Norte de Marruecos

- Fecha: Del Viernes 4 de Diciembre al Martes 8 de Diciembre de 2009 (4 DIAS)
- Paises: Marruecos.
- Ciudades Visitadas: Tanger, Asilah, Larache, Casablanca, Rabat, Mekines, Fez, Chaouen.
- Medio de Transporte: Coche, Barco.
- Acompañantes: Palma
- Presupuesto aproximado: 200€

El Itinerario

Mapa de la ruta
A pesar de ser de Ceuta, ciudad fronteriza con el Marruecos, nunca me había atraído en exceso la idea de hacer un viaje de placer por el país vecino. Lo único que había hecho con anterioridad era visitar las playas de Restinga (dirección Tetuan) con mi familia cuando era pequeño, y visitar contadas veces con amigos los mercadillos de Castillejos en fin de semana. 

Suelo ser bastante desconfiado a la hora de viajar, y viviendo en Ceuta escuchas muchas historias relacionadas con pérdidas de pasaportes, intentos de robo, todo aliñado con una policía más pendiente de cobrar sobornos e inventarse multas de velocidad que de echar una mano. De todo eso, lo único que había experimentado era lo de las multas de velocidad, algo nada agradable tener que estar metiendo dirhams entre los papeles del coche para agilizar tramites.

Los Viajeros
Por eso, cuando hablando con Palma sobre hacer algo en el puente de diciembre propuso Marruecos, tenía mis dudas. Tras comprar una guía del país y echarle un rato, la cosa fue tomando color, por lo que a pesar de ser solo dos, puesto que a nadie más le atraía la idea, decidimos probar suerte yendo sin reservar ningún hostal, ya que no teníamos muy claro hasta donde queríamos bajar. 

DIA 1

Ese año ya no trabajábamos juntos, por lo que el punto de unión era Granada. Allí quedamos para comer con Blas y Jose Miguel, y a eso de las 5 de la tarde pusimos rumbo a Algeciras. La idea era hacer noche en mi casa en Ceuta. Para no variar, la combinación de barco entre Algeciras y Ceuta no cuadró a la primera, por lo que llegamos a casa más de las 9. Como estábamos cansados y teníamos intención de salir temprano al día siguiente, decidimos cenar allí y acostarnos a una hora prudente.

DIA 2

A las 7 de la mañana estábamos saliendo de casa, listos para cruzar la frontera. 

Amanecer en Ceuta

Normalmente hay unas colas enormes, pero a esa hora, y al ser sábado, no hubo problema. Rellenamos nuestra carta verde, (a la que también hay que dar de baja a la salida) y los pases de entrada y empezamos atravesar el puerto de montaña de "Jbel Musa", o "La Mujer Muerta" como se la conoce en Ceuta.

Jbel Musa desde Ceuta
Tras pasar el puerto de Tanger Med, gigantesco puerto de mercancías que se encuentra justo detrás del puerto de montaña, llegamos a la turística Tanger.

Exteriores de la Kasbah - Tanger
Era demasíado temprano, habíamos tardado una hora, y teniendo en cuenta que Marruecos tiene el horario europeo, volvían a ser las 7:30 de la mañana, por lo que nos encontramos una ciudad prácticamente desierta, sin vendedores de los que te hacen imposible dar un paseo.
Un paseo por la medina - Tanger
Era demasíado temprano, habíamos tardado una hora, y teniendo en cuenta que Marruecos tiene el horario europeo, volvían a ser las 7:30 de la mañana, por lo que nos encontramos una ciudad prácticamente desierta. Comenzamos por un paseo por la medina, que estaba prácticamente desierta, excepto por algunas mujeres que comenzaban a salir de sus casas.

Arquitectura - Tanger.
Tras cerca de una hora caminando por los estrechos callejones que producían formas imposibles en los edificios, salimos a una especie de paseo marítimo, en lo alto del cual estaba el Café Hafá

Desde el Cafe Hafa - Tanger
Desde las terrazas de la tetería se puede ver prácticamente toda la costa de Tarifa y donde tomamos un riquísimo té con hierbabuena.

Café Hafá - Tanger
Luego fuimos buscando el zoco, ya la ciudad comenzaba a tener más vida.

De camino al Zoco - Tanger
Estuvimos paseando, primero por el mercado de alimentos, donde predominaban frutas, verduras y especias.

Verduras - Tanger
Y más tarde pasamos a la parte de tejidos. A esa hora estaban todavía abriendo, por lo que pillábamos casi desprevenidos a los vendedores, que no se molestaban mucho en intentar que compráramos pues estaban bastante entretenidos montando los tenderetes.

Tenderete - Tanger
Por último, y para despedirnos de la ciudad, salimos del zoco por la puerta que daba a la plaza 9 de Abril, uno de los centros neurálgicos de Tanger, atestada de taxis hasta las trancas.

Plaza 9 de Abril - Tanger
Ahí dimos por finalizada nuestra visita a Tanger, pues solo era un lugar de paso ya que habíamos planeado llegar hasta Rabat. De camino al coche pudimos experimentar lo que es la ciudad en un día normal, pues casi coincidimos con la llegada de un barco de Tarifa con todos los relaciones públicas esperando ansiosos a los turistas. Por suerte pudimos desaparecer antes de tiempo.

En el camino, no pudimos resistir la tentación de parar en Asilah, un pequeño pueblo costero del que había oído hablar a varios amigos.

Entrada de la medina - Asilah
El contraste con Tanger es brutal. Fuimos directamente a la Medina, que está pegando al mar y está completamente pintada de blanco y azul. 

Medina - Asilah
Al mismo tiempo, muchas partes se encuentran decoradas con pinturas modernas.

Arte en la medina - Asilah
Combinado con que en algunas zonas se puede escuchar las olas del mar rompiendo con los muros, Asilah es un lugar perfecto para venir a relajarse.

Vistas desde la medina - Asilah
Antes de irnos, nos encontramos con dos individuos con los que nos habíamos cruzado varias veces a lo largo del paseo. Por fin se lanzaron y nos preguntaron cuanto hachís estábamos dispuestos a comprar. Tras comentarles que no íbamos buscando eso, se dieron la vuelta sin decir nada y desaparecieron. 

Se acercaba la hora de comer por lo que paramos en la vecina Larache, ciudad que contrastaba (y mucho) con la anterior visita. 

Plaza de España - Larache
El centro de Larache está muy descuidado, las fachadas de los edificios que rodean la Plaza España están bastante dejados. 

Kasbah - Larache
Tras dar una vuelta por el paseo marítimo (también bastante sucio) dimos con la Kasbah, que se encuentra encima del mar, pero también estaba en obras. Tras eso comimos en un tenderete de comida rápida que había en una de las siete calles que salen de la Plaza de España, sorprendentemente, por solo 2 € cada uno, incluyendo bebida. 

A eso de las 4 pusimos rumbo a Rabat, donde pensábamos pasar la noche. Sorprendentemente, y a pesar de que por los arcenes había todo tipo de animales y personas deambulando y en bicicleta, las autopistas están en perfecto estado, y los peajes están al alcance de cualquiera, por menos de 1€ en algunos tramos de 100km.

El caso es que al ver que habíamos llegado a Rabat un par de horas antes de lo esperado, decidimos continuar hasta Casablanca, que en principio había quedado fuera de nuestros planes. Allí topamos con la ciudad más grande que habíamos visto hasta el momento, por lo que tuvimos que tirar de guía para localizar un Hostal.

Hostal Foucauld - Casablanca

Como era bastante céntrico y parecía limpio, nos quedamos en el Hotel Foucauld, por solo 6€ cada uno. Echamos unos 30 céntimos para la zona azul, y a las 7 de la tarde teníamos alojamiento y el coche aparcado hasta el día siguiente.

La primera visita, al Rick's Café, el mítico local ambientado en la película de Casablanca, con música en directo.

Rick's Cafe - Casablanca
Tras un rato bastante agradable en el que pudimos relajarnos un poco después de la intensidad del dia., volvimos a salir a la calle, y siguiendo la avenida que dejaba a la derecha el puerto, fuimos a ver  la Mezquita de Hassan II de noche, pero cuando nos acercamos al barrio, decidimos que quizá no era el mejor sitio por el que pasear de noche.

Tras eso, volvimos a la zona del hotel, pero en lugar de rodear la medina, pensamos que lo mejor era atravesarla para ver que tal de noche. Esa fue quizá, la mejor experiencia del viaje. Jugaba el Barcelona, y por todas partes había salones llenos de forofos viendo el partido como si fuera el último, a la vez que las mujeres se reunían en otras salas o en las puertas de las casas. Camisetas del Barsa por todas partes y niños jugando con trapos a los que les prendían fuego, y lo que era más raro, ni un solo turista, aunque en ningún momento tuvimos sensación de inseguridad.

Vida Nocturna - Casablanca
Por último tomamos un refresco en un bar del centro y pudimos ver como actuaba con contundencia la policía con un señor que parecía más colocado de la cuenta.

Hotel Foucauld - Casablanca
Cuando llegamos al hostal a eso de las 11 y empezamos a ver en la guía que hacer al día siguiente, leímos que no se aconsejaba absolutamente nada visitar la medina de noche, pues podía ser peligroso. No nos arrepentimos de nada, pues como dije anteriormente, pudimos ver la vida nocturna de la ciudad en estado puro.

DIA 3

A las 8 de la mañana volvíamos a estar en pie. En el hostal no había nada de desayuno así que nos echamos a la calle a buscar algo de comer. Siguiendo a un lugareño, fuimos a parar a un puesto callejero en el que compramos una barra de pan y un par de quesitos de "La Vaca que ríe" que nos tomamos con un zumo camino al puerto.

Pescado fresco - Casablanca
Allí encontramos a varios pescadores con el género recién sacado en cajas. Dimos un par de vueltas y pusimos rumbo a la mezquita de Hassan II, de las pocas que tienen visitas organizadas y la segunda más grande del mundo.

Mezquita Hassan II - Casablanca
El barrio que la rodea tenía mucha mejor pinta de día, no como la noche anterior.

Arcos Mezquita Hassan II - Casablanca
Otra de las características que hace esta mezquita especial es que está construida justo al lado del mar.

Vistas desde Mezquita Hassan II - Casablanca
Estuvimos esperando una media hora, en el patio exterior.

Patio exterior Mezquita - Casablanca
Finalmente, por unos 12€ pasamos al interior en la visita de las 10 de la mañana.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Nada más pasar y descalzarnos, la primera impresión no tenía nada que ver con la grandiosidad que se intuía desde fuera con techos encofrados muy bajos.

Nave Central Mezquita Hassan II - Casablanca
Sin embargo, tras pasar ese primer techo de la sala, fuimos a parar a la nave principal, con techos altísimos y una decoración más parecida a lo que había imaginado.

Mezquita Hassan II - Casablanca
Tras pasear un rato libremente por el interior, bajamos a la parte de los baños, con sus fuentes.

Baños Mezquita Hassan II - Casablanca
Para acabar saliendo al exterior tras una hora de visita, en la que a diferencia de muchas otras visitas a templos religiosos, pudimos hacer fotografías sin ningún problema.

Tras la visita, eran casi las 12, así que volvimos a por el coche para acercarnos a Rabat. Estaba a menos de 1 hora y la carretera estaba en perfecto estado, por lo que antes de la 1 ya teníamos aparcado el coche y estábamos caminando por la medina.

Medina - Rabat
La ciudad tiene un ambiente mucho más europeo que el resto de lugares visitados hasta ese momento. de primeras, nos acercamos al mirador de la Kasbah des Oudaias.

Mirador Kasbah des Oudaias - Rabat
De ahí nos acercamos a los Jardines Andaluces, que se encontraban bastante cerca.

Jardines Andaluces - Rabat
Y nos metimos de lleno en el zoco, que a decir verdad, era bastante más civilizado que el de Tanger.

Zoco - Rabat
Por suerte, los comerciantes dejaban que olisquearas libremente por sus puestos, invitando amablemente a probar algunas prendas.

Negociando - Rabat
Para continuar la visita a la capital, era imposible pasar por alto nuestra visita al Mausoleo de Mohammed V.

Entrada Mausoleo Mohamed V - Rabat
Una vez dentro, me encontré con una de esos monumentos que había visto cientos de veces en fotografías y no sabía ubicar.

Mausoleo Mohamed V - Rabat
Tras pasear un rato por la explanada nos acercamos a ver la tumba del rey.

Tumba Mohamed V - Rabat
A la salida, un miembro de la guardia real que era bastante amable, permitió hacerme una foto con el.

Guardia Real - Rabat
Ya por último, y para despedirnos de Rabat, decidimos darnos un atracón en una pizzería cercana al mausoleo, donde discutíamos cual iba a ser el siguiente paso, si Mekines o Fez.

Atracón - Rabat
Finalmente, optamos por continuar el viaje hacia el este, dirección Meknes. Según la guía, lo mejor de Meknes era su zoco, y a la hora que era, menos de las cuatro de la tarde, pensamos que llegaríamos a tiempo de hacer una breve visita, así que en menos de dos horas por autovía, con un paisaje mucho más desértico, estábamos en la ciudad.

Bab el Mansour - Meknes
Aparcamos muy en el centro, prácticamente en la Plaza el Hedim, frente a la puerta Bab el Mansour. El ambiente a esa hora de la tarde en la enorme plaza era bastante relajado, aunque no por eso iba a haber menos comerciantes ofreciéndonos todo tipo de productos.

Plaza el Hedim - Meknes
Desde la misma plaza, accedimos al zoco cubierto, que aunque enfocado al turista, quizá por la hora que era, estaba lleno de nativos haciendo las últimas compras del dia.

Zoco cubierto - Meknes
Es un sitio para perderse, y es lo que hicimos, aunque sin quererlo. Por suerte volvimos a dar con la salida, aunque por un sitio bastante alejado de donde habíamos entrado.

Midiendo - Meknes
A eso de las 7 de la tarde, nos encaminamos hacia el destino final del día, Fez. Llegamos a las 8, y tras negociar un rato con los gorrillas que cuidaban el parking descubierto, pudimos aparcar cerca de la entrada de la medina, donde dimos con el Hotel Cascade. Ni que decir tiene, que no era el mejor alojamiento del mundo, pero estaba en la medina, y estábamos cansados, así que ni lo pensamos.

Hotel Cascade - Fez
Salimos a cenar por la zona, en un restaurante típico, luego salimos a pasear por la Medina, que se encontraba desierta por la noche. Nada comparable a perderte de noche en un laberinto como ese, es como volver a la época medieval.

Al principio da cierta sensación de inseguridad, pero al poco tiempo descubres que los pocos que te encuentras van a su aire, aunque si que nos encontramos a un par de relaciones públicas que nos ofrecieron prostitutas, uno de ellos especificando menores de edad.

Por último tras descubrir que los pocos sitios para tomar algo de cerveza o vino nos obligaban a tomar un menú carísimo, decidimos volver al hotel y descansar para aprovechar la ciudad a la mañana siguiente.

DIA 4

Esta vez desayunamos enfrente del hostal, y al momento nos echamos a patear todo lo que pudimos de la medina más impactante que había visto en mi vida.

Medina - Fez
Comenzamos bajando por las empinadas cuestas hacia la parte más baja, y en el camino encontramos uno de esos talleres en los que tiñen pieles.

Teñidores - Fez
El olor era prácticamente insoportable, así que tras tomar las fotos, continuamos nuestro camino.

Artesanos - Fez
Ibamos cruzando con distintos talleres artesanales, hasta que llegamos a la parte más baja del laberinto.

Vistas desde el sur - Fez
Desde allí, metido en el centro de todo el meollo, no se es consciente de la inmensidad de calles que componen el conjunto.

Medina - Fez
En lugar de volver a subir, decidimos subir a una colina para observar la medina desde otro ángulo, así que tras salir por otra puerta, fuimos a parar a un antiguo cementerio.

Cementerio - Fez
Ya desde lo alto, obtuvimos otras vistas distintas del conjunto.

Vistas - Fez
Luego, aunque llevó más tiempo del esperado al principio, volvimos a lo alto de la ciudad antigua rodeándola por el rio, al este, hasta que encontramos una puerta lateral por la que volver a entrar.

Puesta del Este - Fez
Finalmente, regresamos al hostal a por nuestras cosas, y abandonamos la medina por la Bab Boujloud 

Bab Boujloud - Fez
Y fuimos a almorzar a la ciudad nueva, que no tenía nada que ver, ni por supuesto el encanto, de la ciudad más impactante que habíamos visitado en todo el viaje.

Vista Panorámica - Fez
Antes de irnos, rodeamos en coche la ciudad por la parte más alta, por una especie de circunvalación, desde donde obtuvimos la panorámica más completa.

Ruinas - Fez
Tras esto, pusimos rumbo al norte, queríamos llegar a Chaouen, y teníamos la opción de deshacer el camino hecho para volver por autovía, o por el contrario, atravesar por carreteras secundarias. Optamos por la segunda opción.

Desde la carretera 506 - Fez
Al principio no estaba tan mal, echamos por la carretera 506, pero cuando llegamos a un cruce, encontramos a un par de gendarmes y nos dijeron que si estábamos seguros de lo que íbamos a hacer, puesto que el asfalto estaba en mal estado. Tras explicarle que íbamos a Chaouen, se rieron y nos dijeron que allá nosotros.

Carretera 506 - Fez
Los paisajes desérticos y montañosos son únicos, y contrastan de manera única con los baches, que hacen que puedas llegar a perder la cabeza en ciertos tramos. 

De camino a Ouazanne - Fez

Tras casi tres horas de viaje en los que pensamos que el pobre C4 iba a petar, decidimos hacer una parada para tomar un refresco en Ouazzane.

Ouazanne
Ahí ya nos topamos con un señor que pretendía ser más amable de la cuenta con el fin de conseguir dinero a cambio por ofrecer ayuda innecesaria, quizá era el cansancio acumulado, pero el nivel de tolerancia a esas alturas había bajado un poco, por lo que en cuanto pudimos nos quitamos de en medio para continuar hasta Chaouen.

Entre Ouazanne y Fez
Por suerte, el último tramo de carretera era bastante más amable. A eso de las 7 llegamos a nuestro destino, pero nada más bajar del coche, ya teníamos a varios nativos que hablaban perfecto español ofreciéndonos hachís. Al ver que les ignorábamos, comenzaron a lanzar improperios al más puro estilo, "vuélvete a tu mierda de país, que aquí viene la gente de buen rollo". En cualquier otra ocasión, lo hubiera ignorado, pero con el cansancio que llevaba encima, cayó como un tiro.

Murallas exteriores - Chaouen
A pesar de la mala entrada, lo agradable del lugar hizo que nos olvidáramos y nos dedicáramos a buscar alojamiento.

Callejeando - Chaouen
El sitio era precioso, pero la presión de los vendedores (legales e ilegales) era constante, y eso sumando a que no quedaran habitaciones en ninguno de los hostales que preguntamos, hizo que tomásemos una decisión de última hora.

Callejeando - Chaouen
Estábamos a menos de 2 horas de Ceuta, y gran parte de camino era autopista de peaje. Yo aun no había conducido ese día, y en cierto modo, teníamos ganas de tomarnos unas cervezas y unas tapas a la española. Ese último pensamiento fue el que nos hizo decidirnos a volver a coger el coche.

Plaza Outa el Haman - Chaouen
En 45 minutos estábamos en Tetouan, que era el enlace con la autopista, y media hora después estábamos en la cola para cruzar la frontera. Dimos de baja la carta verde, e hice una llamada a mis padres, para avisar que esa noche dormíamos allí.

Tras dejar las cosas en casa, nos echamos a la calle a tomar unas tapas en El Pacho, y más tarde unas copas en el Café Miró, para celebrar el éxito del viaje.

DIA 5

Madrugamos, y a las 10 de la mañana estábamos cogiendo el barco.

De vuelta a la península
El viaje de vuelta fue sin novedad y a eso de las 4 de la tarde, tras comer por el camino estábamos en Granada, con el resto de la tarde para descansar.

   "Este primer viaje a Marruecos me sorprendió gratamente, sobre todo porque pude disfrutar de un país que, por culpa de los prejuicios, había mantenido al margen durante toda mi vida. A pesar de lo acontecido en Chaouen, esto no pudo empañar la amabilidad de la gente con la que habíamos tratado, incluyendo a la policía que, en todo momento se mostró dispuesta a colaborar en todo lo que le pedimos. Por otro lado, fue el primer viaje que hicimos solo dos personas, y lo que en un principio parecía un impedimento se convirtió en una ventaja a la hora de tomar decisiones y de encontrar alojamiento."



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