Una circular entre Motril y Casablanca

- Fecha: Del Viernes 24 de Febrero al Martes 28 de Febrero de 2017 (5 DIAS)
- Paises: España, Marruecos
- Ciudades Visitadas: Motril, Ceuta, Asilah, Kenitra, Casablanca, Mekines, Fez, Nador y Melilla
- Medio de Transporte: Barco y Coche (Skoda Fabia). 
- Acompañantes: PalmaAntonio y Manolo.
- Sonaba en la radio: Shed a light, Despacito & Shape of You
- Presupuesto aproximado: 250€

Mapa de la Ruta

Después de un 2016 repleto de viajes, comenzaba la temporada 2017 con un extenso puente de febrero que se nos había echado encima sin comprar ningún billete de avión. Por eso la única solución que nos quedaba si queríamos hacer una escapada sin dejarnos un riñón en volar, era hacer una ruta en coche por alguna parte de España.

No lo teníamos nada claro, así que un día almorzando con Palma, recordamos lo bien que había ido el primer viaje improvisado por Marruecos 7 años atrás. Antonio nunca había estado y ya había pasado tiempo desde la última vez que me había ido a hacer turismo por el país vecino. La idea comenzaba a tomar forma.

Los Viajeros 
A penas a unos días de irnos, a Manolo le gustó la idea de cruzar el estrecho y darse un garbeo con nosotros por allí. Además, ofreció su Skoda Fabia, un coche perfecto por consumo y discreción para ese tipo de escapadas con poco equipaje. Dicho y hecho, solo faltaba encontrar alojamiento en Hostelworld para no perder tiempo buscando donde planchar la oreja.

DIA 1

Al ser el viernes un día lectivo, tendríamos que empezar el viaje después de comer, lo cual no iba a ser un problema gracias a las celebraciones del Día de Andalucía en La Zafra.

IES La Zafra - Motril
Después de disfrutar de la barbacoa con el alumnado, esperamos que Palma llegara de Orgiva y pusimos rumbo al sur.



A-7 - Málaga
Tras poco más de dos horas de camino, estábamos en cola el puerto de Algeciras para coger el barco a "La Perla del Mediterraneo".

Puerto - Algeciras
A las 21:00 estábamos en Ceuta, y tras pasar a saludar a mi madre, que nos iba a dar alojamiento para esa noche, salimos a cenar.

El Rincón de Rosi - Ceuta
Nos fuimos directamente a buscar sitio en el Rincón de Rosi, un local de tapeo muy cerca de la Plaza Teniente Ruiz.

El Rincón de Rosi - Ceuta
Encontramos una mesa y ademas de unos montaditos, pedimos unos chipirones a la plancha y unos corazones de pollo, uno de los platos estrella de la gastronomía ceutí.

El Rincón de Rosi - Ceuta
Con el estómago tan lleno iba a ser imposible irse a dormir, por lo que nos tuvimos que acercar al Miró para tomar unos digestivos.

Miró - Ceuta
Pero tuvimos que cortar el grifo pronto, porque al día siguiente nos esperaba un madrugón importante y no era plan de empezar el viaje con resaca.


DIA 2

Cuando sonó el despertador a las 7:00 de la mañana, no pudimos alegrarnos más de haber tomado la decisión de quitarnos de en medio a una hora prudente.

Real 90 - Ceuta
Bajamos las maletas al coche y nos pusimos rumbo al Muelle España, para tomar un café en el Manhattan, en el antiguo puerto deportivo.

Muelle España - Ceuta
Y luego nos dirigimos a la frontera del Tarajal, que a esa hora de la mañana un sábado se suele cruzar sin ningún problema.

Frontera Tarajal - Ceuta
Rellenamos las hojas correspondientes, sellamos los pasaportes y en unos 15 minutos ya estábamos en Castillejos, el primer pueblo pasada la aduana.

N-16 - Marruecos
Nuestra primera parada iba a ser en Asilah, una pequeña localidad costera situada a unos 40 km al sur de Tanger.

Bab Al Kasba - Asilah
La primera vez que estuve en Asilah me dio la impresión de que era bastante pequeña mas allá de los muros de la Medina.

Rue Alcazaba - Asilah
Ahora, conforme nos acercábamos al aparcamiento frente a la puerta de entrada, se podía ver que había decenas de obras extendiéndose por los alrededores.

Medina - Asilah
Dejamos el coche frente a Bar al Kasba, la puerta norte de entrada a la Medina, y entramos por la Calle Alcazaba.

Medina - Asilah
Llegamos a la Plaza Abdallah Guennoun, pero aun era demasiado pronto, teniendo en cuenta que habíamos retrasado el reloj una hora al entrar a Marruecos.

Medina - Asilah
En lugar de parar a tomarnos un café en las dos teterías abiertas, nos lanzamos a recorrer la medina, ya que estaba desierta.

Rue Tiara - Asilah
Un lujo tenerla prácticamente para nosotros solos, a pesar de que ni las tiendas de souvenirs estaban abiertas.

Rue Belhachemi - Asilah
La principal seña de identidad de la medina de Asilah es la característica pintura azul marino de las fachadas.

Medina - Asilah
Además los murales y graffitis de artistas locales esparcidos por varias plazas y callejones que aportan un toque personal.

Medina - Asilah
En muchas zonas, perfectamente se podría estar paseando por un pueblo alpujarreño o cualquier pueblo blanco gaditano.

Medina - Asilah
Sin embargo, a lo que más se le parece es al casco antiguo de Tarifa, a pesar de que esta medina no se encuentra en cuesta.

Murallas de la Medina - Asilah
Y que la de Tarifa no se encuentra situada tan encima de la costa, puesto que en Asilah es fácil escuchar el mar.

Sur de la Medina - Asilah
Las olas rompen contra las murallas construidas por los portugueses en el SXV, que rodean la ciudad antigua por los cuatro costados.

Murallas de la Medina - Asilah
Cuando llegamos a la parte de las murallas que dan al mar, dimos un pequeño rodeo por el límite sur de la medina para volver.

Medina - Asilah
Ya habían abierto varios de los comercios, añadiéndole el punto de color que le faltaba al pueblo durante nuestro paseo.

Medina - Asilah
Era demasiado pronto para empezar a llenar el maletero de souvenirs, y volvimos a la Plaza Abdallah Guennoun sin comprar nada.

Plaza Abdallah Guennoun - Asilah
No estaba a reventar, pero ya había algo más de movimiento. Aprovechamos para tomar un dulce té moruno en el Café Ahibak.

Café Ahibak - Asilah
Con el subidón de azúcar y la teina, ya estábamos bastante espabilados para volver a la carretera para continuar nuestro viaje por la costa.

Avenue Mohammed Diouri - Kenitra
A la hora de comer, llegamos a la altura de Kenitra, una ciudad situada a unos 50 kilómetros de Rabat, y seguimos las indicaciones de "playas", que en realidad eran la desembocadura del Rio Sebú.

Rio Sebú - Kenitra
Ibamos buscando un sitio donde comer pescado fresco, y cuando pasamos frente a la lonja, donde también se podía comer, vimos que íbamos al lugar correcto.

Grillade Doha - Kenitra
Al segundo intento, dimos con Grillade Doha, un restaurante donde se elige al peso el pescado que luego te van a cocinar.

Grillade Doha - Kenitra
Nos recibieron con pan recién hecho, y unos entrantes de Harissa (salsa de tomate marroquí), una especie de salpicón de marisco y un plato de lentejas para cada uno.

Grillade Doha - Kenitra
Pero sin duda, lo que más rico estaba era el salmón a la plancha y la fritura, que no pudimos acabarnos entre cuatro.

Grillade Doha - Kenitra
El precio fue irrisorio, menos de 5 euros por cabeza, solo nos faltó la cerveza, pero habría que acostumbrarse a partir de entonces.

Avenue Hassan II - Rabat
Lo malo fue que al venir de la costa, tuvimos que atravesar Rabat por mitad en plena hora punta, con su tráfico y sus destartalados autobuses urbanos.

Avenue Hassan II - Rabat
Al final, aunque con un poco de retraso, acabamos llegando a Casablanca, donde íbamos a hacer noche esa jornada.

Hotel Central - Casablanca
Encontramos el Hotel Central, donde teníamos una cuádruple reservada, sin mayor problema, pues estaba al borde de la Medina Antigua.

Ancienne Medina - Casablanca
En cuanto al coche, a pesar de que había sitio en el Boulevard Des Almohades, siguiendo las recomendaciones del recepcionista, lo dejamos por 3€ la noche en el parking de la Estación Central.

Ancienne Medina - Casablanca
Nos pegamos un refrescón rápido y salimos a explorar las enrevesadas calles de la Ancienne Medina, justo a la espalda del hotel.

Ancienne Medina - Casablanca
En lo que a similitudes respecta, centrándonos en medinas, podríamos haber estado en dos países distintos.

Ancienne Medina - Casablanca
La de Asilah había sido todo paz, armonía y olas rompiendo contra las murallas, también por la hora que era, todo sea dicho.

Ancienne Medina - Casablanca
La de Casablanca era una auténtica locura de bullicio, ruido, comercios y aglomeraciones moviéndose en todas direcciones.

Ancienne Medina - Casablanca
Al mismo tiempo también es lugar de reunión de mujeres que se sientan a charlar o chatear con sus móviles en las plazas en las que desembocan algunos callejones.

Ancienne Medina - Casablanca
No pude resistir la tentación de comprar una de las deliciosas breuas de pollo que vendían en uno de los muchos puestos de comida ambulantes que vimos.

Ancienne Medina - Casablanca
Habíamos llegado a uno de los puntos neurálgicos de la Medina, La Plaza de las Naciones Unidas, a la que se accede por Bab Marrakech.

Bab Marrakech - Casablanca
De ahí en adelánte, el panorama iba a cambiar, pues hasta ahora habíamos atravesado lo más parecido a un mercadillo de ropa.

Ancienne Medina - Casablanca
A partir de ese punto, íbamos a adentrarnos en el mercado dedicado exclusivamente a la comida, que llevaba todo el dia abierto.

Ancienne Medina - Casablanca
Entiendo que no es un escenario apto para estómagos sensibles, pues los olores son bastante fuertes, y no solo por las especias.

Ancienne Medina - Casablanca
La carne y el pescado llevan expuestas todo el día sobre los mostradores, y no todos ellos están refrigerados.

Ancienne Medina - Casablanca
No obstante, a pesar de que pueda sonar desagradable, debido a la alta demanda y a los precios asequibles, los productos no duran mucho expuestos.

Ancienne Medina - Casablanca
Es obvio que las diferencias con los mercados occidentales a los que estamos acostumbrados son abismales.

Ancienne Medina - Casablanca
Especialmente, si hablamos en términos de control de calidad de las frutas y verduras y sobre todo de animales.

Ancienne Medina - Casablanca
Por eso, otra de las cosas que llaman la atención si te detienes en un puesto por un rato, es ver cómo las clientas seleccionan las gallinas vivas.

Ancienne Medina - Casablanca
Y en menos de 10 minutos son entregadas perfectamente desplumadas, desangradas y listas para el cocinado.

Ancienne Medina - Casablanca
Las especias y las aceitunas merecen mención aparte, pues están por todas partes inundando de color las calles del mercado.

Ancienne Medina - Casablanca
En comparación con otras Medinas antiguas que había visitado hasta entonces, esta estaba siendo de las más auténticas, aunque en ningún momento se hizo desagradable o sentimos peligro.

Ancienne Medina - Casablanca
Se nos había hecho de noche y a penas nos habíamos dado cuenta caminando por callejones tan abarrotados y estrechos.

Ancienne Medina - Casablanca
Habíamos desembocado en una zona con calles menos agobiantes y algunos de los callejones aledañas comenzaban a vaciarse.

Ancienne Medina - Casablanca
Definitivamente, habíamos dejado atrás el centro neurálgico del mercadillo, nos encontramos con una zona de venta ambulante fuera de las murallas.

Ancienne Medina - Casablanca
Estábamos un poco perdidos, hasta que tras dar una esquina, vimos a lo lejos el Alminar de la Mezquita de Hassan II, aunque no el láser verde que marca la dirección a La Meca.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Eso significaba que estábamos de nuevo cerca del mar, y si no recordábamos mal nuestra última visita a la ciudad, cerca del Rick's Café.

Rick's Café - Casablanca
Efectivamente, llegamos en menos de 10 minutos a pie por el Boulevard Sidi Mohammed Ben Abdellah.

Rick's Cafe - Casablanca
Inspirado en el Bar de Rick de la famosa película Casablanca, es sin duda uno de los lugares de visita obligatoria.

Rick's Cafe - Casablanca
Techos altos con lamparas morunas, un enorme piano de cola y una decoración de lujo, hacen del sitio un restaurante de lo más acogedor.

Rick's Café - Casablanca
Sin duda, los precios van acorde con el ambiente, y más si se pide alcohol, considerando que es un país abstemio.

Rick's Café - Casablanca
Aunque en el fondo, no distan mucho de los de una discoteca española. Pagamos 6€ por cada Cerveza Casablanca.

Rick's Café - Casablanca
Para volver, en lugar de atravesar de nuevo la medina, ya más vacía, continuamos bordeandola por el boulevard.

La Sqala - Casablanca
Poco después de enganchar con el Boulevard de los Almohades, el que llevaba hasta nuestro hotel, encontramos una pequeña fortificación.

Murailles de Dar el Beida - Casablanca
Se trataban de las murallas de Dar el Beida, que datan de 1770, y aun conservan los antiguos cañones que defendían la Medina de los ataques por mar.

Tramway - Casablanca
Hicimos una breve parada técnica en el hotel y cruzamos al otro lado del Boulevard Felix Houphonet, que separa la medina de la parte moderna de la ciudad.

Boulevard Moulai Hassan I - Casablanca
Que personalmente, por la distribución y la estética de los edificios, me recordó bastante a algunos barrios de París, como buena ex-colonia.

City Hamburguer - Casablanca
Para cenar no nos complicamos mucho la vida, y nos metimos en City Hamburguer, un local en el que la carne no tenía mala pinta.

City Hamburguer - Casablanca
Y la verdad es que sin ser nada del otro mundo, unos cuantos pinchos de pollo con patatas nos hicieron muy bien el apaño por 2€ cada uno.

Ancienne Medina - Casablanca
Como no había perspectiva de cerveza y ya estábamos bastante cansados, deshicimos el camino por la Medina, que tenía una pinta muy distinta a esa hora, y dimos el día por finalizado.


DIA 3

A las 8:00 de la mañana estábamos de nuevo en pie, alguna ventaja iba a tener el no poder tomar cerveza.

Ancienne Medina - Casablanca
Además de cómodo y barato, ya que habíamos pagado 12€ cada uno por dormir, el Hotel Central incluía desayuno.

Hotel Central - Casablanca
Aun no nos íbamos a ir de Casablanca, pues nos quedaba por visitar uno de los platos fuertes de la ciudad.

Ancienne Medina - Casablanca
Atravesamos la Medina Antigua, que a esa hora de la mañana se encontraba totalmente desierta, hasta llegar al Boulevard Sour Jdid.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Que desemboca directamente en la Mezquita Hassan II, donde nos pusimos a hacer cola para hacer la visita guiada.

Vistas desde Mezquita Hassan II - Casablanca
A esa hora de la mañana no nos llevó más de 10 minutos pasar, pagamos 120dh, el equivalente a unos 11€.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Y pasamos, después de quitarnos los zapatos, con el primer grupo con guía en español directamente a la sala de oraciones.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Construida sobre una península artificial, la Mezquita data del año 1993, y tardó unos ocho años en construirse.
Mezquita Hassan II - Casablanca
Concretamente la sala de oraciones tiene 78 pilares, puede albergar hasta 20000 personas y tiene un techo de madera que puede abrirse dando vista al exterior.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Luego nos pasaron a la planta inferior, planta dedicada a las abluciones, o lo que es lo mismo, lavarse antes de ir al rezo.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Esta zona de la mezquita se caracteriza por la presencia de 41 fuentes de mármol, que solo se usan para rezos especiales.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Sin embargo, para el rezo diario, los fieles suelen utilizar unos grifos que salen de la pared, decorada con azulejos policromos.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Para terminar la visita, se pasa por un hamamm que no está abierto al público, solo es un reclamo para que el turista vea el trabajo de diseño de los artistas marroquíes.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Con eso dieron por finalizado el tour y nos devolvieron a la calle, sin duda había valido la pena pagar la entrada.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Durante el camino de vuelta, la medina estaba cobrando vida de nuevo. Ya habían comenzado a montar los primeros puestos.

Ancienne Medina - Casablanca
Compramos unos dátiles para el camino, y subimos a la habitación del hotel, donde habíamos dejado las maletas.

Hotel Central - Casablanca
Recogimos el coche del parking, y volvimos al norte por la A1 para desviarnos al este a la altura de Rabat.

Bypass - Rabat
La sorpresa fue que habían inaugurado una autopista nueva que circunvalaba la capital, lo que nos llevó una hora antes de los previsto hasta Mekines.

Bab Berdaine - Mekines
Fuimos a parar directamente a Bab Bedaine, la entrada más al norte de la medina. Aparcamos casi debajo del arco de la puerta.

Bab Berdaine - Mekines
Y esquivando motocarros, que abarrotaban el parking frente a la puerta, nos introdujimos en la tercera medina antigua del viaje.

Triporteurs - Mekines
De nuevo nos encontrábamos ante un escenario totalmente distinto, ya no había fachada blancas y azules como las de Asilah.

Medina - Mekines
La medina de Mekines, mucho más extensa que las dos anteriores, vestía sus paredes de color amarillo y naranja.

Medina - Mekines
Algo mucho más acorde con el ambiente desértico que nos rodeaba, pues definitivamente habíamos dejado la costa atrás.

Medina - Mekinés
Además de estar enfocada mucho más al comercio que las anteriores, pues el zoco de Mekinés se lleva la palma, el hecho de haber aparcado lejos de la zona turística nos daba otra perspectiva.

Medina - Mekines
Y es que al haber empezado tan lejos del centro neurálgico a esa hora de la mañana, hacía que prácticamente fuéramos los únicos turistas andando por la zona norte.

Medina - Mekines
Por eso podíamos explorar y tirar fotos a nuestro antojo. Intentamos comprar tabaco en una tienda de ultramarinos, pero la calidad era bastante inferior a los estándares establecidos por la Unión Europea.

Medina - Mekines
Por eso nos limitamos a seguir a los pocos transeúntes con los que nos cruzábamos, que se mostraban de lo más amable.

Medina - Mekines
La medina de Mekines gira en torno al Zoco, por ello muchas de las calles aledañas estás muy poco concurridas.

Medina - Mekines
Al empezar a notar más trasiego, intuimos que nos estábamos acercando a la Plaza Central, habíamos tenido suerte de empezar en una zona menos turística.

Medina - Mekines
Efectivamente, nos habíamos metido de lleno en los alrededores de Place Lahdim, el centro de la vida turística de Mekines.

Medina - Meknes
Poco a poco, lo que nos había parecido más llamativo de la ciudad, que era una Medina de comerciantes haciendo su vida cotidiana, se estaba convirtiendo en una marabunta de turistas.

Medina - Mekines
Finalmente desembocamos en la Plaza Lahdim, un espacio diáfano en el que por fin se podía respirar después de tanta aglomeración.

Place Lahdim - Mekines
Coincidió con que era la hora de almorzar, y nos apetecía darnos un capricho, pues nos habíamos estado conteniendo hasta entonces.

Pavillon des Idrissides - Mekines
Por eso nos fuimos al sitio más turístico de la plaza, nos metimos en el Pavillón des Idrissides, una atalaya en el sureste de la explanada.

Pavillon des Idrissides - Mekines
De nuevo, a falta de cerveza, pedimos unas Coca Colas marroquíes, que están más dulces que las europeas, mientras veíamos el trasiego de Lahdim.

Place Lahdim - Mekines
Comenzaron a llegar los platos e, independientemente de lo que nos fueran a cobrar por estar ahí, iba a valer la pena pagarlo.

Pavillon des Idrissides - Mekines
Tras devorar los entrantes llegaron un par de cous-cous de verdura de película, y luego unas raciones de kefta, unas albóndigas en salsa que quitaban el hipo.

Pavillon des Idrissides - Mekines
Para colmo, la cuenta no fue muy cara, acabamos pagando unos 8€ por cabeza, un regalo si lo comparamos con precios europeos.

Place Lahdim - Mekines
Conforme atravesábamos las cafeterías de la Plaza Lahdim, encontramos a gente liada con el mismo juego de las botellas de la Plaza Jamas el Fna de Marrakech.

Place Lahdim - Mekines
Era hora de volver a recoger el coche, pero lo haríamos a través del famoso Zoco, en el que aún no nos habíamos metido.

Zoco Bezzazin - Mekines
Definitivamente, no tenía nada que ver con los anteriores, puesto que este está dividido en secciones acorde con las profesiones desde los SXVII y SXVIII.

Zoco Negarine - Mekines
Comenzamos por el Zoco Bezzazin, donde compré unos pantalones de la selección de Marruecos, y continuamos por el Negarine.

Zoco Negarine - Mekines
En este acabé picando con unas Nike de imitación, pero decidimos que era mejor quitarse de en medio, pues no teníamos muchas ganas de compra. Salimos a la Medina Antigua.

Medina - Mekines
Aunque lejos, al estar las estrechas calles vacías y la mayoría de los negocios al por mayor cerrados, llegamos al coche bastante pronto. Salimos de Mekines por un barrio de lo más europeo.

Outskirts - Mekines
Pero donde nos dimos cuenta de que estábamos en un Marruecos un poco más profundo, a pesar de lo turístico, fue al ver burros y transeúntes usando el arcén de la carretera N-6 hacia Fez.

N-6 - Mekines
En a penas una hora, estábamos entrando a Fez, donde haríamos noche. Tras liarnos con el GPS, acabamos en la explanada de Place Boujloud, donde dejamos el coche confiando en los gorrillas.

Place Boujloud - Mekines
Mochilas al hombro, la siguiente tarea iba a ser encontrar el hostal Dar Rabha, el Riad que teníamos reservado dentro de la medina, conocida como Fez-El-Bali.

Hostel Dar Rabha - Fez
Y tras un par de ensayos y errores, acabamos encontrando el callejón donde está situado, era un edificio de lo más agradable.

Hostel Dar Rabha - Fez
Dejamos las mochilas en nuestra habitación y sin perder más tiempo nos echamos a dar una vuelta por Fez-El-Bali, aunque al haber anochecido la zona del hostal estaba bastante muerta.

Fez-El-Bali - Fez
Nada más lejos de la realidad, al volver a entrar por Bab Bou Jeloud, donde nos habíamos alojado ocho años atrás en el Hotel Cascade, comprobamos que no podía haber más ambiente.

Fez-El-Bali - Fez
Era la cuarta medina del viaje, y sin duda, la que se antojaba menos apetecible de pasear, pues estaba atestada de turistas, no quedaba un hueco por dónde moverse.

Fez-El-Bali - Fez
Hasta los restaurantes estaban a reventar, por suerte teníamos el estómago aún lleno del atracón del mediodía.

Fez-El-Bali - Fez
Pero teníamos tiempo de sobra de volver a hacer hambre, pues nos quedaba por recorrer las calles de la medina más grande del mundo.

Fez-El-Bali - Fez
El truco para aprovechar el tiempo en la medina de Fez en centrarse en las dos calles principales que acaban confluyendo cuesta abajo en un cruce.

Fez-El-Bali - Fez
La Rue Talaa Keira y la Rue Talaa Sghira son dos cuestas donde se concentran todos los comercios, enfocados principalmente a turistas.

Fez-El-Bali - Fez
Nosotros optamos por descender por la de la izquierda, Talaa Kebira, donde nos detuvimos a regatear un par de veces en comercios, pues era la última gran medina del viaje.

Fez-El-Bali - Fez
Pronto nos dimos cuenta de que no estábamos en el sitio adecuado para eso, pues los comerciantes no estaban dispuestos a negociar nada, llegando a ser más cortantes de lo esperado.

Fez-El-Bali - Fez
Sin duda, el turismo masificado había hecho de Fez un sitio en el que no hacía falta ganarse al comprador ocasional, pues tenía clientela de sobra.

Fez-El-Bali - Fez
La sorpresa llegó cuando llegamos a la confluencia de Talaa Kebira y Talaa Sghira y quisimos continuar descendiendo, como habíamos hecho en la primera visita.

Fez-El-Bali - Fez
De repente, unos niños nos invitaron amablemente a darnos la vuelta, y al ignorarlos, unos adultos nos dijeron que con los negocios cerrados, "allí no pintábamos nada, a parte de molestar a las familias".


Fez-El-Bali - Fez
Era la primera vez que nos sentíamos amenazados de alguna forma en lo que llevábamos de viaje, y al no tener ganas de problemas, nos dimos la vuelta.

Fez-El-Bali - Fez
No quedaba lugar a dudas, Fez se había convertido en un foco de turistas tan grande, que la población local había acabado bastante quemada.

Fez-El-Bali - Fez
Deshicimos el camino cuesta arriba, en esta ocasión por la casi paralela Talaa Sghira, que seguía con tiendas abiertas al público.

Fez-El-Bali - Fez
No íbamos a dejar que la experiencia con los vecinos y con algunos tenderos con malas pulgas empañara el viaje, pues hasta entonces habían sido muy amables con nosotros.

Fez-El-Bali - Fez
Como también lo fueron los relaciones públicas que nos metieron en un restaurante nada más pasar por Bab Bou Jeloud.

Nagham Cafe - Fez
También coincidió con que estábamos muertos de hambre y que nos habíamos colado con la hora de la cena.

Nagham Cafe - Fez
El caso es que acabamos en la tercera planta del Nagham Café, un restaurante con vistas de la puerta de entrada a la medina.

Nagham Cafe - Fez
Y aunque no fueron los más rápidos del mundo en servirnos, nos dio un poco igual por la panorámica que teníamos de la ciudad antigua.

Nagham Café - Fez
Pedimos cada uno un plato de la carta para compartir y fue todo un éxito, desde la breua a los filetillos picantes.

Nagham Café - Fez
Para cuando terminamos, el tráfico en la medina se había reducido bastante, aunque aun quedaba algo de movimiento.

Fez-El-Bali - Fez
Nosotros preferimos retirarnos a nuestro hostal, que aunque no estaba muy lejos, quedaba a la suficiente distancia como para bajar un poco la comida.

Hostel Dar Rabha -  Fez
Lo mejor es que la última planta del riad tenía una azotea al aire libre donde relajarse antes de irse a la cama. Por desgracia seguíamos sin cerveza, ya nos desquitaríamos al llegar a Melilla.

DIA 4

De nuevo amanecimos bastante temprano, queríamos visitar la Plaza de los Teñidores, y no queríamos aglomeraciones.

Fez-El-Bali - Fez
Fez-El-Bali estaba casi desierta a esa hora de la mañana, a excepción de algunos comerciantes que empezaban su jornada.

Fez-El-Bali - Fez
Comenzamos el descenso por Talaa Sghira, nos habían explicado en el hotel como llegar, pero la cosa iba a estar complicada.

Fez-El-Bali - Fez
Localizamos uno de los puntos de referencia que nos habían dado, la Mezquita Al Qaraquiyine, que estaba abriendo sus puertas.

Mosquee Al Qaraquiyine - Fez
Pero seguíamos sin dar con la tecla, y tampoco había mucha gente a quien preguntarle al estar cerrados los negocios.

Fez-El-Bali - Fez
En una tienda de ultramarinos que estaba abriendo, aprovechamos para comprar una barra de pan, unos quesitos de la Vaca que Ríe y unos zumos para echarnos algo en el cuerpo.

Fez-El-Bali - Fez
Y el tendero nos dió unas cuantas directrices que nos facilitaron mucho el trabajo para alcanzar La Plaza de los Teñidores.

Fez-El-Bali - Fez
Conforme nos acercábamos, los callejones se iban estrechando aun más si cabe, y es que la plaza está rodeada de pequeños comercios haciendo un semicírculo.

Fez-El-Bali - Fez
Finalmente acabamos dando con la tecla sin tener que tirar de un guía local de los muchos que se van ofreciendo para llevarte por unos Dirhams.

Place des Tanneurs - Fez
Aunque la había visto en fotos en varias ocasiones, el conjunto de mini pozas de colores no se parecía en nada a lo que había imaginado.

Place des Tanneurs - Fez
Sobre todo por los fuertes olores químicos, que son una mezcla de agrio y podrido que se meten hasta el sentido.

Place des Tanneurs - Fez
El trabajo de los teñidores es penoso, y su salud se ve bastante dañada por la exposición continua a esas sustancias.

Place des Tanneurs - Fez
Por no hablar de las altísimas temperaturas que soportan al sol en pleno verano, o las heladas sumergidos en las pozas en invierno.

Place des Tanneurs - Fez
Al ser los únicos que estábamos allí, además de los teñidores, pudimos estar moviéndonos libremente de poza en poza, viendo de cerca cómo trabajaban.

Mosquee Al Qaraquiyine - Fez
A pesar de lo maloliente del lugar y de lo que implica para la salud de los trabajadores, que estaban bastante simpáticos a pesar de nuestra intormisión, nos quedamos alucinados con el sitio.

Place des Tanneurs - Fez
Para colmo, pagando 10 Dirhams, pudimos subir a una de las tiendas de alrededor donde nos enseñaron el proceso de teñido.

Place des Tanneurs - Fez
Primero, las pieles se dejan secar al sol, para posteriormente quedar sumergidas en las pozas durante días hasta alcanzar el color adecuado, y volverlas a dejar secar de nuevo.

Place des Tanneurs - Fez
De ahí el precio de las prendas de cuero, a las que no les hicimos mucho caso, porque lo que más nos gustó de la tienda fueron las vistas desde la azotea.

Place des Tanneurs - Fez
Además de el conjunto de pozas de colores, también se podía ver perfectamente el proceso de secado sobre los tejados, además de una panorámica de parte de la medina.

Place des Tanneurs - Fez
Sin duda, la mejor parte de nuestra visita a Fez, aunque tardaríamos un tiempo en quitarnos el olor de las fosas nasales.

Place des Tanneurs - Fez
Volvimos a la medina, que en esa zona alrededor de la Plaza de Los Teñidores estaba bastante más deteriorada.

Fez-El-Bali - Fez
Hasta que desembocamos en Place Njjarine, lugar donde se cruzan las dos calles principales que suben a la entrada de la medina.

Place Njjarine - Fez
A pesar de ser el sitio donde habíamos tenido el encontronazo con el vecino la noche anterior, de día tenía otro aspecto muy distinto y nadie ponía restricciones.

Fez-El-Bali - Fez
A media mañana la mayoría de los comercios estaban comenzando a abrir sus puertas, el trasiego por Talaa Keira era mayor.

Fez-El-Bali - Fez
Aunque no tenían nada que ver con los que habíamos visto en la Plaza de los Teñidores, también había pequeños negocios donde colorar la ropa a lo largo de las calles principales, el olor los delataba.

Fez-El-Bali - Fez
Lo que también nos llamó la atención es que no solamente los burros iban cargados hasta los topes, sino algún comerciante que otro.

Fez-El-Bali - Fez
Desembocamos en la calle del hostal mucho más rápido de lo esperado, le estábamos cogiendo el truco a movernos por las Medinas.

Fez-El-Bali - Fez
Para nuestra sorpresa, el dueño casi nos obligó a sentarnos en el patio del Riad cuando entramos a recoger las maletas.

Hostel Dar Rabha - Fez
Salió disparado a comprarnos el desayuno, porque a pesar de haberse pasado la hora, insistió en que no nos podíamos ir con el estómago vacío.

Hostel Dar Rabha - Fez
Nos despedimos muy agradecidos y, aun flipando, volvimos a recoger nuestro coche a la Plaza Boujloud.

Place Boujloud - Fez
Teníamos planeado en un principio ir hasta Alhucemas, pero en el hotel nos dijeron que íbamos a tardar casi 6 horas en llegar.

Accidente - Fez
Además, a la salida de Fez encontramos un accidente en el que un coche había volcado un motocarro en un cruce, lo cual provocó una retención.

Retención - Fez
Por eso optamos por poner rumbo directo a Melilla, tampoco sabíamos lo que nos íbamos a encontrarnos en la frontera.

N19 - Marruecos
Conforme nos acercábamos al límite con Argelia, el paisaje se iba tornando más y más árido y desértico.

N19 - Marruecos
Cuando vimos el estado del último tramo de la carretera nacional que llega hasta Nador, nos alegramos de haber desechado Alhucemas, porque nos hubieran dado las uvas para llegar con tanto bache.

N15 - Nador
Entramos en Nador ya pasada la hora de comer, habíamos hecho los 315km de un tirón, aunque tampoco habíamos visto donde almorzar en el camino.

Restaurant Marchica - Nador
Sobre la marcha, al entrar en la ciudad, que había crecido bastante desde la última vez que la visité, aparcamos en el centro, junto al Restaurante Marchica.

Restaurant Marchica - Nador
Que si bien no tenía un pescado tan fresco como el de Kenitra, nos hizo bastante bien el apaño para almorzar a esa hora de la tarde.

Restaurant Marchica - Nador
Nos acercamos a dar una vuelta por el Corniche, el paseo marítimo de la ciudad y entramos al Club Nador, una terraza sobre el mar con vistas al Atlántico.

Club Nador - Nador
Para luego acabar pasando por el "Cortinglé", como se conoce al otro lado de la frontera de Melilla el zoco de Nador.

Zoco - Nador
Aunque a esas alturas del viaje, ya estábamos hasta el gorro de ver falsificaciones, babuchas, mantas y de perdernos por las callejuelas de los mercadillos.

Zoco - Nador
Por eso duramos poco tiempo y nos fuimos directos al puesto fronterizo de Beni Enzar, que a esa hora si que tenía cola, a diferencia del Tarajal en Ceuta, que habíamos cruzado muy temprano.

Beni Enzar - Marruecos
Nos tragamos más de una hora de espera, hasta que por fin entregamos los pasaportes, sellamos y cruzamos a Melilla.

Calle General Astilleros - Melilla
Se acabaron los chollos para dormir, y como no teníamos ganas de estrujarnos mucho los sesos, alquilamos dos dobles en el Hotel Ánfora por unos 30€ cada uno.

Avenida Juan Carlos I - Melilla
Lo primero que hicimos fue acercarnos al puerto a comprar el billete de Armas, la naviera que conectaba por entonces Melilla con Motril.

Plaza Menendez Pelayo - Melilla
Pagamos 180€ por cuatro pasajeros y un coche para el día siguiente a las 7:30 de la mañana, y nos fuimos a dar una vuelta.

Iglesia Sagrado Corazon Jesus - Melilla
Aunque al aparcar el coche, Manolo se percató de que el ventilador no se había apagado solo, tampoco le echó muchas cuentas.

Plaza Heroes de España - Melilla
Fuimos a dar una vuelta por el centro modernista de Melilla, pasando por la Plaza Menendez Pelayo y Plaza Héroes de España, con sus bancos acabados en trencadis, haciendo un guiño al Parc Güell.

Plaza Heroes de España - Melilla
Bajamos por la Avenida Juan Carlos I, conocida simplemente como "La Avenida", hasta ir a parar a la Plaza de las 4 Culturas.

Avenida Juan Carlos I - Melilla
Desde ahí comienza el conjunto amurallado que forma la Ciudad Vieja de Melilla, que tenía una bonita iluminación nocturna.

Plaza de las Cuatro Culturas - Melilla
Pero ya habíamos cubierto el cupo de turismo del viaje, iba siendo hora de ajustar cuentas con las cervezas que nos habíamos saltado en el pais vecino.

La Cervecería - Melilla
Nada mejor que comenzar en un lugar llamado La Cervecería, un bar de tapas con decoración mezcla entre modernista y taberna irlandesa.

La Cervecería - Melilla
Las tapas tampoco eran nada del otro mundo, pero nos bastó con poder tomarnos unas Heineken fresquitas.

EntreVinos - Melilla
Para cenar algo más contundente, nos fuimos a EntreVinos, otra taberna cercana que sí tenía una oferta más amplia. Luego nos dimos una vuelta buscando donde tomar una copa.

Plaza de España - Melilla
No nos gustó el ambiente del Puerto Noray, y andamos hasta Plaza de España, pero no logramos encontrar algo abierto un lunes noche, por lo que dimos por finalizada la jornada.


DIA 4

El despertador sonó a las 6:00, y fuimos directamente a recoger el coche para plantarnos en el puerto. Se ve que el ventilador no había dejado de girar en toda la noche y se había comido toda la batería.

Empujando el Fabia - Melilla
Todo estaba bloqueado excepto la puerta del conductor. El objetivo ahora era llegar a la entrada del barco antes de que cerraran el embarque. El camino era llano, nos liamos a empujar el coche hasta el puerto.

Recargando baterias - Melilla
Nadie tenía unas pinzas para recargar la batería y se nos echaba el tiempo encima, tuvimos que pedirle a un taxista para que llamara a un compañero, al que pagamos 20€ y nos echó a andar el Fabia.

Bodega Armas - Melilla
Todo venía porque el vehículo tiene que entrar por si mismo al barco, no se puede empujar. Cuando por fin lo logramos, los guardia civiles del control nos obligaron a apagar el motor para revisar el coche, quedándonos tirados de nuevo.

Mar de Alborán - Melilla
Nos dijeron que no nos preocupáramos, que ellos tenían pinzas (ya nos las podían haber dejado antes, ya que habían presenciado todo el percal). Embarcamos a tiempo, ya veríamos como sacaríamos el coche al llegar a Motril.

Puerto - Motril
Casi cinco horas después, estábamos atracando en el puerto de Motril, y el coche arrancó sin problemas, había valido con un poco de carga.

Bonobo - Motril
Fuimos directamente a Bodegas Bonilla a comer, y luego despedimos el viaje mientras atardecía tomando un digestivo en el Bonobo.



"Cada vez me estaba gustando más Marruecos, además había completado otro de mis viajes pendientes, entrar por Ceuta y salir por Melilla, aunque sigue por tachar de la lista hacerlo por la Carretera Comarcal N16 de la costa. Aunque ya conocía las ciudades que visité, además de por los compañeros de viaje, el almuerzo en la playa de Kenitra, la medina de Casablanca y la Plaza de los Teñidores de Fez, habían sumado muchos enteros al viaje para que hubiera valido la pena volver".


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