Diarios del Transiberiano (Parte 4)

Viene de Diarios del Transiberiano (Parte 3)  

- Fecha: Del Miercoles 20 de Julio al Martes 23 de Agosto de 2011 (35 DIAS)
- Paises: España, Suecia, Rusia, Mongolia, China y Japón.
- Ciudades Visitadas: Guadalajara, Zaragoza, Barcelona, Valencia, Alicante, Estocolmo, San Petersburgo, Moscú, Ekaterimburgo, Irkutz, Litsvianka, Ulán Bator, Gubeikou, Pekín y Tokyo.
- Medio de Transporte: Coche (BMW 320CD), avión, barco, metro, taxi y tren.
- Acompañantes: Palma
- Presupuesto aproximado: 4500€

El Itinerario

Mapa de la ruta

DIA 20

Amanecemos a eso de las 10:00, habíamos dormido como troncos pues el tren estaba muy bien insonorizado y con la temperatura idónea.


Estepa - Transiberiano

Los paisajes que se veían desde el tren parecían sacados de una película, pero como de todo, después de estar mirando por la venta largo rato me acabé cansando.





Estepa - Transiberiano
Hablando con Lisa, me contó que era su último año de carrera y que había decidido emprender la aventura sola desde San Petersburgo.


Estepa - Transiberiano
Por su lado, Andresh había optado por dejar su empresa y tomarse un año sabático antes de volver a buscar trabajo. Nunca deja de sorprenderme el espíritu aventurero de la gente que me encuentro en el camino.


Estación de Ulan Ude - Transiberiano
En la estación de Ulan Ude, el tren toma un camino distinto por fin. Cambiamos de la linea Transiberiana a la Transmongoliana, comenzamos a encontrar por primera vez caracteres mongoles en los vagones.


Vagón Mongol - Transmongoliano
Tras un cambio de locomotora, encaramos nuestro camino a Naushki, nuestra última parada en Rusia, comienzo a ponerme nervioso.


Camino a Naushki - Transmongoliano
Tres horas después el tren se detiene, y la provonitka, que por fin habla inglés, nos pide que le entreguemos los pasaportes. No hace ningún caso al mio, parece no importarle que este roto. Se va, no sin antes avisarnos que en tres horas debemos estar en el vagón para la revisión fronteriza individualizada.


Estación de Naushki - Transmongoliano
Y así pasamos la tarde, dando vueltas por el pequeño pueblo fronterizo haciendo tiempo para que se lleven a cabo los tramites pertinentes para dejar el tren atravesar la frontera.


Matando el tiempo - Naushki
No hay gran cosa que hacer, el calor es sofocante, y solo hay un par de bares en la misma estación. Quizá la ciudad esta cerca, pero no nos atrevemos a movernos por lo que pueda pasar.


Alrededores de la estación - Naushki
Finalmente, casi 4 horas después, los pasajeros comienzan a volver al tren, y viene la provonitka acompañada de dos policías rusos. Van uno por uno mirando la foto y comprobando que somos nosotros, al llegar a mi la chica me devuelve el pasaporte sin mayor problema. Todo un alivio.


Entre Rusia y Mongolia - Transmongoliano
Y comenzamos a movernos de nuevo, atravesamos durante casi media hora un trecho que debe ser tierra de nadie, lleno de pequeñas cabañas que parecen destinadas a registros fronterizos, hasta que finalmente volvimos a parar frente a un edificio con caracteres rusos pero banderas mongolas.


Puesto fronterizo - Transmongoliano
Nuestra nueva provonitka era de ojos más rasgados, y volvió a aparecer al detenernos en la estación de Sukhbaatar para pedirnos los pasaportes. Cuando vió el mío, directamente se echó las manos a la cabeza y exclamó un "Too Bad!", en principio no se lo quería llevar, pero tras insistir un poco acabó desapareciendo con él.


Estación de Sukhbataar - Transmongoliano
No nos dijeron nada, pero deducimos que nos quedaban otras tres horas de espera mínimo, por lo que nos lanzamos a explorar nuestro primera ciudad mongola.


Sukhbaatar - Transmongoliano
Sukhbaatar resultó ser mucho más colorida que su vecina Naushki, pero a la vez tenía un punto de pobreza más parecido a las pequeñas ciudades indias o nepalís.


Sukhbaatar - Transmongoliano
En esta ocasión, Lisa y Andresh no nos acompañaron, así que pateamos solos la pequeña ciudad fronteriza con calles sin asfaltar y pequeños tenderetes donde aceptaban rublos rusos.


Estacion de Sukhbaatar - Transmongoliano
Cuando comenzó a atardecer, volvimos al anden y poco después, todo el mundo subió al tren para la segunda inspección fronteriza. Esperaba nervioso la respuesta de la provonitka, que venía acompañada de dos policías mongoles. Me explicó que estaría en situación ilegal en el país, pero que me dejaría pasar con la condición de que arreglara mis papeles en el menor tiempo posible, tarea complicada, pues en Mongolia no hay embajada española.


Atardecer - Transmongoliano
Por fin salimos de la estación, todo había salido bien por ahora, no me lo creía después de tanta tensión. Volvimos a ver atardecer desde el tren, mientras cenábamos unos noodles y cruzábamos las últimas palabras con nuestros compañeros de viaje. Nos fuimos pronto a dormir, pues al día siguiente nos levantaríamos a las 5 de la mañana.



DIA 21

Nos levantaron a las 4:30 de la mañana, el tiempo justo para un refrescón y para intercambiar las últimas palabras con Lisa y Andresh, que se fueron a buscar hostal por su cuenta.


Estación Central - Ulan Bator
Nosotros por nuestra parte, pensamos que era mejor liquidar el tema de los billetes a Pekín, viendo los problemas que habíamos tenido en días anteriores. Tras olisquear un rato por la estación, descubrimos que los billetes de tren internacionales se compraban en una calle paralela, y nos lanzamos a ello, pero eran solo las 6 de la mañana, y la oficina aun estaba cerrada.


Plaza Sukhbaatar - Ulan Bator
Y nos encaminamos hacia el centro de la ciudad buscando el Hotel Ulaanbaatar (que resultó ser de los más soviético). De camino localizamos la plaza Sukhbaatar, epicentro de la ciudad.


Estatua de Gengis Kan - Ulan Bator
Se encontraba totalmente desierta ya que eran casi las 7 de la mañana, por suerte paso un transeúnte y conseguimos la ansiada foto con la estatua de Gengis Kan.


Plaza Sukhbaatar - Ulan Bator
Continuamos hacia el hotel, pero resultó que no quedaban habitaciones. El sol empezaba a apretar, y se iba complicando lo de encontrar habitación, pues en los otros dos hoteles tampoco había habitación.


Hotel Kharaa - Ulan Bator
Y por fin, dimos con el Hotel Kharaa, que por 65€ nos proporcionó una habitación doble. Nada barato para lo que esperábamos, pero no quedaba otra. Como curiosidad, el papel higiénico del país no tiene turulo, así que no se con que hacen los niños mongoles manualidades.


Alcantarilla abierta - Ulan Bator
Una vez alojados, deshicimos el camino hasta la estación central para comprar los billetes. Nos dimos cuenta de que había que tener mucho cuidado caminando, pues la mayoría de las tapas de alcantarilla no existían, de noche iba a convenir más andar por la carretera que por la acera.


Semaforo Mongol - Ulan Bator
Por desgracia, al llegar descubrimos que no quedaban billetes hasta el sábado. Eso implicaría perder dos días en Pekin, puesto que el viaje duraba dos días y medio. Como ya estábamos más que satisfecho de la experiencia con el tren, optamos por comprar unos billetes de avión en una agencia, que nos costaron prácticamente la mitad que los de tren.


Gandantegchinlin Monastery - Ulan Bator
Lo siguiente, localizar una excursión organizada al Parque Nacional del Terelj para el día siguiente. Nos costó unos 100€ por cabeza en la agencia Three Camels, definitivamentenos había partido el presupuesto uno de los países que esperábamos más baratos. Trasesto, almorzamos y nos echamos a la calle a ver algunos templos que habían quedado de pie tras la invasión china.


Gandantegchinlin Monastery - Ulan Bator
Y comenzamos por el monasterio de Gandantegchinlin, un complejo que se encuentra al oeste de la ciudad.


Gandantegchinlin Monastery - Ulan Bator
El acceso era gratuito, y en su interior no se encontraban muchos turistas, más bien familias que llevaban a sus hijos a jugar con las decenas de palomas que se concentraban en el patio.


Gandantegchinlin Monastery - Ulan Bator
Luego volvimos al centro, pero callejeando un poco por los alrededores para no volver a la Avenida de la Paz, que nos conocíamos de memoria.


Gandantegchinlin Monastery - Ulan Bator
La ciudad se acababa pronto, y desde lo alto de la colina localizamos una buena panorámica de la ciudad entre montañas.


Panorámica - Ulan Bator
ambién por primera vez localizamos los montones de piedras entre los que se entremezclaban pañuelos, monedas y billetes.


Obo - Ulan Bator
Más tarde descubrimos que se trataban de Obos, monticulos de piedra que originalmente se usaban para guiar a pastores y viajeros, pero que se fueron convirtiendo en lugares para agradecer las buenas cosechas.


Choijin Lama Museum - Ulan Bator
De vuelta al centro anocheciendo, llegamos al museo de Choijin Lama. Tampoco tenía nada reseñable en su interior, pero su ubicación contrastaba mucho con la modernidad de los edificios del centro de la ciudad, especialmente con la torre Blue Sky.


Blue Sky Tower - Ulan Bator
Tras pasear un poco por los jardines acabamos saliendo a buscar algún sitio donde tomar una buena cerveza mongola.


Choijin Lama Museum - Ulan Bator
Localizamos una feria cerca, pero tampoco se encontraba muy llena, pues para cuando llegamos ya estaba cerrando.


Funfair - Ulan Bator
Por lo que optamos por perdernos por las calles del centro de la ciudad buscando algún bar abierto para cenar.


Anochecer - Ulan Bator
Finalmente, de vuelta al hotel, en plena Avenida de La Paz localizamos el Café Amsterdan con música en directo, donde pudimos cenar y tomar las tan ansiadas cervezas. Tras esto, nos recogimos pues al día siguiente nos vendrían a buscar a las 8:30 de la mañana para la excursión al Terelj.



DIA 22

Desayunamos en el hotel, y a la hora exacta nos estaba esperando nuestro conductor y guía en la puerta.


Estepa - Terelj
Pronto abandonamos la capital y las carreteras asfaltadas, y ponemos rumbo al noreste, el destino final será el Parque del Siglo XIII, pero en el camino nos quedan un par de paradas.


Estepa - Terelj
La primera parada de la ruta de Gengis Kan fue la Roca de la Tortuga, una formación rocosa con la forma de dicho animal.


Roca de la Tortuga - Terelj
Se puede subir hasta lo alto, aunque en alguna de las zonas el acceso puede ser un poco angosto.


Roca de la Tortuga - Terelj
Aunque vale la pena por las vistas que se obtienen desde arriba.


Roca de la Tortuga - Terelj
Tras pasar de manera casi obligatoria por la tienda de souvenirs que se encuentra en el acceso principal, continuamos nuestro camino.


Souvenirs - Terelj
Después de la tortuga, la siguiente parada si fue impresionante, nada más y nada menos que la estatua de 40 metros de Gengis Kan.


Estatua de Gengis Kan - Terelj
Lo más impresionante no es el tamaño, es el hecho de que se encuentre en mitad de una llanura sin nada más alrededor.


Estatua de Gengis Kan - Terelj
Pudimos acceder al interior del edificio y subir hasta el brazo de la estatua, que también ofrecía unas buenas vistas.


Estatua de Gengis Kan - Terelj
Y ya de vuelta en nuestro vehículo, nos encaminamos hacia la última parada del camino, el Parque del Siglo XIII.


Vistas desde la Estatua de Gengis Kan - Terelj
Que no dejaba de ser el equivalente al Port Aventura para turistas en Mongolia, lo cual nos pareció bien, porque tampoco esperábamos nada fuera del circuito comercial.

Parque del Siglo XIII - Terelj
La primera de las estaciones, estaba relacionada con la ropa, nos metieron en una yurta (típica casa mongola) y nos disfrazaron de mongoles.


Parque del Siglo XIII - Terelj
La segunda parada estaba asociada a la gastronomía, y también a la manera clásica de sentarse a comer en el país.


Parque del Siglo XIII - Terelj
El menú consistió en noodles, empanadas de carne, una especie de berenjena empanada y una sopa blanca de origen desconocido.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Todo ello aderezado con música en directo, todo muy logrado y sobre todo en un ambiente de lo más sobrio.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Ya con el estómago lleno, de nuevo al coche hacia la tercera estación temática, esta vez relacionada con la espiritualidad.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Tras varios obos con sus pañuelos, y un par de construcciones hechas de palos, también con sus correspondientes pañuelos, tuvimos la suerte de acceder a un "autentico"rito chaman.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Al chamán tuvieron que avisarle las ayudantes de que se le habían caído las gafas, lo cual hacía aun más ridícula la situación que ninguno de los turistas que estábamos por allí se creía.


Parque del Siglo XIII - Terelj
De vuelta a la carretera, en breve llegamos a la siguiente parada, en este caso dedicado a la fauna del país.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Ahí pudimos cumplir otro de las actividades obligatorias que aparecen en los folletos turísticos del país: montar en camello.


Parque del Siglo XIII - Terelj
La verdad es que a pesar de ser una breve vuelta guiado por el cuidador, fue una de las actividades que me gustó más de toda la excursión.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Nos despedimos del amable cuidador y procedimos a la siguiente estación temática, que se encontraba un poco más lejos.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Esta vez, nos venía que ni pintado, pues la temática era el mundo de la educación, y nos metieron en una escuela mongola.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Además de la decoración, había encargados de enseñar a los que quisieran a escribir letras en alfabeto mongol con pluma.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Y curiosamente también había varios nativos jugando a juegos de mesa, parecidos al ajedrez o a las damas.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Por último nos despedimos de nuestra quinta estación para proceder a la última, a la que solo tardamos unos 5 minutos en llegar.


Parque del Siglo XIII - Terelj
La sexta parada estaba centrada en las indumentarias típicas del país, especialmente en las relacionadas con las mujeres.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Y teníamos una guia muy especial, de unos 4 añitos, que nos estuvo acompañando en los pocos minutos que duró la parada.


Parque del Siglo XIII - Terelj
Tras esto, dimos por finalizada la visita al Parque del Siglo XIII, que había sido bastante interesante, a pesar de mi escepticismo inicial.


Parque del Siglo XIII - Terelj
De vuelta a casa nos pilló una gran granizada que surgió de la nada, supongo que el conductor estaría bastante acostumbrado, pues no redujo la velocidad en ningún momento.


Granizada - Terelj
Para las 8 de la tarde estábamos de vuelta en casa. El tiempo justo para darnos una ducha y buscar un lugar donde cenar en Ulán Bator.


Estatua de Gengis Kan - Ulan Bator
Esta vez pudimos visitar al menos tres locales, pero se llevó la palma el Restaurante Grill Nomads, donde pudimos probar la famosa carne de caballo. Tras un par de cervezas dimos el día por finalizado.


DIA 23

Nuestro vuelo no salía hasta después de comer, por lo que nos quedaba la mañana para explorar lo que nos quedara de la ciudad.


Blue Sky Tower - Ulan Bator
Optamos por acercarnos al Mercado de Narantuul, al este de la Avenida de la Paz. Sin embargo estaba más lejos de lo esperado y tardamos mucho en llegar.


Narantuul Market - Ulan Bator
El mercado, también conocido como "Black Market" estaba a rebosar, y había que pagar una pequeña entrada de 50 centimos para entrar.


Narantuul Market - Ulan Bator
Es posible encontrar absolutamente todo en el mercadillo gigante. Desde souvenirs, ropa de montañismo, zapatos, ajuar de cocina etc...


Narantuul Market - Ulan Bator
Además de los souvenirs, compré un saco de dormir de segunda mano que tenía muy buena pinta.


Bus Stop - Ulan Bator
Poco después después deshicimos el camino hasta el hotel y tras recoger las maletas nos montamos en el taxi que nos había proporcionado el hotel.


Trafico en Avenidad de la Paz - Ulan Bator
Y llegamos al aeropuerto Gengis Kan (como no) donde descubrimos que no había casi nada para almorzar, aunque por suerte, quedaba abierto un pequeño local donde vendían sandwiches.


Aeropuerto Gengis Kan - Ulan Bator
A la hora de embarcar, aparentemente todo bien... hasta que al pasar el último control, me llevaron a parte y sin darme explicación me dejaron sin pasaporte ni tarjeta de embarque. Tras esperar cerca de 15 minutos viendo como todos el mundo embarcaba, un policía vino a pedirme explicaciones sobre el pasaporte roto, diciéndome que era imposible dejarme subir al avión. Tras suplicar un rato y enseñar el carné de conducir, me dejaron montarme justo antes de despegar... De Pekín no pasaba que solucionara lo del pasaporte, aunque para hacer el apaño, le pedimos un hilo a la chica de la tienda del duty free y atamos medianamente la pasta al resto del pasaporte. El resultado es bastante cutre pero por lo pronto no hay otra opción.


Bienvenidos a China - Pekin
Por suerte, al llegar a la frontera, ni siquiera se molestaron en pedir explicaciones sobre el pasaporte, lo sellaron sin mirarlo y ¡Bievenidos a China! Tras pasar las modernidades del aeropuerto y el tren express al centro, Pekín me causo mala impresión, además de por la terrible humedad, por los modales del personal, que dejaban bastante que desear, con los empujones en las masificaciones del metro o las continuas veces que nos ignoraron mientras preguntábamos por direcciones.


Ming Courtyard
Cuando vimos que teníamos dos días extra en Pekin, decidimos buscar un plan alternativo. Pillamos un hostal por una noche en Donzhimen, y al día siguiente planeamos una excursión al norte de la ciudad, a un pueblo llamado Gobeiku, como a dos horas de la capital. Para pasar la noche, optamos por el Ming Courtyard, que resultó ser perfecto, en pleno centro, limpio y con aire acondicionado, necesario para la sorprendente humedad de la ciudad. Por 19€ cada uno teníamos habitación con baño privado, salón y tele. Lo único malo, llegar hasta él, pues estaba en plena zona de Hutongs, y no era muy fácil de localizar.


Dongzhimen Guijie - Pekin
Una vez ubicados, y a pesar de ser las 12 de la noche, las sorpresas continuaban, pues resultó que estábamos en plena "Calle Fantasma" o Dongzhimen Guijie, la calle con restaurantes abiertos las 24 horas llena de farolillos de punta a punta, con un ambientazo increíble a pesar de ser jueves. Cenamos un plato de arroz con anguilas con un par de cervezas y nos fuimos a dormir.


DIA 24

Al amanecer, desayunamos en el mismo hostal y pusimos rumbo a la estación central de Donzhimen, una de las más transitadas de Pekin.


Ring Road - Pekin
La contaminación era brutal, las uñas se nos pusieron negras al momento, sumado a la humedad, el efecto era de lo más agobiante. Finalmente dimos con Donzhimen.


Dongzhimen Station - Pekin
Una vez allí, me di cuenta de que no he grabado en el movil las instrucciones para llegar, por lo que tras descubrir que nadie hablaba inglés alrededor, tuve que conectarme a internet en roaming, confirmando que era el autobús 980.


Way to The Great Wall Box - Gubeikou
Llegar a Gobeiku no fue nada fácil, primero paramos en Miyun Changtu Chezhan, un pueblo a una hora y media al norte de Pekin, y de ahí nos sentamos a esperar el bus Mi 25 que no llegaba ni a la de tres. Finalmente, se nos acercó un taxista, que sin hablar inglés, hizo una llamada a una amiga que si que lo hablaba para que hiciera de interlocutora.


Way to The Great Wall Box - Gubeikou
El taxista, siguiendo las fotos que tenía en el movil y tras casi otra hora de camino, nos dejó en mitad de la autovia, justo en el túnel de Gobeiku. Ahí encontramos un camino que continuaba por mitad del campo hacia el hostal, y ahí conseguimos ver por primera vez un trozo de la Gran Muralla China.


The Great Wall Box - Gubeikou
Y cuando ya nos habíamos dado por perdidos, dimos con el cartel de bienvenida al hostal, The Great Wall Box. Y no era casual el dibujo del gato, pues la casa entera estaba llena de ellos.


Chinesse Cat - Gubeikou
Por lo demás, el sitio era espectacular, en mitad del campo, y colindando con una parte de la Gran Muralla. Además, Monica, que se sorprendió mucho cuando vio que éramos españoles, era un chica muy agradable, que nos dio todas las explicaciones pertinentes para llegar al comienzo del trekking.


Farolillos fotosensibles - Gubeikou
Gobeiku resultó ser un pueblo muy pequeño, pero a la vez más desarrollado de lo esperado. Las calles se encontraban desiertas a esa hora de la tarde, pero por suerte localizamos un casa donde, según Mónica, nos pondrían de comer.


Restaurante - Gubeikou
Cuando entramos, la familia prácticamente se volvió loca con sus huéspedes, y como no hablaban nada de inglés, decidieron lo que nos iban a poner de comer.


Tomates - Gubeikou
Por lo pronto fueron unos tomates, que no nos pudimos comer pues habían sido enjuagados con agua del grifo, y aunque tenían muy buena pinta no quisimos arriesgarnos. Lo malo fue la cara que pusieron nuestros anfitriones, pues no entendían por que no comíamos.


Pollo a la cazuela - Gubeikou
Y poco después el segundo plato, que resultó ser una gallina que acababan de matar y que fue entera a la cazuela. Con esto si que nos cebamos bien, para satisfacción de los dueños.


Rio Chaoche - Gubeikou
Ya nos habían dado más de las 4 de la tarde, así que yendo paralelos al rio, seguimos las indicaciones de Mónica y llegamos a lo que parecía un pequeño templo que aparentemente era el origen del sendero.


Templo - Gubeikou
Así que tras visitar el interior, y patear por alrededor un rato, cuando menos lo esperábamos, Palma vio unas marcas hechas con spray en la parte inferior de una escalinata.
Panoramica - Gubeikou
Que por fin nos llevó cuesta arriba por una colina bastante empinada hasta uno de los minaretes de la muralla, que llevábamos viendo desde hace un rato sin saber muy bien como llegar.


Panoramica - Gubeikou
Y ya del primer momento, pudimos ver el pueblo desde lo más alto, el resto era pan comido, simplemente seguir la muralla, que ser conservaba en estado original.


Gran Muralla China - Gubeikou
Por lo que a tramos se podía tirar por encima, pero en algunas ocasiones había que bajar a los laterales pues el sendero se acababa.


Gran Muralla China - Gubeikou
El cielo estaba bastante encapotado por lo que avanzábamos con el miedo de que nos pillara un diluvio en lo alto sin tener donde refugiarnos, ya que los espacios entre torres eran bastante importantes.


Gran Muralla China - Gubeikou
Solo nos cruzamos con unos turistas alemanes que venían en dirección contraria durante las 3 horas que duró el camino.


Gran Muralla China - Gubeikou
Nos perdimos un par de veces, pues por tramos la muralla desaparecía por completo, y teníamos que intuir el sendero.


Gran Muralla China - Gubeikou
En otras ocasiones, el camino cercano a la muralla estaba tan lleno de ramas y arboles que había que hacer un gran rodeo para continuar.


Gran Muralla China - Gubeikou
Pero después de cada ascenso, las vistas eran más espectaculares, por lo que no importaba el cansancio.


Gran Muralla China - Gubeikou
Finalmente, cuando llevábamos más de tres horas caminando, decidimos retirarnos del sendero en una salida que indicaba la vuelta al pueblo porque estaba anocheciendo.


Sendero de vuelta - Gubeikou
Luego nos dimos cuenta de que si hubiéramos caminado 20 minutos más hubiéramos completado el sendero, pero a esas alturas no queríamos arriesgar a pillar una mojada.


Sendero de vuelta - Gubeikou
Y cuando volvimos al nivel del rio, encontramos varias construcciones y obreros en plena faena, pues estaban haciendo una urbanización a las afueras del pueblo.


Sendero de vuelta - Gubeikou
Desde allí tardamos casi una hora más en volver hasta el hostal, donde llegamos justo para que Monica nos pusiera un tentempié por delante.


Gran Muralla China en The Great Wall Box - Gubeikou
Andando por el patio del hostal, localizamos el trozo de muralla que colindaba con los limites de la propiedad de Monica.


The Great Wall Box - Gubeikou
Tras una ducha y una cena a base de arroz con pollo, echamos el resto del día descansando en la sala común, hasta que a las 11 nos fuimos a dormir.


DIA 25

Este era el dia en el que teníamos que llegar originalmente a Pekin. Como nos habíamos acostado pronto, madrugamos y tras desayunar, nos echamos a la calle a ver el pueblo.


Templo - Gubeikou
Dimos con otro templo a la ribera del rio, y en la otra orilla visualizamos otro obo con pañuelos de colores, como los que habíamos visto en Mongolia.


Obo - Gubeikou
Tras esto, volvimos al hostal a por las mochilas, y Monica nos acompañó hasta la parada, donde ahora si pudimos coger el 25 de vuelta a la parada intermedia, donde casi automáticamente enganchamos con el 980 de camino a Dongzhimen.


Mc Donalds - Pekin
En la misma estación, aprovechando que McDonalds nos ofrecía internet, decidimos probar el menú específico de China. Con la conexión pudimos comprobar como llegar hasta nuestro hotel.


Metro - Pekin
Justo para descubrir la siguiente cagada que nos había preparado nuestro querido agente de viajes. Desde la parada de Jinsong, al final de la linea 10, nos seguía quedando cerca de una hora andando hasta nuestro hotel, que nos había vendido por estar muy cerca de la Plaza de Tian'anmen.


Parada de Bus en Jinsong - Pekin
Nuestro hotel, el Grand Gongda Jianguo, se encontraba entre la tercer y la cuarta circunvalación de la ciudad. Descubrimos al salir fuera de la parada de Jinsong que era misión imposible parar un taxi en una zona tan alejada del centro, así que tras una hora bloqueados, conseguimos descifrar que autobús nos llevaría a casa.


Plaza de Tian'anmen - Pekin
Encontramos el hotel, que si que valía lo que nos costó, dejamos mochilas, y pedimos un taxi para por lo menos ver Tian'anmen, ya que habíamos desperdiciado el día entero de viaje. Tardamos casi 45 minutos en llegar.


Plaza de Tian'anmen - Pekin
A las 9 de la noche la plaza se encontraba llena de policía, y lo que no esperaba era que estuviera vallada por todos sus costados. Hicimos la foto de rigor y volvimos en metro al hotel. Resultó que al salir en la parada, confundimos la dirección, y estuvimos andando cerca de una hora en dirección contraria al hotel, hasta que un taxista que paró nos indicó que nos habíamos confundido, llevándonos de vuelta.


Cena - Pekin
A pesar de ser la 1 de la mañana, el restaurante de enfrente del hotel se encontraba abierto y con bastante ambiente, eso nos ayudó a relajar tensiones con un plato señaladado a dedo (por suerte cada uno estaba ilustrado) y una jarra de cerveza tamaño industrial.


Cena - Pekin
Analizando un poco, nos dimos cuenta de que habíamos estado más estresados en Pekin en 12 horas que desde que recordábamos desde el inicio del viaje. Nos fuimos a dormir con un poco de mal sabor de boca por como nos había ido el día.


Tormenta Eléctrica - Pekin
Y cuando estaba cogiendo el sueño, estalló una tormenta con lluvia torrencial con unos rayos como no había visto en mi vida. Por lo menos la lluvia nos había respetado durante todo el día.



Continua en Diarios del Transiberiano (Parte 5)

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