Diarios del Transiberiano (Parte 2)

Viene de Diarios del Transiberiano (Parte 1)

- Fecha: Del Miercoles 20 de Julio al Martes 23 de Agosto de 2011 (35 DIAS)
- Paises: España, Suecia, Rusia, Mongolia, China y Japón.
- Ciudades Visitadas: Guadalajara, Zaragoza, Barcelona, Valencia, Alicante, Estocolmo, San Petersburgo, Moscú, Ekaterimburgo, Irkutz, Litsvianka, Ulán Bator, Gubeikou, Pekín y Tokyo.
- Medio de Transporte: Coche (BMW 320CD), avión, barco, metro, taxi y tren.
- Acompañantes: Palma
- Presupuesto aproximado: 4500€

El Itinerario

Mapa de la ruta

DIA 8

Jose Carlos volvió a hacernos el gran favor de llevarnos al aeropuerto, nos estaba salvando la vida entre transporte y alojamiento. A las 9:30 estábamos pasando el control y a las 11 comenzamos nuestro vuelo de 4 horas para llegar a la capital de Suecia.

Esperando para facturar - Málaga
Y al llegar, para no perder el tiempo nos embarcamos en el Arlanda Express, a pesar del precio, ya que queríamos aprovechar al máximo nuestro único día en Estocolmo.



Hotel modular - Estocolmo
La habitación que nos había reservado Antonio justo en la estación era microscópica y sin ventanas,  pero estaba bastante limpia por lo que no nos podíamos quejar, total, íbamos a estar en la ciudad menos de 24 horas.

Sergelstorg - Estocolmo
De primeras, nos acercamos a la plaza Sergelstorg, centro neurálgico de la ciudad, y allí subimos a lo alto del centro cultural de la ciudad para tener una panorámica.

Un paseo en barco - Estocomo
Tras almorzar en un Burger King para perder el menor tiempo posible, nos acercamos al puerto, dando la casualidad de que partía uno de los tours de una hora que da la vuelta por el archipiélago.

Archipielago - Estocolmo
Ya de vuelta en tierra firme, nos encaminamos hacia el casco antiguo para visitar el Palacio Real y perdernos un poco por sus calles. Entramos al Gamla Stan por el puente de piedra y fuimos directamente al palacio.

Palacio Real - Estocolmo
Y entramos en el patio trasero, que también se podía visitar libremente y que había pasado desapercibido cuando estuve unos meses antes, y donde se pueden ver varios cañones restaurados.

Patio interior del Palacio Real - Estocolmo
Más tarde, caminando por la calle Vasterlanggatan, encontramos un bar con muy buena pinta, el Glenfiddich Warehouse 68, dedicado en gran medida al whisky con el mismo nombre, aunque también servía cerveza sueca, que fue a lo que nos dedicamos.

Glenfiddich Warehouse Nº68 - Estocolmo
Y para cuando salimos, ya estaba anocheciendo, deshicimos el camino andado y volvimos al centro de la ciudad.

Anochecer - Estocolmo
Para las 10 estábamos cenando en un restaurante turco. No quedaba nadie en la calle, pues era un día entre semana, y tampoco nos molestamos mucho en seguir buscando ambiente.

Sergelstorg - Estocolmo
Antes de las 12 estábamos en la microhabitación del hotel intentando coger el sueño, pues deberíamos estar en el aeropuerto bastante temprano a la mañana siguiente.

DIA 9

Sonó el despertador a las 6:00. El tiempo justo para disfrutar del rico desayuno sueco del hotel y volver a coger el Arlanda Express hasta el aeropuerto. Nos esperaba un vuelo de dos horas y media, pero habría que añadirle otras dos horas más al reloj por el cambio horario. Y nada más llegar, la realidad nos dio de lleno en las narices. Ibamos a tener problemas con la comunicación, pues ni siquiera en el aeropuerto de la ciudad más turística de Rusia proporcionaba información suficiente en inglés.

Prospect (Avenida) - San Petersburgo
No tuvimos ningún problema con los visados, ni con los pasaportes. Los problemas vinieron cuando descubrimos que no había tren o linea de autobús al uso que conectara el aeropuerto con el centro de la ciudad. Así tuvimos nuestro primer contacto con el transporte público ruso, cogiendo la marshrutka K-3, o lo que es lo mismo, una furgoneta de transporte habilitada para llevar pasajeros sin ningún tipo de aire acondicionado.

Hotel Nevsky - San Petersburgo
Y bueno, para dos meses que dura el calor, tampoco nos íbamos a poner exigentes, pero teniendo en cuenta que no se podían abrir las ventanas, el viaje de casi una hora atravesando barrios de bloques colmena, fue un poco duro. Cuando llegamos a lo que intuimos que era el centro, nos bajamos y continuamos a pie. El calor era insoportable, e íbamos cargados hasta las trancas, y definitivamente, nos habíamos equivocado de parada, pues hasta pasado 30 minutos largos, no llegamos al Hotel Nevsky, también obsequio de Antonio.

Hotel Nevsky - San Petersburgo
A pesar de estar de obras y encontrarse en un patio interior, el hotel era más que aceptable, con un personal muy atento. Además la decoración era típica rusa, lo cual le daba un encanto especial. Llegamos tan reventados, que nos acabamos quedando dormidos por un par de horas.

Rio Neva - San Petersburgo
Cuando nos despertamos, nos echamos a la calle a aprovechar el resto de la tarde. Lo primero, tras un paseo junto al Rio Neva, acercarnos a ver la Iglesia del Cristo Cubierto de Sangre, caracterizada por la arquitectura medieval rusa.

Cristo Cubierto de Sangre - San Petersburgo 
Acto seguido siguiendo hacia el centro, si se le quiere llamar así, porque las ciudades rusas no tienen un centro al uso, suelen ser bastante destartaladas, dimos con un mercadillo, donde vimos por primera vez las famosas muñecas Matrioskas.

Mercadillo Callejero - San Petersburgo
Y pateando llegamos hasta Nevsky Prospekt, una de las avenidas principales de la ciudad, que se encontraba a rebosar de gente a esa hora.

Nevsky Prospect - San Petersburgo
Tan cerca de Europa, y a la vez tan diferente. La fusión entre lo antiguo y lo clásico, el trafico de locura mezclando autenticas cafeteras con ruedas con Mercedes de la gama más alta, y el carácter seco, que no maleducado, de la población, no deja indiferente al viajero. Personalmente la esperaba mucho más señorial y lujosa, y no es que me llevara una decepción, simplemente no tenía nada que ver con lo que había imaginado.

Rio Neva - San Petersburgo
Y volviendo a atravesar el rio, (la ciudad se encuentra llena de canales, y se ve que también hasta ahí llegó la moda de poner candados en los puentes) llegamos al famoso Hermitage, o el Palacio de Invierno, pero solo lo vimos desde fuera, ya que teníamos planeado entrar al día siguiente.

Hermitage - San Petersburgo
A continuacion, pasamos a la plaza más representativa de la ciudad, Palace Square, que me recordó a la de San Pedro del Vaticano, y que para no variar, estaba en obras.

Palace Square - San Petersburgo
Y de vuelta a Nevsky Prospect nos encontramos con la Catedral de Nuestra Señora de Kazán, pero se encontraba cerrada al público y no pudimos entrar.

Catedral de Nuestra Señora de Kazan - San Petersburgo
Y justo enfrente, encontramos una calle peatonal en la que había colocadas varias mesas, junto con un kiosko en el que se vendía cerveza rusa. Por fin, aunque habíamos tardado más de la cuenta, íbamos a probar una genuina Báltica, aunque fuera en vaso de plástico.

Cerveza Балтика - San Petersburgo
Cuando nos dio por mirar el reloj, eran casi las 22:30. Nunca me había encontrado en una latitud tan al norte durante los meses de verano, y parecía que eran las 7 de la tarde, una sensación bastante extraña.

Horas de luz - San Petersburgo
Después de visitar una librería que aun permanecía abierta, y cenar en un restaurante bufete libre, que por cierto, tenía una comida rusa deliciosa, nos fuimos a tomar algo a una terraza que encontramos de camino al hotel.

Diluvio - San Petersburgo
De repente, el clima cambió, y comenzaron a escucharse truenos, y a hacer menos calor. El diluvio no tardó en llegar y tuvimos que refugiarnos dentro del bar ya que no tenía pinta de dejar de llover. Cuando amainó un poco, nos fuimos a dormir, había sido un día agotador.

DIA 10

Tras desayunar en el hotel, nos fuimos directos al Hermitage, y llegamos a la hora de apertura, por lo que no tuvimos que aguantar cola.

Hermitage - San Petersburgo
Dentro de las diferentes salas se pueden encontrar colecciones de Rembrant, Murillo o Gaugin entre otros.

Colección de Murillo - San Petersburgo
Lo mismo ocurre con las esculturas, pudiendo ver ejemplares de Antonio Canova, Bartolini o Miguel Angel.

"Psique reanimada por el beso del amor" - Antonio Canova - San Petersburgo
Sin embargo, para mi todas las obras de arte quedaron en un segundo plano, puesto que disfrute bastante más recorriendo las diferentes estancias del Palacio.

Hermitage - San Petersburgo
Recorrer el Palacio de Invierno de los Zares de Rusia es un espectáculo desde que se atraviesa la puerta principal.

Hermitage - San Petersburgo
La que fuera residencia oficial de los Zares durante los meses de invierno durante casi 200 años, se encuentra en perfecto estado de conservación.

Hermitage - San Petersburgo
Y aunque no existe un itinerario establecido, terminamos la visita, que había durado casi 4 horas, en el Salón del Trono, o también conocido como Salón de San Jorge.

Salon de San Jorge - San Petersburgo
Salimos del museo pasadas las 2 de la tarde, y sin haber visto ni la mitad. Preferimos hacer un poco de turismo callejero antes que pasar más tiempo encerrados. Para almorzar optamos por el Strogonoff Steak House, un restaurante bastante caro donde decidimos darnos un lujo y probar la tan conocida especialidad rusa, que no decepcionó.

Strogonoff - San Petersburgo
Para hacer la digestión, vamos dando un paseo hasta la grandiosa Catedral de San Isaac, distinta a lo que nos habíamos encontrado hasta entonces en lo que a templos se refiere.

Catedral de San Isaac - San Petersburgo
Y bordeando el rio, cruzamos el puente que lleva a la otra parte de la ciudad que se antoja menos turística. Seguimos sin acostumbrarnos al caos circulatorio de la ciudad, se te quitan las ganas de alquilar un coche.

Tráfico anárquico - San Petersburgo
Al otro lado del Neva localizamos una playa llena de nativos, que aunque no haya sol, han decidido darse un remojón. Lo más llamativo es que la ingente cantidad de suciedad que transporta el rio no parece ser un impedimento.

Playa de Fortaleza - San Petersburgo
Continuando nuestro paseo a la vera del rio, localizamos el mítico Crucero Aurora, donde tuvo lugar uno de los primeros incidentes de la Revolución de Octubre, ahora convertido en museo.

Crucero Aurora - San Petersburgo
Seguimos caminando hasta atravesar otro puente para volver a la zona más céntrica de la ciudad, nos estaba cundiendo bastante el dia.

Rio Neva - San Petersburgo
Y casi como de casualidad, localizamos la Mezquita de San Petersburgo, la más grande de Europa hasta principios del Siglo XX.

Mezquita - San Petersburgo
Y ya si, decidimos parar un rato y darle una oportunidad al que dicen que es uno de los metros más bonitos de Europa, para visitar el Monasterio de Alejandro Nevski.

Metro - San Petersburgo
A mi parecer, bonito no es, sin embargo, si que me llamó la atención la profundidad a la que se encuentran las estaciones, perdiendose la vista al final de la escalera.

Metro - San Petersburgo
Bajamos en la parada de Nevski Prospect, ya que el monasterio se encuentra al extremo sur de dicha avenida, pero cuando llegamos nos encontramos con que se encontraba cerrado.

Monasterio de Alejandro Nevski - San Petersburgo
No obstante, aun nos quedaba una hora para poder visitar los jardines, algo era.


Monasterio de Alejandro Nevski - San Petersburgo
Además de jardines, en algún momento también hicieron las funciones de cementerio, por lo que estuvimos caminando entre lápidas bastante curiosas.


Monasterio de Alejandro Nevski - San Petersburgo
Cuando cerraron, decidimos hacer el camino de vuelta andando, aprovechando que teníamos horas de luz de sobra. Tuvimos tiempo hasta de probar una Corona fresca, la otra marca de cerveza más vendida en el país.


Cerveza Corona - San Petersburgo
Ya tras la cena, en lugar de volver directos al hotel decidimos callejear un poco, para fotografiar algunos monumentos de noche.


Rio Neva - San Petersburgo
Pero cuando estábamos bajo la iglesia del Cristo cubierto de Sangre, empezaron a caernos las primeras gotas que presagiaban lo peor.

Cristo Cubierto de Sangre - San Petersburgo

Nos cayó un diluvio monumental, pero como estábamos relativamente cerca de casa, decidimos salir corriendo aunque nos pusiéramos hechos una sopa. Al llegar, fue obligatorio darse una ducha caliente antes de coger la cama para no ir arrastrando una pulmonía el resto del viaje.

DIA 11

A pesar de los martillazos de la obra que se esta llevando a cabo frente al hotel, no nos movemos hasta bien entrada la mañana. Toca volver al aeropuerto pues volamos a Moscú, como está lloviendo, decidimos esperar en el hotel al chofer que nos ponen para ir al aeropuerto, total, hemos visto casi todo lo turístico de la ciudad y para estar dando vueltas bajo la lluvia...

Vuelo a Moscú - San Petersburgo
Y el tio llega, pero hay algo raro... va borracho como una cuba. El olor a vodka inunda el coche, y va pegando bandazos por la autovia. Cuando finalmente nos deja en Pulkovo 1 casi besamos el suelo. El vuelo transcurre sin incidentes, y hasta nos dan de comer.

Airport Express - Mocú
Además, el aeropuerto de Moscú se ve mucho más desarrollado que el de San Petersburgo, y no tenemos problema para alcanzar el centro. Eso si, una vez en el metro comienza la locura.

Metro - Moscú
A pesar de que ya medio manejamos los carácteres cirílicos, nos perdemos irremediablemente. Se ve que hay una estación cerrada, y es la que nos conviene, pero el convoy no para ahí, y eso es lo que hace que estemos dando bandazos durante media hora.

Metro - Moscú
Este si es el metro del que hemos oído hablar tantas veces, con decoraciones que recuerdan al Palacio de Invierno (salvando las diferencias) y una limpieza y seguridad extrema en cada una de las estaciones por las que vamos pasando, llegando a echar a gente solo por llevar una cerveza en la mano.

Metro - Moscú
Finalmente localizamos nuestra parada, Prospekt Mira, y caminamos durante 15 minutos hasta localizar la dirección del Green ManGo, nuestro hostal, que se encuentra muy bien camuflado en la quinta planta de un edificio. Una vez dejadas las maletas, le explicamos a la chica que queremos comprar los billetes del transiberiano, pero que sabemos que las cajeras de la estación no van a saber hablar inglés.

Tarjeta salvadora - Moscú
Así que le pedimos que nos haga una nota explicativa para dársela a las cajeras, a lo que accede encantada. Una vez con la nota en nuestro poder, nos encaminamos a la estación de tren de Kazanskiy, que de pura casualidad, estaba a 10 minutos andando del hostal, y tras hacer la cola, le dimos los pasaportes, la tarjeta de crédito  y la nota a la señora que miraba desde detrás de las rejas con cara de pocos amigos.

Billetes de tren Rusos - Moscu - Ekaterimburgo
Y tras unos 3 minutos de tensión, nos devolvieron todo junto con los billetes para dar comienzo a nuestro viaje en tren. No nos creíamos que después de todo lo que habíamos pasado, por fin fuera a comenzar el transiberiano. Elegimos segunda clase o "Kupe" y saldríamos en dos días a las 16:50. Cenamos en un hotel cercano a la estación, y como ya era tarde, decidimos echar el resto de la noche en el hostal jugando a las cartas y bebiendo cerveza.

DIA 12

Después de una noche bastante complicada para dormir por el calor, nos pusimos en marcha hacia la Plaza Roja, el centro de la ciudad.

Kremlin - Moscú
Pero en lugar de entrar directamente a la plaza en sí, rodeamos la muralla paralelos al rio Volga, viendo lo que la muralla roja nos dejaba ver del Kremlim.

Catedral de la Asunción - Moscú
No sabíamos que dentro del recinto, además de los edificios administrativos, existe la llamada Plaza de las Catedrales, con la de la Anunciación o la Asunción, y la Iglesia de los 12 apóstoles. No obstante, no entramos en el Kremlin por las largas colas que había.

Rio Volga y Torre del Kremlim - Moscú
Hasta que finalmente, llegamos al acceso más abierto a la plaza, dicen que para evitar que se produzcan manifestaciones que colapsen el lugar.

San Basilio desde el acceso sur a la Plaza Roja - Moscú
Y finalmente entramos en la mítica plaza, que se encuentra minada de turistas y de policías. La cola para visitar el cadáver platinado de Lenin llegaba hasta bien pasada la plaza y nos pusimos en ella.

Plaza Roja - Moscú
Tras unos veinte minutos, entramos en el Mausoleo de Lenin, que está a temperatura mucho más baja que en el exterior. No da tiempo a ver mucho, pues los militares casi te van empujando para que hagas la ronda rápida, y de tomar fotos ni hablamos.

Mausoleo de Lenin - Moscú
Para nu sorpresa, el cadáver se encuentra en perfecto estado de conservación, mucho mas natural de  lo que esperaba, como se ve en esta foto sacada de la red.

Lenin - Moscú
Otra vez en el exterior, pasamos al lujoso centro comercial GUM que se levanta frente por frente con el mausoleo de Lenin, que se retorcería en su tumba si pudiera verlo.

Almacenes Gum - Moscú
Tomamos un café que costó como si fuera de oro y fuimos directamente a comprar los tickets para entrar en San Basilio, la imponente Catedral que corona el extremo sur de la plaza.

San Basilio - Moscú
Sin embargo, el interior no me sorprendió mucho, más bien lo contrario. Hubiera ahorrado la entrada y quizá me hubiera dedicado a ver el recinto del Kremlin.

San Basilio - Moscú
Las estancias comienzan a hacerse repetitivas, y la arquitectura medieval rusa no es que sea algo espectacular en cuanto a interiores, especialmente si hablamos de cúpulas.

San Basilio - Moscú
Sin embargo, si vale la pena ver la Plaza Roja desde una posición un poco más elevada, desde la que se consigue una buena perspectiva.

Plaza Roja desde San Basilio - Moscú
Tras la visita, salimos por la parte norte, a través de la Puerta de la Resurrección, la que viene siendo la que sirve de acceso principal a la plaza.

Puerta de la Resurreccion - Moscú
Y accedimos al Jardin Alexader, situado en un lateral del Kremlim, allí esta la Tumba del Soldado Desconocido, custodiada por otros dos soldados.

Tumba del soldado desconocido - Moscú
El jardín tenía todavia mas ambiente que la plaza, y todo era actividad, desde gente pintando retratos, a cosacos disfrazados ofreciendo fotografías por un módico precio.

Jardin Alexander - Moscú
Hasta hay un Mcdonalds (con carácteres cirílicos, eso si), que resultó ser no solo el primero de toda Rusia, sino el primer restaurante de comida rápida que abrió en el país. Solían montarse grandes colas a su alrededor, ya que los turistas querían ver semejante perla capitalista tan integrada en territorio enemigo.

Мак Доналдс frente al Kremlim - Rusia
Para cambiar un poco de aires y aprovechando que se ha puesto a llover, nos metemos en el metro para hacer un recorrido largo hasta el sur, pasando el rio hasta la parada de Universidad.

Universidad Estatal - Moscú
Según las guias, existe un mirador público en alguna planta del coloso edificio de la Universidad Estatal. Cuando llegamos solo encontramos una rusa en la taquilla de recepción, que ni nos entendía, ni tenia ganas de hacerlo.

Centro de Negocio Internacional - Moscú
Así que ya que estábamos allí, fuimos dando un paseo hasta la siguiente parada de metro, pero acabamos encontándonos con el Parque Vorobievy Gory, desde donde había unas buenas vistas del International Business Centre de Moscú, así como el Estadio Luzhniki.

Monasterio Novodevichy - Moscú
Localizamos un poco más adelante el Monasterio Novodevichy, considerado patrimonio de la UNESCO, pero debido a la hora, nos tuvimos que limitar a rodearlo desde fuera.

Lago Bolsoy Novodevichy - Moscú
Por lo que acabamos dando con el lago Bolsoy Novodevichy, anexo al complejo pero fuera de las murallas, donde había varias familias pasando la tarde sentadas a lo que quedaba de sol.

Estación Park Pibodi - Moscú
De vuelta al metro, salimos en la parada de Park Pobedy, que tiene las escaleras más largas de Europa, y buscamos un centro comercial con tecnología, pero no hay forma, por lo que optamos por pasear y relajarnos en el amplio parque.

Park Pobedy - Moscú
Había vuelto a salir el sol, por lo que nos quedamos un rato simplemente tirados en el césped, pues no habíamos parado de un lado a otro en todo el dia. 

Iglesia San Jorge - Moscú
Caminamos un poco más hacia dentro del parque, dando con el gigantesco obelisco y museo de la Segunda Guerra Mundial, y más adelante la Iglesia de San Jorge. Todo ello atravesando una zona de fuentes llamada Poklonnaya Gora.

Obelisco de la Victoria - Moscú
Ya cuando comenzaba a anochecer, volvimos al metro de camino al centro. Allí bajamos en la Calle Arbat, conocida por ser una gigantesca calle peatonal llena de restaurantes y tiendas, que se encontraba llena de vida.

Calle Arbat - Moscú
Allí tomamos un par de cervezas y acabamos cenando, cuando calló la noche empezó a despejarse hasta el punto de quedar casi desierta.

Metro Moscú
Ya a eso de las 11 volvimos a casa. Había sido un día bastante largo, y nos quedaba la mañana siguiente para hacer las compras restantes antes de embarcar en el transiberiano.

DIA 13

Pensando un poco en que hacer para ir comprando los billetes durante el resto del viaje, optamos por usar la nota que nos dio la chica y quitar las horas y los destinos para ir rellentandolo sobre la marcha. Lo retocamos por photoshop y le pedimos a la chica del hostal que nos lo imprimiera... Se descorono de risa y nos hizo a ordenador un papel en condiciones, con sus correspondientes huecos, que será lo que iremos usando durante lo próximos días.

Metro - Moscú
Con las maletas en consigna en el hostal, bajamos hasta un mercado al sur, pero no era gran cosa, así que volvimos a la Plaza Roja a comprar varios souvenirs a los que habíamos echado el ojo el día anterior.

Mercadillo - Moscú
Compramos un par de matrioskas, gorros rusos y huevos de Faberge y dimos una última vuelta por la plaza antes de volver al hostal.

Plaza Roja - Moscú
Recogimos las maletas, y buscamos un lugar cómodo para almorzar cerca de la estación. Quedaba poco tiempo para poder montar en nuestro tren.

 Estación Kazanskiy - Moscú
Y finalmente localizamos nuestro andén, ya estábamos bastante familiarizados con el cirílico, iba a ser necesario porque ya hacía tiempo que nos habíamos ido olvidando de usar el inglés para muchas cosas.

Andén 16 - Moscú
Puntual como un reloj, apareció nuestro tren, con una locomotora de lo más colorida avanzando lentamente por la estación.

Tren Moscú - Ekaterimburgo
Comenzamos a recorrer el andén y facilmente dimos con nuestro vagón, el numero 14 correspondiente a segunda clase.

Tren Moscú - Ekaterimburgo
Resultó ser muy moderno, con enchufe dentro de los compartimentos, que estaban limpísimos. A la hora acordada partimos hacia Ekaterimburgo, en un viaje que iba a durar unas 27 horas.

Arranca el Transiberiano - Moscú
El primer encontronazo con el idioma... Las Provonitkas, o azafatas, nos querían explicar que teníamos disponible la cafetera en cualquier momento, y tanto por un lado como por el otro, no entendíamos nada. Tras echar unas risas e incluso entender que nos podíamos llevar la cafetera a la habitación, entendimos el mensaje. Habíamos tenido mucha suerte con nuestras primeras encargadas de vagón, pues eran de lo más simpático.

Horarios - Transiberiano
Hay que explicar que ni el Transiberiano ni el Transmongoliano son trenes al uso, son lineas férreas que llegan hasta Vladivostok y Pekin respectivamente. Si se quiere puentear Mongolia, también existe el Transmanchuriano, que la rodea.

Afueras de Moscú - Transiberiano
Es importante saber que aunque se llegan a atravesar hasta 9 husos horarios por todo el país, una vez que se entra en una estación, todo se rige por el horario de Moscú, es decir. Si mi tren sale de Irkutz a las 13:00, tendré que estar en la estación a las 19:00 hora local, puesto que tiene 6 horas más que la capital. Esto puede llegar a ser una locura a largo plazo.

Compartimento Kupe - Transiberiano
Pues una vez pasada la excitación de empezar el trayecto, fuimos conscientes de que nos quedaban 27 horas de camino, y habría que hacer algo. Por cierto teníamos un vagón restaurante, y mi portátil con series y películas para hacer el camino de ida y vuelta a Pekín.

Taiga - Transiberiano
Los paisajes eran impresionantes, con la Taiga, el bosque ruso rodeando la vía por ambos lados. Podíamos pasar largos ratos mirando por la ventana simplemente viendo pasar el verdor. Definitivamente, en invierno hacer este trayecto debe ser toda una experiencia. Cuando cayó la noche vimos un par de pelis y acabamos cayendo rendidos. Por suerte nuestro primera noche en el tren ruso iba a ser en un compartimento doble, por lo que no estábamos pendiente de si alguien se subía o se bajaba en las múltiples paradas del trayecto.


Continua en Diarios del Transiberiano (Parte 3)


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