Primera noche en el tren. No me fue fácil dormir, pero al final acabé cayendo. Distintas paradas a lo largo de la noche, una más larga que otra, pero nadie que viniera a dormir a nuestro vagón, que después descubrimos que era cuádruple.
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Amanecer - Transiberiano |
Nuestra ruta atravesaba la zona sur, atravesando Kazán, una de las ciudades del anillo de oro. No bajamos pues era de noche y la parada duraba poco más de 15 minutos.
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Perm - Transiberiano |
Una vez entramos en la región de Perm Oblast, se sucedían algunas paradas muy cortas. Una de ellas, que iba a llevar más tiempo de lo normal por un cambio de locomotora, era la ciudad de Perm, ya a casi 1500 km de Moscú.
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Perm - Transiberiano |
Allí, subidos a un puente que cruzaba las 9 vías, fuimos conscientes de lo kilométrico que pueden llegar a ser los trenes rusos. También aprovechamos para comprar algunos víveres a los vendedores ambulantes que se agolpan en cada parada, para pasar el resto del viaje con suficientes provisiones.
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Estación central - Ekaterimburgo |
Finalmente, a las 8 de la tarde hora local (6 hora transiberiana) llegamos a Ekaterimburgo, y antes de salir de la estación, volvimos a hacer el truco de comprar los billetes con el papel... ¡Y volvió a funcionar! Teniamos los billetes para el día siguiente. Cogimos una habitación en el hotel de enfrente, el
Marins Park, con las recepcionistas vestidas de marineras y nos disponemos a visitar el centro de la ciudad. Sin embargo, era demasiado tarde, y estamos muy lejos, así que optamos por quedarnos por la zona de la estación a cenar y tomar algo.
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Marins Park - Ekaterimburgo |
A eso de la 1 volvimos al hotel, y optamos por cruzar la avenida de 6 carriles que separa la estación del hotel evitando el subterráneo, que tiene muy mala pinta. Error. Unos policías nos vieron y pusieron las luces del coche, vinieron hacia nosotros, y sin mediar palabra se llevaron nuestros pasaportes, e hicieron que los siguieramos hasta un lugar apartado. El mío estaba roto, se me había despegado la portada en el bolsillo días atrás, y pusieron mala cara. Obviamente, estaban intentando sacarnos toda la pasta que puedieran bajo amenaza, nos pedian cerca de 200€ por los pasaportes... Les pedí un papel para negociar, donde iba a escribir una contraoferta, y se miraron, uno le hizo un gesto al otro y de repente su actitud cambió, nos devolvieron los pasaportes y nos aconsejaron amablemente mediante mímica como cruzar por el subterráneo. Se fueron. No entendiamos nada, pero lo celebramos brindando con vodka en el hotel antes de dormir. Sin duda los momentos mas tensos del viaje (de cualquier viaje). Más tarde llegamos a la conclusión de que quizá pensaron que queríamos la denuncia por escrito, y no les gustó la idea.
DIA 15
Desde Barcelona no dormíamos en un hotel "común", y el cuerpo lo agradeció bastante. Salimos a la calle y tras dejar en consigna las maletas, nos fuimos andando al centro.
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Monumento al ferrocarril - Ekaterimburgo |
Bajando por la Avenida de Lenin fuimos pasando varios jardines, nos cruzamos con un monumento al ferrocarril que había visto anteriormente en alguna guía, y poco después dimos con la Catedral de la Sangre Derramada.
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Catedral de la Sangre Derramada - Ekaterimburgo |
No pudimos hacer fotos dentro, además de que estaba prohibido, había una misa en curso, y demasiado que nos dejaron pasar.
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Catedral de la Sangre Derramada - Ekaterimburgo |
En esta iglesia se rinde culto a la familia Romanov, acribillada a tiros cuando comenzó la Revolución Rusa. Donde está ahora mismo situada la catedral, estaba antiguamente la casa Ipatiev, en cuyo patio tuvo lugar el ajusticiamiento.
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City Lake - Ekaterimburgo |
Luego un paseo por el lago de la ciudad, que se encontraba bastante animado, hasta una zona con terrazas donde tomamos la primera cerveza del dia.
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Casa Sevastyanov - Ekaterimburgo |
Visitamos la Casa Sevastyanov, otro de los atractivos de la ciudad, que estaba resultando ser mucho más moderna y desarrollada de los esperado, de hecho es la tercera ciudad más avanzada del país.
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Rio Iset - Ekaterimburgo |
Contianuamos deambulando hacia el sur, hacia donde el rio Iset se iba estrechando cada vez más, hasta convertirse en una rambla.
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Puente sobre el Rio Iset - Ekaterimburgo |
Y se ve que hasta allí también había llegado la moda de los candados en los puentes, pero parecían no ser de gran preocupación el retirarlos, pues había algunos que tenían pinta de llevar allí décadas.
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Taberna Irlandesa - Ekaterimburgo |
Ya aprovechamos para almorzar en una taberna irlandesa que se encontraba bastante vacía en ese momento de la mañana. Y tras dar una pequeña vuelta, comenzamos el camino de vuelta a la estación.
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Monumento a Lenin - Ekaterimburgo |
Dimos con el monumento a Lenin, en el que no habíamos reparado en la bajada, y también con el edificio del ayuntamiento.
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Ayuntamiento - Ekaterimburgo |
Por último pensamos en acercarnos en un autobús urbano al monumento que señala la separación entre Asia y Europa, que se encuentra a 15 kilómetros de la ciudad, pero se nos había echado el tiempo encima y preferimos usar el rato que nos quedaba para comprar algunas cosas en el supermercado para el viaje que nos quedaba por delante.
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Estación - Ekaterimburgo |
Una vez en la estación, vimos que las cuentas nos habían salido bien, habíamos calculado las horas de diferencia y llevamos tiempo de sobra. Recogemos las maletas y cenamos en la misma estación. Con 10 minutos de retraso llegó el tren, y como suponíamos, el de dos días atrás había sido una raya en el agua, pues este era bastante más antiguo.
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Saliendo hacia Irkutz - Ekaterimburgo |
Llegamos a nuestro compartimento, que era mucho más rústico, por supuesto sin enchufes, y por primera vez compartido con más viajeros. Nos quedaban 55 horas de tren por delante, así que habría que tomárselo con calma. Dimos una vuelta por los pasillos y en poco tiempo nos echamos a dormir. El tren era mucho más ruidoso y frío que el anterior, y hasta un total de 4 viajeros fueron pasando por el compartimento a lo largo de la noche.
DIA 16
Volvía a ser de dia. El paisaje había cambiado totalmente, y comenzaba a hacer más frío. Las paradas se iban sucediendo casi sin darnos cuenta.
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Lista de paradas - Transiberiano |
La primera parada reseñable de la mañana era Omsk. Habían pasado 13 horas, eran las 10 de la mañana, y la parada iba a durar poco más de media hora, por lo que empezamos a pulular un rato por el andén.
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Estación de Omsk - Transiberiano |
Las estaciones eran auténticos espectáculos de decoración soviética, aunque no nos atreviamos a alejarnos mucho por miedo a quedarnos en tierra.
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Estación de Omsk - Transiberiano |
Nos volvimos a poner en marcha, por lo pronto estábamos solos, vimos un par de pelis, pero alguien había pisado el adaptador del portátil y se había cargado el cable. Nos vimos obligados a hacer una chapuza con cinta aislante para poder seguir teniendo entretenimiento el resto del viaje.
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Estepa - Transiberiano |
Y así iba pasando la tarde, cada vez se veía menos vegetación desde la ventana. La taiga iba quedando atrás e iba dando lugar a la estepa, llanuras cada vez más extensas.
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Vagón Restaurante - Transiberiano |
Cuando comenzó a anochecer, nos acercamos al vagón restaurante a tomar un par de cervezas. Luego en otra de las paradas, Barabinsk, paseando por el andén conocimos a un grupo de españoles, los primeros que encontrábamos en todo el viaje, y quedamos en hacer algo a lo largo del trayecto.
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Estación de Barabinsk - Transiberiano |
Nos tomábamos las cosas con tranquilidad. Leer, ver series, intentar hablar con los compañeros de vagón, que no hablaban nada de inglés y mucho menos de español o simplemente mirar en silencio por la ventana. Para cuando llegamos a Novosibirsk llevabamos más de 24 horas encerrados en el tren y tampoco se habían hecho tan pesadas.
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Estación de Novosibirsk - Transiberiano |
Mientras esperábamos a que el tren se volviera a poner en marcha, miraba por la ventana con los cascos puestos, y un chico que se bajaba me explicó que no era buena idea salir al andén a esa hora de la noche con un movil así, ya que posiblemente hubiera gente dispuesta a matar por el en esa zona. Aun así, como la parada duraba casi una hora, nos arriesgamos a morir para comprar una empanada de carne, que resultó ser mi regalo de cumpleaños, pues ya era en 5 de Agosto. Con el estómago lleno, nos fuimos a dormir.
DIA 17
Definitivamente, dormir en este tren no era tarea facil. Por la noche habian pasado por el compartimento hasta 3 inquilinos, y después del comentario del colega de la noche anterior, era inevitable estar con un ojo abierto pendiente del equipaje.
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Locomotora - Transiberiano |
A las 10 de la mañana, dejamos por imposible continuar durmiendo, aunque ya teníamos inquilinos fijos, una chica de mediana edad y un ruso de unos 140 kilos que roncaba como un cosaco.
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Cruce de vias - Transiberiano |
Leyendo se nos pasó la mañana, y antes de comer, en la parada de Yurga, mientras dábamos una vuelta por el andén, nos cruzamos con los españoles, y esta vez sí quedamos para hacer una visita a su vagón a las 6 de la tarde.
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Españoles por el mundo - Transiberiano |
De nuevo en el vagón restaurante, invitando a comer a Palma por mi cumpleaños, conocimos a Mike, un chico de Washington D.C. que había empezado el viaje en los San Fermines y tenía como destino final Vietnam, donde iba a ser profesor durante un año. Le invitamos a la quedada de mas tarde.
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Rio Kiya - Transiberiano |
Tras una siesta, ya se nos había echado la tarde encima, así que pusimos rumbo al compartimento de los madrileños. Echamos el resto de la tarde bebiendo cerveza y contando historias. En algún momento aparecieronn un par de botellas de vodka, y como teníamos que atravesar el vagón restaurante que cerraba a las 23:00 a las 22:30 estábamos de vuelta en nuestro compartimento, donde nuestra compañera de mediana edad, que tenía una borrachera importante, tenía ganas de hablar. Al ver que no la entendíamos empezó a pegarnos voces hasta que se cansó y se metió en su cama, no sin antes atraer a todo nuestro vagón y parte del otro a curiosear a la puerta... a saber lo que nos estaba contando.
DIA 18
Cuando abrí los ojos entendí por qué nos había costado menos de 2€ al cambio la botella de Vodka... Por suerte teníamos todavía comida y con un buen desayuno se nos quitó bastante el dolor de cabeza. Aun nos quedaba toda la mañana en el tren, pero ahora, después de más de 55 horas (no habíamos contado las paradas) si que estábamos cansados.
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Estepa cerca de Irkutsk - Transiberiano |
Por fin, cerca de la 10 de la mañana, llegamos a Irkutsk. Nos volvimos a encontrar con los madrileños en el anden, habíamos quedado en ir con ellos a la isla de Olkhon, pero resultó que estaba como a 5 horas en
marshrutka, por lo que no nos salían las cuentas.
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Despedida - Irkutsk |
Sin embargo, antes de despedirnos, nos acercamos juntos a comprar los billetes. Les había gustado la idea de llevar un papel como el nuestro. Por desgracia, tuvieron problemas para encontrar sitio para 7 personas en el tren del día siguiente, nosotros al ser 2, nos hicimos con ellos para la noche siguiente, dijimos adios y cogimos un taxi hasta el
Hotel Europa, fiándonos de la guía. Nos cobraron 50€ por persona, pero nos dio igual después de 2 noches en el tren.
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Dromedario - Irkutz |
Y por primera vez desde que salimos de Málaga, era notorio que habíamos cambiado de continente. Lo primero que encontramos fue un par de dromedarios en pleno centro de la ciudad, y luego, los rasgos de los habitantes de la ciudad eran bastante más parecidos a los orientales.
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Mercadillo - Irkutsk |
Tras una siesta de 3 horas y una merecida ducha, nos echamos a la calle. El hotel no estaba cercano al centro, pero se podía alcanzar sin mayor problema a pie. Lo primero, encontramos un mercadillo de lo más curioso, y luego continuamos nuestro camino.
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Catedral de la Epifania - Irkutsk |
Hasta que nos encontramos con la Catedral de la Epifania, icono de la ciudad. Pasamos gratuitamente al interior, que por fin estaba a la altura del exterior para ser una Catedral Ortodoxa.
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Catedral de la Epifania - Irkutsk |
En la calle Uritskogo, que era peatonal, localizamos un restaurante fast food llamado Fiesta!, donde almorzamos, también a precio de oro. Estaba resultando más cara de lo esperado la ciudad.
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Plaza Kirov - Irkutsk |
Luego llegamos hasta la Plaza Kirov, centro neurálgico de la ciudad, rodeada por el Hotel Angara, el edificio del Ayuntamiento y la Universidad Estatal de Lingüistica.
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Rio Angara - Irkutsk |
Y de ahí a la ribera del Rio Angara, por donde había bastante movimiento, desde familias completas de paseo a varias parejas haciéndose las fotos del reportaje de boda.
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Ribera del Rio Angara - Irkutsk |
Decidimos acercarnos a la estación de autobuses para localizar el número de
marshrutka que nos correspondía tomar al día siguiente para ir hasta Listvianka, la localidad más cercana para poder ver el Lago Baikal.
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Atardecer - Irkutsk |
Pero no resultó muy buena idea, pues quedaba a casi una hora andando. A la vuelta no quedaba nada abierto y estaba anocheciendo. Cuando creíamos que íbamos a tener que cenar en el hotel con el correspondiente desembolso, dimos con un gran centro comercial Torgovyi con "food court", donde aprovechamos para cenar.
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Hotel Europa - Irkutsk |
Y llegamos por fin al hotel, que de noche tenía una pinta bastante distinta de lo que habíamos dejado por la mañana. Por suerte las luces de neón no iluminaban la habitación por dentro para perturbar el sueño.
DIA 19
Madrugamos y dejamos las maletas en la consigna del hotel, un buen desayuno ruso y nos pusimos de camino a la estación de autobuses en taxi, ya que hacía un día de perros.
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Estación de autobuses - Listvianka |
Una vez allí cogimos la
marshrutka dirección Listvianka. No fue nada fácil, ya nos estaba comenzando a cansar el tema de la falta de indicaciones y del uso nulo del inglés. No existía ningún cartel que indicara como ir a Listvianka, o algún horario, por lo que cuando íbamos a rendirnos, Palma preguntó a un transeúnte, que nos señalo un grupo de furgonetas que se encontraba un poco alejado de la estación.
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Camino a Litsvianka - Irkutsk |
Una hora de camino, y si bien en este caso el conductor no tenía pinta de estar borracho, el viaje fue igual o más peligroso que el del trayecto entre el hotel y el aeropuerto en San Petersburgo, pero con lluvia y carreteras nacionales. Se ve que no importa si te encuentras en la parte Europea o Asiática, eso es un factor común en el país.
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Puerto - Listvianka |
Por suerte llegamos vivos. Una vez allí, la temperatura había bajado varios grados, diluviaba y hacía un frío de muerte. Sólo llevábamos una chaqueta con camiseta de manga corta debajo.
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Lago Baikal - Listvianka |
Una pena que hiciera un día así, pues las vistas eran impresionantes. Ha valido la pena llegar hasta allí pero por el temporal no hay ningún barco turístico funcionando.
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Lago Baikal - Listvianka |
Empezamos a olisquear por el pueblo, era bastante pequeño, y rodeado de montañas, lo que lo hacía precioso, a pesar de lo gris del día.
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Calle Chapaeva - Listvianka |
No nos podíamos creer que no hubiera nada que hacer en el pueblo, así que siguiendo indicaciones de hostales, comenzamos a subir por la única cuesta asfaltada que había, la Calle Chapaeva.
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Calle Chapaeva - Listvianka |
Pero era cierto, en el pueblo no había absolutamente nada atractivo más allá de las vistas que ofrecía la bahía.
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Calle Chapaeva - Listvianka |
También ofrecía un buen paisaje lo alto de la calle, ya que había un momento en el que dejaba de estar asfaltada el llegar a lo más alto.
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Calle Chapaeva - Listvianka |
También existían varias casas pintadas de colores llamativos, lo que, junto con los perros, que campaban a sus anchas por la zona, hacía más atractivo el entorno.
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Can Ruso - Listvianka |
De vuelta a la bahía, continuamos hasta donde se acababa la carretera y la montaña hacía imposible continuar subiendo por la costa hacia el norte.
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Fin del camino - Listvianka |
A pesar de lo impactante del paisaje natural, el contraste con la cantidad de edificios en mal estado e inhabitados y la oscuridad del cielo, le daban un punto deprimente a la zona.
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Edificio abandonado - Listvianka |
Incluso en algunas partes de la playa se podían ver barcos abandonados completamente oxidados que debían llevar ahí décadas. Parecía que estábamos en mar abierto, pues la orilla contraria se encuentra a unos 75km.
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Barco abandonado - Listvianka |
Lo más animado de toda la zona era sin duda el mercadillo, que era el lugar de refugio cada vez que caía uno de los muchos chaparrones que nos sorprendieron a lo largo de la mañana.
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Mercadillo - Listvianka |
Allí pudimos probar el Omul, un pescado ahumado que se cocina en cada rincón del mercadillo (y del pueblo).
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Omul - Listvianka |
Almorzamos con una buena cerveza, parecía que los precios estaban más ajustados aquí, solo nos iba a costar unos 100 Rublos (2€).
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Jade - Listvianka |
También encontramos por primera vez en el viaje jade tallado. Por supuesto muchas de las piedras eran de imitación, pero otras alcanzaban precios exorbitados.
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Jade - Listvianka |
Pensamos en comprar algunos regalos, pero no nos habíamos dado cuenta y andábamos un poco cortos de efectivo, y por supuesto allí no se podía pensar en encontrar un cajero.
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Madera tallada - Listvianka |
También encontramos varios elementos de madera, como peines, cepillos, cubiertos, atrapasueños y cajas de todos los tamaños.
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Nerpas - Listvianka |
Y por último encontramos nerpas, focas del baikal, por supuesto de peluche. Nos recordaron automáticamente a uno de nuestros compañeros de compartimento entre Ekaterimburgo e Irkutsk.
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Paseo Marítimo - Listvianka |
Pensamos en coger un barco que nos llevaba al siguiente tramo al norte del lago, pero nos traía de vuelta cerca de las 7, muy ajustado para coger la
marshrutka de vuelta a Irkutsk
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De vuelta a Irkutsk - Litsvianka |
Estábamos chorreando y el frío calaba hasta los huesos. además, visto lo visto en la carretera no nos apetecía hacer la vuelta de noche, por lo que desechamos la idea del barco y pagamos los 2€ del billete de vuelta.
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Tienda de pelucas - Irkutsk |
Una vez allí lo primero que hicimos fue comprar un par de jerseys (que nos costaron como si hubieran sido unos Armani originales) en el mercadillo del día anterior, donde también localizamos una curiosa tienda de pelucas.
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Estación central - Irkustk |
Subimos hasta el hotel, recogimos las maletas y cogimos un taxi hasta la estación central de tren, donde habíamos llegado poco más de un día antes.
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Horarios - Irkustk |
Eran solo las 9 de la noche, y aun nos quedaban cerca de dos horas para salir. La estación estaba a reventar de gente.
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Estación central - Irkutsk |
Pero hacía bastante frio por lo que el andén se encontraba vacío, por lo que aproveché para hacer unas cuantas fotos.
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Tren transiberiano - Irkutsk |
Las piedras blancas que se encontraban entre via y via y el cielo encapotado daban una imagen perfecta de como debe ser la estación nevada en pleno invierno.
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Tren transiberiano - Irkutsk |
Localizamos nuestro vagón, y salimos a cenar a la calle, primero buscamos algún puesto de los muchos que se encontraban en la puerta.
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Estación central - Irkutsk |
Pero debido a que todavía parecía de día, no nos hacíamos a la idea de que casi eran las 10 de la noche, por lo que todo estaba cerrado, y tuvimos que cenar en la misma estación.
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Restaurante en la estación - Irkutsk |
Finalmente llegó la hora de subir la tren, eran las 22:30 e íbamos a salir puntuales. Como habíamos supuesto desde fuera, el interior era similar al de la primera vez, lo cual fue una pasada.
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Vagón 15 - Irkutsk |
Compartimos con dos personas, pero por primera vez en todo el viaje, el vagón estaba repleto de turistas, incluidos dos españoles, y en nuestro caso, teníamos en el compartimento a Lisa, holandesa, y Andresh, de Hungría.
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Andresh y Palma - Irkutsk |
Da gusto, una vez, poder tener una conversación fluida con alguien con quien compartes un espacio tan pequeño. A pesar de haber conocido a rusos bastante simpáticos, a veces los silencios se hacían bastante incómodos.
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Anochecer - Transiberiano |
Por fin arrancamos mientras comenzaba a anochecer sobre el Baikal (la via prácticamente lo bordea), lo cual fue un espectáculo. Ibamos rumbo a Ullan Bator, la capital de Mongolia, aunque lo que tenía en la cabeza era Naushki y Sukhbaatar, las dos ciudades fronterizas donde me pedirían el pasaporte, que llevaba roto, algo en lo que no había querido pensar hasta aquella noche.
Continua en Diarios del Transiberiano (Parte 4)
Será que uma sexagenária sudável pode fazer esta viagem?
ResponderEliminarPor supuesto! Solo hay que tener ganas, y sobre todo, paciencia para hacerte entender sin saber hablar ruso. Saludos!
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