Como es de suponer, hasta que no tuve cierta independencia económica no comencé a hacer viajes. No obstante, anteriormente ya había hecho pinitos "subvencionado" por mis padres. Estos viajes eran o bien vacaciones con ellos, estancias en campamentos de verano y en menor medida, cuando ya casi hacía los 18, escapadas de fin de semana.
Con mis padres cuando era pequeño, siempre pasaba los veranos en la costa del sol, al principio en un piso que teníamos en Fuengirola, pero cuando se vendió por falta de uso en el 93, seguimos pasando un par de veranos más en Torremolinos, recuerdo especialmente unos apartahoteles llamados Bajondillo.
También visité con mis padres Madrid y Barcelona. Madrid allá por el 94, estuvimos en un hotel en Gran Via, desde donde se veía el mítico cartel de Schweppes, y aun recuerdo cuando estaba viendo al año siguiente en el cine (también con mi padre) "El Día de la Bestia" y flipé cuando salió la famosa escena en la que los tres protagonistas colgaban de ese cartel, quizá porque creo que era la primera vez que podía identificar en una película un lugar en el que había estado.
Gran Via Madrileña |
En cuanto a Barcelona, como premio por haber terminado la E.G.B.en el verano del 97, recibí un viaje a Port Aventura, y aunque nos alojábamos en Salou, pasamos un par de dias de visita por la Ciudad Condal. Lo más llamativo de este viaje, además de disfrutar como los enanos del parque temático, fue que por primera vez me monté en avión, en un trayecto Malaga - Barcelona, con la compañia Spanair. Ya me había montado en el A.V.E. anteriormente, y me había gustado cubrir el trayecto Sevilla - Madrid en apenas 2 horas y media, pero recorrer la Península Ibérica casi de punta a punta en apenas 2 horas si que me descolocó.
Con mis padres también solía visitar Marruecos (son las unicas salidas que he hecho con ellos al extranjero). Soliamos ir los Domingos de verano a unas playas que están a pocos kilometros de la frontera con España, especialmente "Las Tres Piedras", lo cual es una práctica bastante habitual entre las familias ceuties. Pero poco a poco dejamos de ir, más que nada por el peñazo que suponía soportar las colas de la frontera los Domingos por la tarde con todo el mundo volviendo a la vez a casa. Tengo muy buenos recuerdos de aquellas playas, pues cuando nos quedábamos en Ceuta soliamos ir a las calas de Calamocarro, que son muy rocosas, y cuando pasábamos la frontera, nos encontrábamos con kilómetros de playa de arena fina, con bancos de arena y sobre todo, con los tupper con tortilla de patatas y pollo empanado que mi madre llevaba siempre.
Playa de "Las Tres Piedras" desde Garcia Aldave (Ceuta) |
Sin embargo, la ciudad que más me marcó fue Granada. Ibamos un par de veces al año, dos o tres dias cada vez. La razón es que mis hermanas estudiaban allí, primero Eli, que empezó en el 88, y más tarde Eva, en el 90. Al principio no solía ir, pues me quedaba con mi abuela, pero más adelante, sobre todo en Septiembre, solía acompañar a mis padres a llevarlas y recuerdo que me daba pena dejarlas solas en una ciudad extraña... poco después cuando me tocó a mi estudiar allí, comprendí que de pena, poco. Al principio estaban en una residencia en Moral de la Magdalena, cerca de Plaza de Gracia, y alguna vez me quedé a dormir con ellas allí, y más tarde en pisos, al menos me acuerdo de uno en Arabial y otro en Casillas de Prats. No obstante, la mayoría de las veces nos quedábamos en hostales, aun hoy cuando paso por la puerta de Hostal Nevot, me acuerdo de esos días.
Calle Moral de la Magdalena |
Allí vi, con mis hermanas y mi padre, mi primera película en Dolby Surround, (El Cuervo) en una sala del cine del Centro Comercial Neptuno (donde acabé trabajando de acomodador 12 años después). Aunque llevo mas de 10 años viviendo en Granada, nunca me olvido de las buenas vibraciones que, siendo tan pequeño, me transmitía la ciudad, siempre llena de gente joven y con todos los locales a rebosar, especialmente Pedro Antonio, aunque yo pillé esa calle en decadencia en mis años de estudiante.
Fuera de viajes con mis padres, también salí varias veces a campamentos de verano, una vez a Mazagón en Huelva, con mis primas y otras cuatro veces a Sabinillas, en Malaga. La primera experiencia no la recuerdo con tanto cariño, era la primera vez que me alejaba de mis padres durante más de dos dias y aunque en ningún momento estaba sólo, era bastante tiquismiquis con todo, así que costó acostumbrarse. No obstante, en los viajes a Sabinillas si me lo pasé mucho mejor, ya que estaba arropado por mis amigos de toda la vida, la primera vez con Álvaro, Javi y Juanma allá por el 96, al siguiente año con Alvaro, Javi y Pedro, con la suerte de que me tocó en un sorteo otro turno gratuito ese mismo verano, repitiendo en la última quincena de Agosto con Diego y Yubero.
Fuera de viajes con mis padres, también salí varias veces a campamentos de verano, una vez a Mazagón en Huelva, con mis primas y otras cuatro veces a Sabinillas, en Malaga. La primera experiencia no la recuerdo con tanto cariño, era la primera vez que me alejaba de mis padres durante más de dos dias y aunque en ningún momento estaba sólo, era bastante tiquismiquis con todo, así que costó acostumbrarse. No obstante, en los viajes a Sabinillas si me lo pasé mucho mejor, ya que estaba arropado por mis amigos de toda la vida, la primera vez con Álvaro, Javi y Juanma allá por el 96, al siguiente año con Alvaro, Javi y Pedro, con la suerte de que me tocó en un sorteo otro turno gratuito ese mismo verano, repitiendo en la última quincena de Agosto con Diego y Yubero.
Cuarta quincena de las Colonias de Sabinillas (1997) |
Finalmente la apoteosis llegó en el 98 cuando nos conseguimos meter en el mismo turno la mayoría de los colegas del barrio, incluyendo a Chavo, Rogelio, Manolo, Suraj y Juan Carlos a los anteriormente nombrados. Es del año del que tengo mejor recuerdo. Además, casualidades de la vida, uno de los monitores jefe del campamento, Vicente, resultó ser el padre de Juandi, un compañero que conocí en la facultad 6 años después.
Paralelamente a los campamentos de verano en Sabinillas, también nos apuntábamos a los viajes organizados por el ICD (Instituto Ceutí de Deportes) durante la semana blanca, allá por Febrero o Marzo en años alternos entre el 94 y el 99, hasta un total de cuatro veces. Las estancias eran en el mítico hotel Nevasur, en Pradollano, y los cursos duraban aproximadamente 1 semana. No se si se seguirá realizando, pero eran una pasada, además de brindarnos la oportunidad de escaquearnos una semana de colegio, nos alargaban la semana santa 7 dias más. Ah!, y nos enseñaban a aprender a esquiar, claro.
Atardecer en Pradollano (1995) |
Míticas eran también las peleas de a ver quien se quedaba con quien en las habitaciones, ya que eran seis personas y casi siempre sobraba alguien, por lo que había que repartirse en dos habitaciones y rellenar los huecos con "extraños".
El último de los viajes organizados que recuerdo (aparte de uno de un día a Marbella en 8ºEGB) es el viaje de estudios a Barcelona en 1º de Bachillerato.
Articulo de "El Pueblo de Ceuta" (2000) |
No me enrollaré mucho, una semana viviendo en Lloret Del Mar, visitando Barcelona, Port Aventura, y por lo menos para mi, la primera vez que visitaba una de esas macrodiscotecas de costa. Si ahora intentara llevar el ritmo que llevamos todos en ese viaje de salir cada noche hasta las mil y estar en pie al dia siguiente a las 7:30, creo que no aguantaría ni tres dias. Me causó tal impresión que volví a los 5 años a la misma zona, solo para descubrir que tampoco era para tanto. Ahora que soy profesor y no me pierdo un viaje de estudios, no comprendo como nos dejaban tanta libertad, y como esos profesores podían seguir el ritmo.
Por último y para dar cierre a esta entrada nostalgica, vale la pena nombrar los dias pre-Sabinillas que pasaba en casa de los Pozo en Benamara y las escapadas de fin de semana a Sevilla a visitar a mi hermana Eva, con Chavo y Alberto en el 99, y añadiendo a Raul en el 2000.
Con Raul y Chavo, de vuelta de Sevilla (2001) |
¿Que tiene de curioso esto? Pues que con tal de salir de Ceuta aunque fuera un poco nos daba igual plantarnos en Sevilla en pleno Julio para estar a nuestro aire un par de dias. Jamas olvidaré la frase de Raul al bajar del autobús en el Prado (Sevilla) "Iyo, vamos a quitarnos de al lado del motor, que no veas que calor da... ah, ¿que no es el motor lo que da calor?, ¿que esta es la temperatura de aquí?" Por supuesto no faltaban los intentos de salir de marcha, por desgracia, o no íbamos a los lugares adecuados o no encajabamos en la escena nocturna Sevillana de la época, puesto que en ninguno de los dos viajes recuerdo haber conseguido entrar en un Pub.
Y con esto puedo dar por finalizada esta pequeña reseña de los diversos viajes que realicé durante mi epoca de insitituto, antes de irme a estudiar a Granada en Septiembre de 2001.
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