleno de picaduras, que intuía eran de chinches.
Tampoco le dí mayor importancia, ese día dejábamos el Caribe y la experiencia allí había sido muy positiva.
Por eso queríamos dedicar la mañana que aun nos quedaba a explorar Santa Marta, la capital más cercana al Tayrona.
Cogimos el autobus urbano, que en unos treinta minutos nos estaba dejando en una avenida paralela al paseo marítimo de la ciudad.
La cosa estaba bastante parada por allí, especialmente porque era domingo y todavía demasiado temprano.
Al ser un pais muy católico, la mayor aglomeración de gente a esa hora se encontraba en la Catedral de Sagrario.
Además de ser la primera iglesia católica en America del Sur, albergó el cuerpo de Simón Bovilar durante 12 años.
La misa era muy parecida a cualquiera que se pueda encontrar en España, pero bastante más animada en cuanto a cánticos.
El Centro Histórico no era nada del otro mundo comparado con los que habíamos estado visitando hasta entonces.
Era bastante moderno y con pocos rastros coloniales, aunque algunas de las fachadas estaban decoradas con graffitis originales.
Durante el principio del Siglo XX había sido una región bastante rica gracias a la producción de cacao y banano.
Esto hizo que se desatara una ola migratoria, haciendo que rivalizara con Cartagena de Indias como capital del Caribe Colombiano.
A pesar de haber sido un atractivo para el viajero durante muchos años, en los 70 comenzaron a aparecer los primeros cultivos de marihuana.
Consecuentemente, debido a su explotación, la zona quedó en manos de grupos mafiosos muy violentos, lo que tuvo consecuencias nefastas para el turismo.
No obstante, el caribe colombiano se había librado en gran medida de la época más oscura del narcotráfico del pais.
Por eso, sin ser el sitio más visitado de la región, el turismo significa a dia de hoy un ingreso importante para Santa Marta.
Por eso, existen lugares como el Mercado de Artesanías, donde encontrar souvenirs de todo tipo a un precio muy competitivo.
Cuando terminamos de comprar varios de ellos, volvimos a la calle para buscar el autobús de vuelta al hostal.
Lo localizamos sin problema y en menos de media hora estábamos bajándonos en la Playa de Taganga.
A esa hora ya estaban todos los restaurantes funcionando, por lo que nos metimos en el Kiosko 6 a la Vista.
Nos pedimos unos bocadillos, y al poco tiempo llegó un grupo a tocar música caribeña mientras comíamos frente al mar.
Fue la mejor forma de despedirnos de Taganga, un sitio paradisiaco si no fuera por los israelitas fiesteros.
Tras recoger el equipaje de La Provinciana apareció Mauricio, nuestro taxista del día anterior que nos llevó al aeropuerto.
Se encontraba ubicado en plena costa, justo encima de la playa, con unas vistas impresionantes desde la terminal.
Pasamos los controles y pronto estábamos haciendo cola para embarcar hacia Bogotá. Esta vez no nos habíamos equivocado con la fecha de nuestro vuelo.
Aunque se nos antojaba bastante lejana, la capital estaba a poco más de una hora de vuelo desde el Caribe.
Tuvimos que facturar, por lo que tras recoger las maletas de la cinta, nos pusimos en la gigantesca cola que había para coger un taxi.
Entre medias se acercaron varios a ofrecernos un "taxi alternativo", que según lo que pagamos al llegar, no hubiera distado mucho del precio que en teoría ofrecían.
Pero estábamos en la capital, por lo que no nos la quisimos jugar y aguantamos la espera. En veinte minutos de trayecto estábamos en La Candelaria.
Allí se encontraba Cranky Croc Hostel, el lugar donde nos alojaríamos durante nuestra estancia en Bogotá, ciudad en la que hacía un frio de muerte.
Durante el check in nos dijeron que quizá deambular por La Candelaria un domingo noche a esa hora no era lo más apropiado.
Tampoco es que nos muriéramos de ganas por salir, y además, ofrecían cena en el mismo hostal, donde pedí una sopa de lentejas con aguacate, que estaba riquísima.
Tras la cena, nos quedamos echando una cerveza y echando unas partidas de ping pong antes de irnos a dormir, ya tendríamos tiempo de explorar al día siguiente.
Nuestra guia nos iba a llevar a recorrer la zona más antigua de Bogotá, donde fue fundada la ciudad en 1538.
Comenzamos la ruta pasando por el Callejón del Embudo, uno de los sitios emblemáticos por la concentración de bares en apenas 50 metros.
También por sus coloridos murales y grafitis en cada una de sus paredes, que le dan un toque bohemio.
Allí nos llevaron al restaurante El Chorro, un pequeño local donde nos iban a dar a probar Chicha, típica de Colombia.
Una bebida alcohólica muy suave a base de maíz fermentado que tenía que beberse en grupo sorbiendo en un bol.
No tuvo especial éxito, pero si estuvo curioso que nos la sirvieran de la manera que se suele beber cuando se va con amigos a esos bares.
A continuación, volvimos al Callejón del embudo y seguimos la ruta cuesta arriba hasta una plaza emblemática.
El Chorro de Quevedo es lugar de reunión de universitarios y gente joven en general para tomar unas cervezas después de las clases.
Nos habíamos hecho a la idea de que el Centro Histórico de Bogotá iba a ser tan colorido como esa zona.
Pero en el momento en que dejamos atrás el Chorro de Quevedo, las calles se volvieron bastante más sobrias.
Muchas estaban recién asfaltadas y otras con con suelos empedrados y aceras nuevas, lo que le daba un aspecto muy cuidado y limpio.
A pesar del intento de darle un punto alegre con las fachadas coloridas, no tenía el punto colonial de otras ciudades.
La guia nos llevó entonces al Café Unión. uno de los lugares de La Candelaria especializados en dicho producto.
Allí nos explicaron por qué el café que habíamos estado probando no era de lo mejorcito a pesar de la fama del café de Colombia.
Y es que, al igual que ocurre en otros países en vías de desarrollo, lo mejor del producto nacional se exporta a otros países.
Tras ello, dejamos atrás las calles más estrechas y nos metimos en una parte del barrio antiguo de la que adolecían los de Medellín o Cartagena.
A lo largo de la calle 10, el escenario cambiaba y se convertía en el de una ciudad mucho más señorial.
Dejamos a mano derecha el Museo Militar de Colombia, con una gran exposición en el patio, y nos adentramos en la Plaza Simón Bolivar.
En ese gran espacio abierto se concentran varios de los edificios más importantes de la capital colombiana.
El Capitolio Nacional, El Palacio de Justicia, el Palacio Liévano, la Catedral Primada, la Capilla del Sagrario y el Palacio Arzobispal.
Desde allí salimos a la Carrera 7, donde ya se habían olvidado de mantener cualquier parecido estético con un casco antiguo.
Alli nos paramos en el Sep7mazo, una cafetería donde nos dieron a probar buñuelos y empanadillas típicas.
También en una frutería cercana, compré un poco de Pitaya, la fruta del dragón, que a diferencia de la rosada de Asia, aquí se vendía en amarillo.
En el cruce de la Carrera 7 con la Calle 7, llegamos al lugar donde asesinaron a Jorge Gaitán, defensor de los derechos de los trabajadores y del pueblo.
Su muerte dio lugar a protestas por todo el pais que dieron lugar al periodo sangriento colombiano conocido como "La Violencia".
Desde allí nos encaminamos hacia la Avenida Jimenez, donde habíamos estado desayunando unas horas antes.
Y subiéndola hacia el este, en breve estábamos llegando al Parque de los Periodistas Gabriel García Márquez.
Allí, además de decenas de mendigos a los que la guía hizo referencia, se encontraba la Estatua de Simón Bolivar y varias cafeterías muy coloridas.
Nos llevaron a La Magola Buendia, que a primera vista parecía pequeño, pero una vez dentro se extendía hasta un patio interior.
Nos invitaron a comprar varias cervezas locales y a continuación nos invitaron a jugar a algo llamado Tejo.
Era un juego clásico consistente en hacer explotar pequeños sacos de pólvora situados a distancia en un plano inclinado.
Fue bastante divertido. Tras ello, nos despedimos, hicimos nuestra aportación económica y salimos a la calle.
Había sido todo un acierto apuntarnos al tour, pues estéticamente Bogotá no era muy bonita, y al menos nos llevábamos la parte cultural.
Dimos un paseo subiendo por la Carrera 1 hasta que nos encontramos a los pies del Cerro Monserrate.
Allí pagamos el ticket de ida y vuelta por 5€ y nos metimos en la cola para subir a lo alto en el teleférico.
Las vistas ya prometían desde la cabina, donde estuvimos poco más de cuatro minutos para cubrir los 820 metros de cable.
Una vez en lo alto del cerro, nos encontrábamos a 3152 metros sobre el nivel del mar, unos 600 metros por encima de Bogotá.
Con eso nos podíamos hacer una idea de la magnitud de la capital que alberga siete millones y medio de habitantes.
Sin duda era una de las mejores vistas que nos habíamos encontrado a lo largo de nuestros 14 días en Colombia.
El teleférico creó en los 50 para facilitar la subida de los peregrinos a la Iglesia de Monserrate, que antes solo subían andando o en funicular.
Es muy moderna, pues tuvo que ser reconstruida tras un terremoto en 1917, por lo que estéticamente no llama nada la atención.
En teoría tiene una virgen negra como ocurre con su homónima en Barcelona, pero no logramos localizarla por ninguna parte.
A continuación, recorrimos el Mercado de Artesanías, que discurría por unas calles cercanas a la iglesia.
Además de souvenirs, se encontraba repleto de lugares para comer, donde optamos por pedir una especie de cocido que estaba bastante bueno.
Luego, nos dirigimos al mirador al norte, donde las vistas se limitaban exclusivamente a naturaleza al otro lado de la ciudad.
Ahí nos encontramos por primera vez las famosas bebidas a base de hoja de coca, aunque Bogotá se encuentra "solo" a 2600 metros de altura.
Y nos encaminamos a coger el teleférico de vuelta, estaba cayendo el sol y hacía un frio que pelaba en lo alto.
Salimos de nuevo, tras una caminata, al Parque de los Periodistas, que no tenía ni mendigos a esa hora de la tarde.
Nos dirigimos directamente a la Carrera 7, intentando encontrar algo de ropa de abrigo, pues nos iba a hacer falta.
Allí había varias tiendas a punto de cerrar donde pudimos comprobar que los precios no eran muy asequibles.
No vimos nada que nos convenciera, y estuvimos dando un rato una vuelta viendo jugar al ajedrez a los locales.
Luego volvimos a la Candelaria a dejar en el hostal algunos de los souvenirs que habíamos comprado antes de salir a cenar.
De noche, seguramente porque era un lunes, el Callejón del Embudo y alrededores estaba bastante desierto, aunque los bares si estaban abiertos.
Nos decantamos por El Gato Gris, uno con música en directo muy cercano a la plazuela del Chorro de Quevedo.
Había pocas mesas ocupadas, pero a pesar de eso, la música en directo animaba el cotarro durante la cena.
Pedimos un par de platos para compartir, y aunque no fueron especialmente baratos, cenamos bastante bien.
A la salida estaba comenzando a llover, y los alrededores del hostal se encontraban bastante solitarios, así que optamos por quedarnos allí echando un ping pong y unas cartas antes de acostarnos.
De alguna manera, el comentario de la recepcionista de la noche anterior sobre no estar dando vueltas de noche por la candelaria nos había condicionado, y veíamos Bogotá como una ciudad más insegura.
Teníamos que llegar a la Terminal Salitre, que estaba situada en el oeste de la ciudad, pero bastante lejos.
Por eso, desechamos el transmilenio y acabamos cogiendo un taxi que, entre tráfico y distancia, tardó casi media hora.
En la terminal, nos abordó un chico venezolano con un taco de bolívares en la mano, que no valían casi nada, pidiendo que se le compráramos uno como souvenir.
Le di el equivalente a tres euros por uno de ellos antes de localizar el bus de la compañía Alianza hacia Zipaquira.
Antes de salir, pasé por el servicio y, escribiendo esto ahora, me doy cuenta de que quizá los Colombianos ya habían previsto el asunto del dichoso Coronavirus COVID-19.
El camino se me hizo más ameno sentado al lado de Antonio, un señor de Zipaquira de 80 años que me contó su vida como militar en Colombia.
Llegamos al centro del pueblo, y acto seguido, subimos por el Parque de la Sal, que nos llevó hasta la Plaza del Minero.
Allí se encontraban las taquillas para sacar las entradas y audioguias para acceder a la Catedral de la Sal.
Este templo es un recinto construido en el interior de las Minas de Sal de la localidad situada a hora y media de Bogotá.
En 1932, Luis Angel Arango, directivo del Banco de la República tuvo la idea de construir una capilla subterránea.
Su motivación era la devoción que los obreros manifestaban antes de iniciar su jornada laboral, adornando los socavones con imágenes de santos.
La construcción comenzó en 1950, siendo terminada en 1954 situada en el segundo nivel de los cuatro de explotación que tenía la mina.
Al fondo tenía una cruz de madera iluminada desde abajo, que proyectaba una sombra que representaba a Cristo con los brazos abiertos.
Por entonces, el juego de luces era muy importante para crear la ilusión de símbolos proyectados en las paredes.
La antigua Catedral pronto se convirtió en una atracción turística hasta que fue cerrada al público en 1992 por fallos en la estructura.
La nueva, en la que estábamos, fue construida en entre 1991 y 1995, pero esta vez 60 metros por debajo de la original.
La visita se divide en tres partes, siendo la primera de ellas El Viacrucis, situado en un túnel a lo largo del cual se encuentran las diferentes estaciones.
Estas están representadas con pequeños altares tallados en rocas de sal, que acaban conduciendo a la segunda parte, que es la Cúpula.
Poco después se accede a la rampa de descenso y los balcones, con vistas directas a la inmensa cruz tallada.
Acto seguido, se llega a las naves de la catedral, que se encuentran intercomunicadas por una grieta que simboliza el nacimiento y la muerte de Cristo.
Personalmente, no creía que hubiera valido la pena llegar hasta allí solamente para visitar la Catedral de la Sal.
Aunque estaba considerada la Primera Maravilla de Colombia, elegida en el 2007, no me había convencido del todo.
Sobre todo porque el estrambótico juego de luces recordaba más a un club de carretera que a un templo sagrado.
Y porque tenían puesto el Ave María repitiéndose de fondo a un volumen extremadamente alto continuamente, lo que estropeaba el ambiente.
Sin embargo, si la razón de la visita es la mina, la cosa es bastante más interesante desde el punto de vista estético.
Tras el tour completo, dejamos las audioguias, salimos a la superficie y nos dispusimos a dar una vuelta por el pueblo.
Se veía bastante limpio y ordenado, sin ser especialmente bonito, hasta que llegamos al Parque Principal, que si valía la pena.
Después nos dedicamos a buscar un sitio donde almorzar, y de casualidad dimos con La Komilona de Andrés.
Pedimos un menú del día a base de palta, arroz, sopa y solomillo con salsa de queso que resultó ser de lo mejor que habíamos comido en varios días.
Para bajar la comida, dimos una última vuelta pasando por la Plaza de la Independencia, que hacía las veces de plaza de armas.
Y tras eso, nos acercamos a la parada donde habíamos llegado para coger el autobús de regreso a Bogotá.
Tuvimos que hacer una pequeña escala, que aun no acabo de entender, consistente en que nos dejaran en un apeadero en mitad de la autovía hasta que viniera otro autobús.
Después del trayecto de hora y media, nos apeamos en la terminal salitre, y decidimos probar suerte con el Transmilenio.
Este medio de transporte era un autobus larguísimo que iba por un carril específico a lo largo de las principales avenidas de Bogotá.
Las puertas están construidas más altas, para poder acceder a través de unos andenes situados cada kilómetro aproximadamente.
Como pudimos comprobar, mucha gente accedía a dicho arcén directamente desde la carretera sin pasar por taquilla.
Conforme nos acercábamos a la parada de Museo del Oro, la más cercana a nuestro hostal, los barrios que se sucedían iban teniendo peor pinta.
De hecho, cuando nos acercamos a la puerta porque quedaban tres paradas, una chica nos dijo que no se nos ocurriera bajar en la siguiente porque seguro que nos atracaban.
Sin duda, Bogotá era una ciudad bastante distinta en la que no nos acabábamos de sentir a gusto. Nos bajamos en el Museo del Oro.
Era hora de cenar, así que nos metimos por La Candelaria y dimos con La Vie en Rose, un restaurante con estética retro.
Tras cenar, nos dimos una última vuelta por el casco antiguo de la ciudad, pasando por la Plaza Bolivar.
Y poco después nos volvimos al hotel a preparar las maletas para el día siguiente, porque volveríamos a volar.
Luego, bajamos a recepción a estrenar el dominó que Antonio se había comprado en Cartagena de Indias mientras tomábamos unas cervezas antes de irnos a dormir.
Continua en Del Caribe a Los Andes: Colombia y Perú (Parte 3)La Provinciana - Taganga |
Bus a Santa Marta - Taganga |
Centro Histórico - Santa Marta |
Playa de la Bahía - Santa Marta |
Centro Histórico - Casablanca |
Catedral del Sagrario y San Miguel - Santa Marta |
Catedral del Sagrario y San Miguel - Santa Marta |
Centro Histórico - Santa Marta |
Centro Histórico - Santa Marta |
Centro Histórico - Santa Marta |
Centro Histórico - Santa Marta |
Centro Histórico - Santa Marta |
Centro Histórico - Santa Marta |
Mercado de Artesanías - Santa Marta |
Mercado de Artesanías - Santa Marta |
Mercado de Artesanías - Santa Marta |
Mercado de Artesanías - Santa Marta |
Mercado de Artesanías - Santa Marta |
Kiosko 6 a la Vista - Santa Marta |
Kiosko 6 a la Vista - Santa Marta |
Kiosko 6 a la Vista - Santa Marta |
Taganga - Colombia |
Aeropuerto Internacional Simón Bolivar - Santa Marta |
Aeropuerto Internacional Simón Bolivar - Santa Marta |
Aeropuerto Internacional Simón Bolivar - Santa Marta |
Aeropuerto Internacional El Dorado - Bogotá |
Aeropuerto Internacional Simón Bolivar - Santa Marta |
Carrera 10 - Bogotá |
La Candelaria - Bogotá |
The Cranky Croc Hostel - Bogotá |
The Cranky Croc Hostel - Bogotá |
The Cranky Croc Hostel - Bogotá |
DIA 14
La noche en el Cranky Croc fue una maravilla después del desastre de hostal en el que nos habíamos alojado en Taganga.
Además, dormir tapados con un nórdico con ese frio era una delicia, ya estaba empezando a cansar tanto calor tropical.
Salimos del hostal para buscar algún lugar para desayunar, y nos tomamos un café y unos dulces en Café Ciudad.
Estábamos en la Avenida Jimenez, el límite norte del barrio de La Candelaria, donde nos estábamos alojando.
Tras dar una vuelta por lo que parecía el distrito financiero, regresamos al hostal para unirnos al tour guiado por el Casco Histórico.La Candelaria - Bogotá |
Avenida Jimenez - Bogotá |
Café Ciudad - Bogotá |
Walkin Tour - Bogotá |
La Candelaria - Bogotá |
Callejón del Embudo - Bogotá |
Callejón del Embudo - Bogotá |
Callejón del Embudo - Bogotá |
El Chorro - Bogotá |
Chicha - Bogotá |
Callejón del Embudo - Bogotá |
Callejón del Embudo - Bogotá |
Chorro de Quevedo - Bogotá |
Centro Histórico - Bogotá |
Centro Histórico - Bogotá |
Centro Histórico - Bogotá |
Café Unión - Bogotá |
Café Unión - Bogotá |
Café Unión - Bogotá |
Café Unión - Bogotá |
Calle 10 - Bogotá |
Museo Militar de Colombia - Bogotá |
Plaza de Bolivar - Bogotá |
Plaza de Bolivar - Bogotá |
Plaza de Bolivar - Bogotá |
Carrera 7 - Bogotá |
El Sept7mazo - Bogotá |
Pitaya - Bogotá |
Jorge Gaitán - Bogotá |
Jorge Gaitán - Bogotá |
Avenida Jimenez - Bogotá |
Parque de los Periodistas - Bogotá |
La Magola Buendia - Bogotá |
La Magola Buendia - Bogotá |
Tejo - La Magola Buendía - Bogotá |
Tejo - La Magola Buendía - Bogotá |
Parque de los Periodistas - Bogotá |
Cerro Monserrate - Bogotá |
Teleférico Monserrate - Bogotá |
Teleférico Monserrate - Bogotá |
Cerro Monserrate - Bogotá |
Cerro Monserrate - Bogotá |
Cerro Monserrate - Bogotá |
Cerro Monserrate - Bogotá |
Iglesia de Monserrate - Bogotá |
Iglesia de Monserrate - Bogotá |
Iglesia de Monserrate - Bogotá |
Mercado de Artesanias - Bogotá |
Mercado de Artesanias - Bogotá |
Mirador del Norte - Bogotá |
Mercado de Artesanías - Bogotá |
Teleférico de Moserrate - Bogotá |
Parque de los Periodistas - Bogotá |
Transmilenio - Bogotá |
Carrera 7 - Bogotá |
Ajedrez - Bogotá |
Candelaria - Bogotá |
La Candelaria - Bogotá |
El Gato Gris - Bogotá |
El Gato Gris - Bogotá |
El Gato Gris - Bogotá |
La Candelaria - Bogotá |
DIA 15
Ya que habíamos disfrutado de Bogotá y su centro histórico el día anterior, habíamos decidido probar suerte con una de las atracciones a las afueras.
Tras un desayuno super energético en el Cranky Croc, salimos a la calle a buscar la mejor forma de llegar a la estación de autobuses.
Desayuno - Cranky Croc Hostel - Bogotá |
La Candelaria - Bogotá |
Teníamos que llegar a la Terminal Salitre, que estaba situada en el oeste de la ciudad, pero bastante lejos.
Taxi - Bogotá |
Terminal Salitre - Bogotá |
1000 Bolivares - Bogotá |
Alianza - Bogotá |
Como lavarse las manos - Bogotá |
Plaza del Minero - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Catedral de la Sal - Zipaquira |
Mina de Sal - Zipaquira |
Mina de Sal - Zipaquira |
Mina de Sal - Zipaquira |
Mina de Sal - Zipaquira |
Centro - Zipaquira |
Parque Principal - Zipaquira |
La Comilona de Andrés - Zipaquira |
La Comilona de Andrés - Zipaquira |
Plaza de la Independencia - Zipaquira |
Centro - Zipaquira |
Tuvimos que hacer una pequeña escala, que aun no acabo de entender, consistente en que nos dejaran en un apeadero en mitad de la autovía hasta que viniera otro autobús.
De Zipaquira a Bogotá - Colombia |
Transmilenio - Bogotá |
Transmilenio - Bogotá |
Transmilenio - Bogotá |
Transmilenio - Bogotá |
Transmilenio - Bogotá |
Transmilenio - Bogotá |
Museo del Oro - Bogotá |
La Vie en Rose - Bogotá |
Plaza Bolivar - Bogotá |
Cranky Croc Hostel - Bogotá |
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